En Sueño Profético decían:
No hay alegría mayor que la que
baja del Cielo. No hay alegría mayor que llamen al Elegido –siendo médicos–
para que Dios haga la curación. Y ya, esta alegría, pregona el nombre de Dios.
Dijo un espíritu de Dios:
Esta curación ha sido Poder de
Dios con el nombre de milagro. Que esta palabra le molesta a todo el que
pertenezca a esta carrera de médicos. Cuando ellos deberían pensar y decirle al
enfermo: “Vamos a pedirle a Dios que yo mande bien lo que más cure”. Y que el
enfermo obedezca, aunque le molesten los caminos que tome el médico.
Repetían mucho en la Gloria estas
palabras:
No hay alegría mayor que la que
baja del Cielo. Esta alegría tú la pides con tus hechos. Que estos hechos salen
por fuera por ser mando de espíritu, que es lo que Dios tiene en su Reino
prometido.
Desperté, oí:
No se iban los pensamientos
pensando en los médicos.
Todo lo que baja del Cielo es
bueno, aunque el que no entienda de espíritu no lo comprenda y crea que el
sufrimiento es Mando del Cielo.
Que no es Mando, es Permitir. Que
a veces el Permitir no lo entiende el hombre.
Este Permitir es para enseñar
cómo de Dios hay que hablar.
Que esto se puede ver en este
Elegido que Dios le da Mando para que enseñe de esta Gloria lo que a él ya le
enseñaron.
Tu petición siempre es con
confianza y con alegría.
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Libro 47 - Dios no Quiere, Permite - Tomo VI - C5
Es Dios El que cura, es Dios El que guía,es Dios el Único que puede levantar con vida al que lleva varios días en la sepultura.
ResponderEliminarFue en la Resurrección de Lázaro donde más pudieron ver El Poder de Dios.