En Sueño Profético decían:
La duda te hace cobarde y la certeza te
da valentía.
La duda te retira del camino que vas a
coger y la certeza te empuja al espíritu y te hace fuerte.
La falta de seguridad puede que
perjudique a lo que es seguro, porque de seguro viene.
Dijo uno:
Aquí cuento un hecho que delante de mí
pasó, estando Dios de Hombre en la Tierra. Estaba el Maestro una mañana
repartiendo sus Palabras a sus Discípulos, en el punto que se habían citado, y
llegaron unos a preguntarle que si daban tal respuesta a unos que siempre
estaban buscando algún fallo al que no había nada más que Tratarlo, y a veces,
nada más que Verlo y ya Le veías el Dios.
Ya se oyó aquella Voz que firmaba:
“Vengo del Padre. Vosotros no estáis
preparados para que deis Palabras en mi defensa, porque tenéis dudas de que soy
Dios y he bajado a la Tierra para enseñar a vivir sin hacer pecados y a
perdonar al que pecó sin Conocerme y quiere mi Perdón”.
Y siguió diciendo:
“Si tú dices esas palabras, las que él te
conteste te harán cobarde por la duda que en Mí tienes, y al hacerte cobarde
perjudicas mi Enseñanza. Las personas que Yo mando con mis Palabras lloran
cuando la duda quiere entrarse en ellos. Pero vosotros conversáis con la duda,
y ya la duda habla”.
Y mirando y señalando al corro que
estábamos oyéndolo, dijo:
“Si queréis desprenderos de la duda
seguidme, como éstos Me siguen. Y ya, la certeza de la Verdad os hará fuertes
de espíritu y mi Padre os mandará Palabras que verán que no son vuestras, como
les dicen a mis Discípulos”.
Desperté, oí:
Con este final de Arrobo te da apetito de
seguir esta Enseñanza.
¡Qué cierto que la duda te hace cobarde
en preguntas y respuestas!
Los que al Maestro preguntan sabían poco
del Maestro, del por qué de su vivir buscando al malo y al bueno.
No habían oído su Voz ni de cerca ni de
lejos.
Tenían aquellos amigos que mal hablaban
del Maestro.
Y ellos quieren llevarles palabras en
contra de lo que dijeron.
Aquellos hablaban mal, y éstos viven sin
Ofenderlo.
Pero tenían sus dudas si sería Dios del
Cielo.
El Maestro no les da ni una palabra
siquiera, porque se harían cobardes cuando a los otros los vieran.
En cambio, si no hay duda, eres hombre y
eres fiera.
Y te salen las palabras como si Dios las
dijera.
Tienes que seguir a Dios para que Él
mande y tú aprendas.
Porque Él da sus Palabras al que sabe
defenderlas.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C2
La duda se va rápidamente cuando seguimos con ganas los pasos de Dios.
ResponderEliminarSi no hay ganas se albergan las dudas y todo lo que las acompañan.
Es también muy importante que meditemos las advertencias que nos da aquí el Señor, que su bajada a la tierra fue para Perdonar al que pecó sin conocerlo, con lo cual, mucho cuidado!