Si amas a Dios, haz lo que Él hizo

En Sueño Profético vi una nave, y muchos sentados alrededor de una mesa. Estaba Dios Hijo. Dos o tres veces llamaron a la puerta; entraban hombres, se ponían delante del Maestro y decían:

   –¡Maestro, contigo estamos! –y ya se sentaban en sus sitios.

Llamaron otra vez a la puerta, y el que salió a abrir empezó una fuerte discusión. Viendo el Maestro que distraía la atención de todos y que no entraba nadie, se levantó e hizo pasar a una mujer que ya se iba. Cuando la tuvo delante de todos, dijo estas Palabras:

   –¿A quien buscas tú?              

Contestó esta mujer:

   –Quiero estar cerca del Maestro, para que su Presencia purifique mi espíritu, y aquí Le traigo un presente. –Y dejó en sus Pies como un líquido, se inclinó de rodillas y convirtió sus ojos en veneros, de los que brotaban sus lágrimas a manera de surtidor.

Entre todos estos invitados había diversas opiniones, y poniéndose el Maestro de pie, dijo refiriéndose a todos:

   –No os extrañe que mi amistad se la dé al que haya mucho pecado. Guardad esa extrañeza para cuando Me veáis con el que esté pecando, pues os aseguro que la tendréis guardada, no hasta el fin del mundo, ni hasta la eternidad, aún más, después permanecerá guardada. Yo tengo que cumplir la Misión que Me dio mi Padre: “Ve y cura al espíritu que tiene la enfermedad del pecado”. El que no sane, sea por culpa del mismo hombre. Al que quiera la Gloria de mi Padre, mi Padre Allí lo espera.

Desperté, oí:

Cuando uno que mucho haya pecado busque al que pecado no tenga, éste que lo abrace como el que abraza a Dios.

Dios tiene en su Reino grandes pecadores, pecadores que luego doblaron el grande Amor al Hijo del Hombre. 

Si amas a Dios, haz lo que Él hizo, y contentarás al Padre.

Padre de Dios, a quien el Padre mandaba mientras vivió con Materia.

Cuando subió a los Cielos, ya es la misma Voluntad.

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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo I - C8