En Sueño Profético decían:
El Amor a Dios te hace bueno
y te olvidas
del pecado.
El Amor de Dios desecha de ti
algo que viviste
que tu no creías que era tan malo.
Que tú no creías
porque iba el engaño
de espíritus malos.
El Amor a Dios
está en todos los lados,
él nada desecha,
tan sólo el pecado.
Dijo uno:
El Amor a Dios
entra por las puertas
del grande palacio
o la humilde
cueva.
Él, lo mismo acampa
en el catedrático,
que en el que su vida
la dedica al campo:
pastor, olivarero
o sembrador de
cosecha.
Si el año ayudó
a crecer el grano
que está escondido en la tierra,
el Amor a Dios
más aquí lo
encuentras.
Los pastores eran
siempre mi parada.
Notabas Amor a Dios
antes que
llegaras.
Desperté, oí:
No sé si era el pastor
o la lana y los corderos
los que te daban la Paz
y tú ya
mirabas al Cielo.
Y Amor de Dios
te traías al
pueblo.
Me ponía a hablar
de estos hombres,
y ya salía el amor tan grande
que le tenían
a los corderos.
Te nombraban a Dios
como si vieran Presencia
que comparte conversación,
y esperaban
respuesta.
Era vivir Amor a Dios
sin pedir
cuentas.
Yo llegaba a la ciudad
y nombraba al campesino
para que rogara a Dios
en el mismo
ruego mío.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7
Dios no tiene preferencias ni por chicos ni por grandes.
ResponderEliminarDios es Único en Poder y Amor, Dios que deja su Omnipotencia a un lado para salvar a la cordera que ve cerca del abismo.