¡Cuánto bien le haría al mundo!

En Sueño Profético decían:

El Elegido cuanto hace, mayoría de veces, ya es mandado.

Y cuando habla, ya han hablado en él. Si así no fuera, sería punto de escándalo, y estos Escritos ya habrían salido en todos los sitios de difusión, con letras grandes, desmintiéndolos teólogos y literatos que tienen fama por el hombre y están fuera de serie.

Pues estos hombres guardan silencio por estudios que tengan, porque saben que estos Escritos no son de la Tierra.

Ya se ha dictado varias veces que quién haría un escrito 27 años, día a día, de todos los temas que el hombre vive y necesita hablar de ellos. Esto desafiando que se presente quien pueda corregir palabra o textos que en Gloria ya han dictado.

Silencio es la respuesta. Y silencio es el escándalo.

Esto debía ya estar en sitios de enseñanza, para que el hombre tuviera presente que hay otra Vida, que de esta Vida sus fronteras no tienen guardianes para favorecer o para hacer injusticias. Porque en las fronteras está Dios como en todas partes.

Desperté, oí:

¡Cuánto bien le haría al mundo

el saber que Dios vive en su Reino!

¡Cuánto bien le haría al mundo

el saber que lo que muere es el cuerpo!

Esto, aunque el hombre lo diga,

no le echa el freno por dentro.

Es la perdición del hombre

creer que sólo hay mundo de suelo.

Enseña que hay otro Mundo

que no necesita cuerpo.

No se puede obligar       

que el hombre a Dios Lo quiera.

Pero si tiene el deber

de enseñar de esta Vida sin suelo,

sin cuerpo, pero Eterna.

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Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C4