En Sueño Profético hablaban de olvidar lo que querías y ya no
tienes.
Dijo una mujer:
El que olvida,
no amó a Dios,
ni quiso a lo que decía que quería.
El que olvida,
es que piensa que está muerto.
Al que ama a Dios,
le da vida el recuerdo
de lo que Dios se llevó,
pero un recuerdo pensado
con Paz, con fuerza;
que el recuerdo te da la vida,
la misma vida, ésta Eterna.
Dijo otra:
El recuerdo de lo que quieres,
te da compañía, te hace fuerte,
te sirve para que vean
que recuerdo está presente;
te sirve para que recuerde
el que viva indiferente,
que todo esto es Dios;
después, recuerdo te viene.
¡Es tan difícil explicar
este sentir al que no siente…!
¡Es tan difícil amar
y saber que no se muere…!
Amar a este Dios del Cielo,
que tanto lo culpa el hombre,
que tanto se aparta de Él,
a sabiendas que se muere.
El que ama de verdad,
su confianza la pone
en que Dios está en medio
de lo que acaba y lo Eterno.
Lo Eterno es adorar,
y lo que acaba lo deja
en la grande Libertad.
Desperté, oí:
¡Qué cierto que te da vida
el vivir recordando a lo que
quieres!
Quieres, porque estás sabiendo
que no pasó, que es presente.
Que es vida ya llevada
por el que todo dispone.
Que no fue que tú quisiste,
que fue muerte que Dios quiere.
Estas mujeres vivieron
recuerdo, que es vivir vida,
cuando amas a lo Eterno.
Recordaban las Palabras
que Dios les dijo a las viudas.
Recordaban las leyendas
que algunos tenían escritas.
Dios les daba su recuerdo
y vivían las dos vidas.
No rompieron esta unión,
aunque materia no había.
***
Libro 14 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo II - C2
Es más fácil secar el mar con un soplo que olvidar a un ser querido que Dios unió a nuestra carne o al hijo que la unión dió.
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