En Sueño Profético decían:
Las alegrías detienen el sueño, y
quieres decir: “Señor, yo esto no lo merezco”.
Ya que el espíritu está arrobado,
oye lo que dice el Mando de Dios en un espíritu de su Gloria.
Aquí las alegrías son repartidas,
por ser alegrías que vienen de Dios. En este Elegido, su vivir con alegría es
ver que tengan de sobra los que siguen estos pasos. Y ya las sobras se aumentan
y ella recibe salario. Un salario que crece como la copa del árbol.
El que esto no cree, no tiene
justificantes para decir que Dios aquí no esté hablando. Y sí se justifica él,
por no creer en Dios. Que éstos han seguido la vida del Elegido y no han podido
correr o borrar una sola letra del Mensaje.
Dios elige y premia al que
después esto reparte. Que esto lo pueden ver en todos los que aquí acuden,
porque creen y quieren servir a Dios en el Mando que les dé.
Desperté, oí:
Si haces el bien, Dios te da
Mando para que el Mando des.
Nombraban mucho en el arrobo
estas palabras:
¡Alegría de Dios, que no puedes
callarla!
¡Alegría de Dios, que esta
alegría contagia, acerca a Dios, y los sufrimientos ya enanos son!
Amarra las alegrías, que son las
que el espíritu del mal, de ellas te retira.
Con Paz y alegría te acercas a
Dios más que la noche y el día.
***
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C3
Bendito sea Dios,que su Alegría no nos falte ni tampoco su Compañía!
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