En Sueño Profético decían:
Si estás sano,
busca al enfermo. Y si estás enfermo, busca al sano.
Es más fácil que te
caigas si estás cojo, si a otro cojo vas enganchado. Pues si cojo no eres,
busca al cojo para ayudarle en los obstáculos. Esto en la vida del cuerpo.
En la Vida del
espíritu, si conoces el pecado, debes ir a buscar a aquél que veas pecando. Y
si haces vida en contra del pecado, entonces debes ir buscando al equivocado,
para hacerle comprender que vive vida de engaño, y puede que con razones lo
metas en el rebaño donde a Dios de Pastor tiene. Pero si vives pecado, ¿qué
palabras le vas a decir al que esté pecando?
Es de sentido
normal, que si tú retienes llanto, no te vayas a oír a otros que estén
llorando, porque en vez de dar razones para achicar el sufrir, tus palabras y
tu actuación harán el llanto más largo.
El manco le ayuda
al cojo, y el cojo le ayuda al manco, pero es uno de pierna y otro de brazo.
Desperté, oí:
Busca ayuda para tu sufrir
nombrando a Dios
del Cielo.
Quítale sufrir al que puedas
y de Aquí te
llegará Premio.
Porque la ayuda en el Prójimo
es cumplir un
Mandamiento.
Si estás sano, busca al enfermo,
y ya estarás a Dios
sirviendo.
Y si enfermedad tuvieras,
de espíritu o de cuerpo,
busca al sano
que su espíritu a
Dios sirva.
Dando de comer al hambriento
y al desnudo
vistiendo.
Pero si tú estás descalzo
y vas, para que te dé zapatos,
al que descalzo ves,
ni recibes ni estás
dando.
Esto es buscar al enfermo
cuando tú has
enfermado.
Y ocuparte del que vive
bastante adinerado,
cuando tú tienes lo
mismo.
No hay peso si la balanza
queda sin
movimiento.
Tiene que bajar un plato
cuando otro está
subiendo.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo VIII - C4
No hay comentarios:
Publicar un comentario