En Sueño Profético
decían:
El hombre pocas veces habla de Dios como es Dios. El hombre
debería conocer las actuaciones de Dios por los sitios en los que Dios actúa, y
ya diría justas palabras de este Inmenso Dios, que mayoría de veces hablan de
Él comparándolo con el hombre y aconsejándole a su actuación. Esto es falta de
conocimiento de cómo es Dios.
Dijo uno:
Antes de enseñar de Dios, se debería exigir el practicar lo
que Él enseñó cuando vivió como Hombre. Él, al que no practicaba su Enseñanza,
le prohibía el nombrar su Gloria, el pronunciar “Dios del Cielo”, el que
nombraran a Dios de la Tierra, conocido por “El Maestro”.
Una mañana, al pasar por una calle de un pueblo, iba yo
detrás del Maestro que con sus Discípulos caminaba, esperándolos ya unos
cuantos de los más destacados del pueblo para que el Maestro les hablara de su
Reino, y el que creyera su Palabra nunca se sintiera sin Dios con Materia, y
sólo luego Espíritu, tendría más unión con Él por ser más Dios sólo Espíritu.
Fue pasar el Maestro por un grupo, y oír su Nombre a uno que tenía orden dada a
sus criados de que cuando llegara a su puerta un andrajoso, le echaran los
perros para se cundiera y nadie de esa presentación pisara las losas de su
grande portalón. Quedó el Maestro sin movimiento en su túnica, a pesar del
grande viento que hacía, y dijo: “Si
miras mi túnica y la comparas con las demás, ya sabes que soy Dios en la
Tierra. Lo mismo que obedece mí túnica, verás obedecer tu lengua. Has de querer
decir Dios, y tu lengua obedecerá a mi Mando. Tú no cumples el Amor que Yo
enseño, y mi Padre no te deja que Me nombres”.
Quedaron todos mirando cuando vieron el vendaval, y su
túnica se movía con majestad a sus pasos.
Desperté, oí:
Es lo primero que Dios te pide,
que el Prójimo sea tu espejo.
¡Qué grandeza hace Dios,
quedando todo en silencio!
El aire movía las telas
y árboles con su peso.
Su túnica respetaba,
y quedó sin movimiento.
La Enseñanza fue al pudiente,
pero todos recogieron
que antes de hablar de Dios
tienes que aprender sus Hechos.
Y una vez aprendidos,
no miras clase ni sexo.
Todo, hacerlo por Dios,
y enseñar con el ejemplo.
Cuando Dios oiga su Nombre,
que ya sea después de esto.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C1
Querer engañar a Dios haciendo ver que lo quieres,eso no permite Dios.
ResponderEliminarTarde o temprano,más temprano que tarde quedas al descubierto por no tener Amor que te avale.