En Sueño Profético decían:
No hay quien
pueda amar a Dios, sepa este Caso, y no acuda.
Y no hay quien
siga los pasos y diga: “es mentira”.
Aquí queda al
descubierto, como el que dice “tengo hambre” y desprecia la comida; o estar
cansado y no querer silla.
Dijo uno:
¿Quién oiría
campanas tocar y diría: “son campanillas”, cuando estés a metros del
campanario?
Hay cosas en
el hombre en las que se niega la disculpa cuando no es para hacer el bien,
entonces no es disculpa, entonces es Caridad.
Todo el que
este Caso lo ha tenido en sus manos y después se las ha lavado para que no vean
huellas, pudiendo coger el asta y ponerle bandera, que no interprete amenazas,
pero que en el Juicio Final el Tribunal de Dios espera.
La Justicia de
Dios no está en la Tierra. Sería Gloria corta y condena más o menos una
estación del año. Esto no es la Vida Eterna.
Desperté, oí:
Si el que puede llevar un Caso
(que está ocurriendo) Divino
a la Cabeza de la Iglesia,
no se niega, pero pone impedimentos,
es igual que
si lo niega.
Es no negar entrada
pero sí cerrar
puerta.
Y si el Dueño de la Gloria abre las puertas
para que sus Palabras salgan,
¿quién es el
hombre para detenerlas?
Si el hombre pensara en Dios
y en el mismo pensamiento
pensara en la muerte,
que la lleva de compañera,
no verías una mueca de alegría
y abundaría la
tristeza.
Que no crea en amenazas
el que este
Mensaje lea.
El hombre pide castigo
y Dios al
hombre lo niega.
La Tierra entierra su cuerpo
y Dios la
Gloria le cierra.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C6
Clara referencia al pecado de omisión.
ResponderEliminarCon este pecado a cuestas es difícil entrar al Cielo.
Porque priva al Dueño de todo que le den lo que le pertenece, Difusión y Alabanza