miércoles, 22 de junio de 2022

Los tiempos

En Sueño Profético decían:

Para enseñar a amar a Dios tienes tú, primero, que Amarlo.

Para decir “eso no está bien hecho”, no tienes tú que hacerlo.

Pensemos en enseñar a amar a Dios sin Amarlo: Pronto convencerá el que está aprendiendo al que está enseñando y le reformará aquello que a él no le agrada.

Pues esto es lo que están haciendo con la Doctrina de la Iglesia, no respetarla y reformarla cada uno a su manera. Por eso los ves andando y la mayoría son cuerpos que van vacíos y el aire los bambolea. Ellos le llaman “los tiempos”, una disculpa bien fea.

Toda clase de enseñanza, si quieres obligar a que la cumplan y aprendan, haz que no te diga nadie: “Y tú ¿por qué vas en contra de lo que enseñas?”

Dijo uno:

La Enseñanza es delicada, si es Enseñanza para no perder la Gloria. Es delicada porque no puedes enseñarla y llevar a Dios la contra, queriendo hacer ver que Dios se equivocó o se equivoca.

Desperté, oí:

Es delicado y peligroso

no querer a Dios

y enseñar a que Lo quieran.

Porque será todo mustio,

sin categoría ni fuerza.

¿Cómo poner agua a hervir

donde lumbre no hubiera?

Primero, enciende la lumbre

y, luego, el agua calienta.

Pues para enseñar de Dios,

a que Lo busquen y Lo quieran,

tienes tú que hacerte lumbre

y siempre rescoldo vean.

Y la leña que no falte,

para que con el rescoldo

la llama se haga grande.

Y ya los tiempos te importan

como al águila la alondra.

Como la Luna y el Sol

cuando mar tienen por suelo.

El que siente lo de Dios,

sufre por el que no siente esto,

que si no hay acción,

explicación no le llega.

***

Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C5    

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