En Sueño Profético hablaban del arrepentimiento por Dios y del
arrepentimiento por el hombre.
Dijo uno:
Éstos son dos arrepentimientos
para el hombre. Para Dios hay sólo uno: el del espíritu. Aquí está la
diferencia del bueno que dice el hombre, al bueno que elige Dios.
Dijo otro:
El que se arrepiente de sus
faltas y de su mal comportamiento, primero lo sabe Dios, aunque el hombre no
vea nada. Y ya, el guiar de Dios, le dirá que lo diga con su forma de actuar,
en presencia y en palabras. Dios lo sabe, cuando tú Lo llamas, cuando tú dices:
“¡Dios mío!, ¿por qué seré así?, ¿por qué no Te amo?”. Y el hombre tiene que
ver y oír lo que tu espíritu le manda.
Aquí cuento yo el arrepentimiento
de una mujer que vivió puerta arriba de mi casa:
Trabajaba en los telares, y antes
de que anocheciera, buen cuidado tenía de cerrar la puerta, y ya no pisaba la
calle hasta ver el día, cuando pasaba la noche. Viendo mi madre que esta vida
hacía con pocos años y belleza, un día le pidió permiso a ella misma para
hacerle esta pregunta:
–¿Es luto por Amor que guarda, o promesa por alguien que está vivo?
¡Cambie un poco…! ¡Así puede enfermar…!
Después de esta pregunta le pidió
perdón. Y ya contestó con lágrimas antes que con palabras. Y enjugándose sus
ojos, dijo:
–He pecado tanto, que si esta vida no hago, no puede el hombre creerme y
puedo hacerle pecar. Éstas eran mis ropas –y sacó unos retratos de lujosas
vestimentas con adornos de pecado.
Desperté, oí:
Esta mujer llamó a Dios, teniendo
unos treinta y tantos años.
Era emigrante del pueblo
donde empezó sus pecados.
Y en el mismo pueblo
oye la Voz de Dios contestando.
Dice que sintió empujarle, diciendo:
Ya te has salvado,
pero vive en otro pueblo,
sin que te busque el pecado.
Y que tu desprecio sea
cundido y respetado.
Pero tienes que cambiar
en tu forma de vivir
y en tu forma de actuar.
Y ya verá el pecado,
que tú no quieres pecar.
Puede que el que no ha pecado,
no intente jamás pecar.
Esta mujer hacía vida
que te llevaba a adorar.
Su arrepentimiento fue
empezando a Dios a amar.
Y quería que el mundo viera
horrorizarle el pecar.
***
Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C3
Una historia ejemplar para la vida que hoy se practica en el mundo.
ResponderEliminarDios la condujo donde mejor estaría para el pecado aplastar.
Me ha gustado muchísimo la costumbre que tenía de salir tan solo con la luz del día.