En Sueño Profético decían:
El Amor a Dios hace Camino,
y Dios te pone caminantes
que quieran ir
contigo.
Si el que sigue no se cansa,
más trae a
este Camino.
Yo diría que si amas,
viene cansancio de cuerpo,
pero no de espíritu.
Cuando sientes este Amor,
el espíritu te lleva
y el cansancio
se dejó.
Este Amor busca la Paz,
y esta Paz forma la guerra,
porque donde falta Amor,
no comprenden
lo que este
Amor desea.
Dijo uno:
Yo oí mucho a
Teresa de Ávila, cuando la Tierra era el mundo para mi cuerpo, estas palabras: “El
Amor a Dios hace Camino, y ya te ves con compaña”.
En este
Dictado, todo son palabras de ella, habla ella y sus palabras siguen a ella:
Yo, para
explicar este Amor, cómo lo sentía y cómo lo había buscado, me ponía con
carácter, pero no era de enfado, era de querer hacer que todos a Dios quisieran
y que cogieran este Camino de alegría, y que olvidaran las penas.
Este Camino lo
andas y siempre con Él te encuentras: o te deja en éxtasis o sientes una
alegría con fuerza, que tú mismo te preguntas: ¿cómo yo tengo esta fuerza?
Desperté, oí:
Más me conocían,
que yo
conociera.
No sé qué señal llevaba
para que me preguntaran:
¿Tú eres Teresa?
Según era la pregunta,
así era mi
respuesta.
Según yo veía Amor,
así yo de Dios
les hablaba.
Mis palabras les quitaba
la risa que
llevaban preparada.
Este Amor, este Camino
y esta Cárcel sin centinela,
hace que todos te sigan
porque
silencio no llevas.
Yo, a veces,
lleno llevaba el Camino,
porque el silencio rompía
y sentía estas
palabras:
“Teresa, el silencio
nunca fue para
el Elegido”.
Lágrimas quería esconder
y no podía
sujetarlas.
Lágrimas dejé en la Tierra,
y sirvieron
para que a
Dios buscaran y amaran.
Hoy, mi espíritu a Dios ruega
para que haga siembra de Teresas
y que su Camino sigan,
aunque digan palabras como yo oí,
ofendiéndome y despreciando,
creyendo que yo mentía
sobre este Fuego puesto en mis labios,
que las Llamas salían del espíritu
y me quemaban los
labios.
¡Ay Palabras poderosas,
que el hombre
callar no puede!
¡Ay Palabras que dan vida
cuando del éxtasis
vuelves!
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C7
El Amor de Santa Teresa es de contagiar, lleva muerta para el mundo cientos de años, pues a pesar de los siglos Ella sigue contagiando.
ResponderEliminarEs buena Amiga y buena interesora pero que nombren a Dios como Ella lo nombra.