En Sueño Profético decían:
Si pudieran quitar los espíritus
del mal las alegrías que Dios te da, ya Esto no hubiera seguido igual que el
primer día en el que Dios se te comunicó para que Esto se cundiese donde hay
suelo y hombres.
Dijo uno que cuando vivió con
cuerpo conoció a los espíritus buenos y malos:
Yo pronto notaba el que su
espíritu era para Dios o para el Demonio. A veces me daba lástima, porque veías
persona buena para la Tierra, pero de la Gloria no te admitía muchas palabras.
Estaban horas y horas hablando de la naturaleza, de los talentos de la Tierra,
de la cultura que el adelanto ha puesto. Con estas palabras se pasaban los
días, y a mí me ponían inquieto y Perdón a Dios Le pedía. Porque Le pedía a
Dios que los pusiera inquietos, pero sentados, sin moverse, arruinados.
Este pensar que yo tenía duraba
poco.
Desperté, oí:
El espíritu que ama, busca Paz, y
siempre, su consejo, si sufre, es éste: “otros sufren más que yo”.
La ira y la soberbia no saben
cómo hacer en él su actuación.
Y ves que tapa el sufrimiento
para que no culpen a Dios.
Los espíritus que no son de Dios
cogen a los buenos porque no están llenos de Dios.
Y ya, los malos de sentimientos,
abren las puertas del espíritu con falsedad, ofreciendo su tiempo y su dinero
para hacer daño.
Decían en la Gloria, que aquí han
intentado hacer daño de muchas maneras.
Los que están aquí unidos que no
dejen este camino.
Camino del Cielo a la Tierra y de
la Tierra al Cielo.
Que sin este camino no pueden ser
hombres buenos.
***
Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C7
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