En Sueño Profético decían:
No hay sabiduría
mayor, que la Sabiduría que Dios da en su Gloria cuando a ella trae al espíritu
que aún tiene cuerpo, aunque el cuerpo Aquí no lo trae. El que esto diga y a él
no le pase, que desvalore su talento, cuando contigo esté hablando.
Esto es dicho en la
Gloria al espíritu y dictado al escribirlo. El que Aquí Dios trae su espíritu,
sabe decirte, sin querer, qué camino es más difícil o más fácil.
Dijo uno con Mando
para Enseñanza:
Aquí se nombra la
carne como ahí se nombra el traje, por un largo o corto tiempo. A veces tienes
el traje nuevo y le das entierro porque no te sirve. Y otras veces es bien
viejo y buen servicio te hace. Pues igual es la carne al cuerpo. Puede tener
pocos años y abandonar el espíritu al cuerpo, siendo traje nuevo. Y puede ser
traje viejo y seguir haciendo servicio al espíritu. Que esto es lo que es el
cuerpo: un servidor del espíritu. Y si el espíritu es de Dios, Aquí empezará la
Vida que Dios prometió.
Dios manda la
Enseñanza con Cuerpo, pero es el mismo Dios, para enseñar a despreciar la
materia y cuidarla para que dé servicio al espíritu con alabanzas a su Reino.
La materia que esto
no haga, su espíritu no está con Dios.
Desperté, oí:
Son Enseñanzas que
no se pueden aprender ni con dinero ni con gran profesor de la Tierra.
Son Enseñanzas que
no tienen materia, pero Aquí ponen la materia con el Mando de Dios.
Este sentir quiso
explicarlo Agustín, y cuando al hombre llegaba, el Cielo oía decir:
Yo estoy vivo.
Yo estoy muerto.
Yo veo mi cuerpo Aquí y allí.
Donde estoy vivo,
no me veo como
Aquí.
Es la muerte de la carne
la que no puede sentir
el sentir que Dios te da
para que enseñes de
Aquí.
Al que Aquí no lo traiga
cuando el cuerpo tenga ahí,
éste sabe un saber de Tierra,
sin sentir este
sentir.
***
Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo VIII - C3
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