En Sueño Profético decían:
No hay cosa que te dé más sufrimiento,
que tú te sientas culpable
del sufrimiento de otro.
Este sufrimiento puede
que hasta te vuelva loco.
El sufrimiento que es tuyo,
que nadie te lo mandó,
endulza el sufrimiento
el que tú ames a Dios.
Pero si tú eres culpable
del sufrimiento de otro
–otra vez aquí repito–,
es para volverte loco.
Dos contestan a la vez:
¿Referimos los que presenciamos a
una familia del pueblo donde nacimos y allí no criamos hasta venir a esta
Gloria?
Esta familia tenía un sufrimiento
no suyo, éste era por otros que sufrían. Otro matrimonio tenía la parcela cerca
del matrimonio e hijos que tanto sufrían. Un día, la envidia les hizo hacer de
demonio, y prendieron fuego a la casa, procurando que murieran los pocos
animales que tenían, y quedó uno de los niños inútil por las quemaduras. Esta
familia vivía de su trabajo y de sus ahorrillos. Estos ahorrillos los hacían de
dos vacas de leche que abundantes litros daban y que los hijos pequeños
repartían. Éstos quedaron cobijados en una choza, pero vivían su vida por la
abundancia que tenían de todo el pueblo que allí iba. Los que sufrían porque
sabían que eran culpables de esto, siempre los veías tristes, siempre olías a
cementerio.
Desperté, oí:
Nadie supo por su boca
que ellos prendieron fuego.
Nadie pudo denunciar
para que pagaran el hecho.
Pero el pueblo lo sabía
porque había remordimiento.
La puerta de aquella casa
siempre la veían cerrada.
Si veían al chiquillo cojeando
y con su pierna arrugada,
cogían la calle hacia abajo,
cogiendo sitio cambiado.
Cuando el padre murió,
dejó un papel escrito
que decía esta inscripción:
De todos los bienes que tengo,
hago dueño a Sebastián,
ya que yo quemé su casa,
por quemar unos papeles
en los que yo le debía un dinero.
Claro te demuestra aquí,
que el sufrimiento es más grande
cuando el que sufre es por tí.
Que tú diste sufrimiento
porque no amaste Aquí.
***
Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C7
Que Mensaje! Es para enderezar conciencias y que el que guarda rencores y encono los vierta en el basurero, que no hay verdad más grande que lo dicta el Cielo.
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