En
Sueño Profético decían:
¡Qué grande es la alegría
cuando
es alegría de Dios!
¡Qué grande es la alegría
si en todo lo que te llegue
sabes
que Dios es tu defensor!
Que defiende al que dice:
¡Señor, de Ti no hay quien me retire,
porque soy río sin agua,
ave sin plumas,
pies
que no andan!
Las alegrías,
todo
esto apartan.
Sigue
un espíritu este Mando de Dios:
Las alegrías de la Tierra
son cosecha que dura poco,
que si las comparas con la rosas,
es copiar al jardinero
que le da el mejor sitio a la rosa
y al
rosal le da desprecio.
Si el hombre esto pensara,
pondría las alegrías de Dios lo primero,
y tendría siempre presentes estas palabras,
con palabras o en silencio:
“Señor, ¿cómo pagarte
la
alegría que por Ti siento?”.
Decían
en la Gloria:
El que
tenga contacto con el que Dios elige, si sabe valorar este valor, las alegrías
las tendrá cada día mayores, aunque así no las vea el que no ame a Dios.
Desperté,
oí:
Ha
sido todo el arrobo hablando de las alegrías que son de Dios.
Decían,
que las alegrías las ponía en todo, el Amor de Dios.
Que
cogiendo los sufrimientos que pone el hombre, con Amor de Dios, ya la alegría
le podía al sufrimiento.
Hacían
muchas comparaciones con las alegrías de la Tierra, y podían las alegrías que
son Eternas.
El que
Dios elige para que dé esta Enseñanza, siempre le dio el valor y la alegría a
lo que a la Tierra no servía.
No
servía, por ser valor de espíritu, que guardas para otra Vida.
Esta Enseñanza
de Gloria es la que el Elegido quiere que vivan todos los que al Elegido están
unidos.
Todo
el pedir del Elegido es: “Señor, que los míos estén contentos y, para todo, que
cuenten contigo”.
Este
Caso es ver agua que se derrama, sabiendo que hay sedientos, pero no puedes
cortar el agua.
Pueden
llamar a este Mensaje con este nombre:
“Alegría de Dios,
que si tú abrazas esta alegría,
cada
día será la alegría mayor".
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C5
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