En Sueño Profético yo decía:
“Señor,
gracias por publicar el Libro. Cuando lo lean, no hablaran de mí, hablarán de
Ti. Yo jamás podría poner ni un “Sueño”, si Tú no me lo hubieras dictado.
Señor, el que quiera oírte a Ti y me oiga a mí, ve que eres Tú. Señor, tus
Frases son únicas; mis boca las dice porque Tú pones las Palabras”.
Había
allí varios, y dijo uno:
Nosotros,
cuando íbamos hablando en el Nombre de Dios, las palabras eran pedazos de
Gloria, y en estos pedazos iba Dios, razón para parar a muchedumbres y que nos
siguieran los pasos, agregándose, por donde íbamos, a nuestra predicación. Dios
quería extender por todo el mundo, que se había cumplido la Profecía: que Dios
vendría a vivir de Hombre y entre los hombres; que su Venida era para enseñar a
que el hombre se amara como a él mismo.
Desperté, oí:
Hoy
quiere Dios que el hombre vea que Él sigue entre el hombre.
Esto,
para que llegue a todo hombre, tiene que ser publicado, y esta Publicación es
la que quiere Dios.
Con
la Publicación, tu sufrimiento aminora.
Los
Libros, habrá quien los lea, los lea y acabará con frases permanentes en su
memoria.
Frases
tan llenas de Gloria, que aquel que las oiga, asegura que deja de pecar.
Si
ya se hubiera publicado, ¡cuántos no hubieran pecado!
LOS ONCE
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - C6
Así es!!! La mejor vacuna para evitar el contagio del pecado es la Palabra de Dios y aquí la tenemos en abundancia.
ResponderEliminarUn Amén al Mensaje que llegue al Cielo! 🙏🙏🙏