En Sueño Profético decían Palabras que Dios dijo a sus
Discípulos. Unas los alegraban y se llenaban de fuerza, y otras los entristecían
cuando las pensaban. No podían comprender que Él dejara que Lo mataran con
tanto como ellos Lo querían. Pero en el querer, Él a ellos, los superaba, como
Dios que era. Si quería acercar a los que estaban lejos, ¿cómo querría a los
que su Mando con alegría esperaban? Pero tenía que dejar ver al que Lo quería y
no podía pasar sin su Presencia. El que estaba pecando y dejó el pecado, y el
hipócrita con el traje de fariseo, todos quedaron al descubierto cuando vieron
Resurrección en su Carne destrozada, y el sitio que Lo enterraron, sin su
Cuerpo. Que luego se presentó y se sigue presentando con el mismo Cuerpo al espíritu
que a Él quiere, para que vean que no está muerto.
Esta pregunta fue de un Discípulo:
–Maestro, cuando Tú ya no estés, ¿cómo podremos entendernos?
–Pensando que Yo os estoy viendo.
–Si alguno cambiara a vivir sin mi
Presencia, ni será ya mi Discípulo, ni Yo soy su Maestro.
Desperté, oí:
Fue muerte de cuerpo cómo quedaron los Discípulos cuando
vieron el sitio de haber estado el Cuerpo, la tierra movida y que allí no estaba
su Maestro.
Pero lloraron más cuando Lo vieron como si no Lo hubieran
matado, con sus mismas Palabras y con su mismo Mando.
Su Presencia la vivían y obedecían su Mando.
***
Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C6
El hipócrita cambia la actitud según su conveniencia
ResponderEliminarEl Amigo de Dios es siempre igual,no actúa, vive la Presencia de Su Creador hasta en los mínimos pensamientos porque vive para Amar.