domingo, 19 de junio de 2022

Pregonero de Dios, pero sin Quererlo

En Sueño Profético se vio el campo, y una voz con fuerza decía estas palabras:

A este campo venía Dios Hijo, aunque para nosotros, sus Discípulos, su Nombre, cuando estábamos delante de Él, era el de Maestro. Porque cuando estábamos lejos de Él, pero con su Mando, para Nombrarlo, decíamos: “Dios Hijo y Maestro”. Hoy seguimos oyendo sus Palabras, que son las mismas que el Elegido oye, y a éste le pasan casos que si los comparas con los muchos que a nosotros nos pasaron, ves que es Dios mandando.

Muchos que no querían al Maestro, querían engañarlo para hacerse de fama. Pero el Maestro conocía su espíritu y los retiraba.

Un día se acercaron dos y otros dos se quedaron lejos. Ya dijeron éstos que estaban cerca:

“Maestro, si este año la tierra que he sembrado me da buena cosecha y no reparto lo que gane, ¿esto te hace enfadarte? Yo creo que no porque tienes muchos más para que siembren la tierra. Yo, aunque no soy buen sembrador, tengo este año buena cosecha. Ya no te voy a pedir más para la tierra, porque mi vida la he cambiado y ya no siembro tierra aunque me venga buena cosecha”.

Desperté, oí:

Cuando al sembrador le hacía falta, buscaba al Maestro. Y cuando se cundió su ganancia, desprecio al Maestro le daba.

¡Y este desprecio no lo ocultaba!

Ya le llegó el pago al mal comportamiento que al Maestro le daba.

En la tierra que al lado de la suya estaba, el grano, con grande fuerza al tallo hacía que se levantara y que la gente a verlo se parara.

Cuando vieron la tierra del que se ha nombrado, sin salir tallo, seca, ya le quitaron a su dueño el nombre que tenía cuando a Dios seguía, y le pusieron: “Pregonero de Dios, pero sin Quererlo”.

Esto se puede comparar con el cantante que Dios quiso que fuera pregonando en alta voz estos Mensajes.

Este cantante tiene que pensar, que puede que un día sus canciones sean como semilla que la tierra no le deja que el tallo suba.

Se oía mucho nombrar al cante por el desprecio que dio al Premio que Dios mandó a su voz.

El Elegido, a Dios, su pedir es: “Señor, el que no Te quiera, que no lo quiera yo, por si me diera engaño su presentación y sus palabras”.

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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C6

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