En Sueño Profético
decían:
Para hablar de Dios,
tienes que sentir a Dios dentro de tu mismo cuerpo. Que este sentir lo dices
según tu comportamiento. Comportamiento que enseña todo lo que manda el Cielo.
Dijo uno:
Si hablas de Dios y no Lo
llevas por dentro, puedes hacer mucho daño, porque la palabra queda sin acción,
que es la que valora a la palabra. La acción bien hecha pone el letrero.
Dios siempre despedía a
sus Discípulos con estas Palabras:
“Que
os conozcan que sois mis Discípulos por el comportamiento. Lo último que sean
las palabras. Las palabras pueden ser repetidas por fariseos. La acción y el comportamiento
no pueden ser fingidos, porque su camino es corto y con protestas”.
Desperté, oí:
Fueron conocidos los
Discípulos de Jesús porque en lo que hacían veías a su Maestro.
Llevaban fuerza y eran
humildes en su Enseñanza.
Usaban la humildad para
el que quería oírlos.
Y sacaban la fuerza para los
que no los creían porque no sentían Amor de Dios en sus cuerpos.
Oyeron muchas veces: “¿Vosotros
tenéis trato con Jesús de Galilea? Porque a mí me han hablado de Él, y vosotros
me lo estáis recordando”.
Esta era la grande
alegría para cuando llegaran: contarle a su Maestro que habían sido conocidos
como Discípulos suyos.
Si hablas de Dios,
llevando su Amor por dentro, tu acción va contagiando, dando escándalo y
silencio.
Aprende de los Discípulos,
y que te nombren a Dios por tu buen comportamiento.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C8
Que así sea! 🙏
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