En Sueño Profético
daba Dios Enseñanza para el que quisiera luego aprenderla. Por eso esta
Enseñanza es sin clases ni precio. Ya se ve la clase en el que quiera saber lo
que Dios está diciendo. Y el pago es que la cunda aquel que la está
aprendiendo.
Aquí no se pone número,
los Doce no los pone Dios, fueron los que acudieron, pero sólo sirven once.
Dios deja al traidor que por monedas Lo vende. Que esto lo sabía Dios, que
estaba entre los Doce. Él ya avisa la traición y, a todos, la cara se les
cambia en sufrir, y no pueden contener las palabras: “Maestro, ¿soy yo?”. Y en
algunos rodaban lágrimas. El que hacía los doce, su cara era satánica, que no
se pudo saber hasta que Dios Hombre lo aparta. Lo aparta y lo deja, para que él
mismo diga: “Yo vendí al Salvador de los Hombres”. A Judas ven que se ahorca, y
Dios Hombre resucita. Resucita y su Cuerpo se lleva al Cielo. La tierra deja en
el sitio que había cubierto su Cuerpo.
Desperté, oí:
La tierra queda en la Tierra,
donde el mal esconde el
hombre.
Si el Cuerpo deja Dios allí,
aumentan los pecadores
sin el Perdón poder
pedir.
¡Con tantos que Lo conocieron,
qué número tan chico dijo:
“quiero Conocerte,
Maestro”!
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C6
Aunque hayan pasado dos milenios, el hombre sigue lo mismo.
ResponderEliminarSi no que hagan recuento en el sitio donde ha Mandado su Espíritu.