En Sueño Profético decían:
Si dices que amas a Dios,
ahórrate las palabras, porque lo va publicando tu acción. Cuando no ha llegado
este Amor, la acción cuesta trabajo, porque no corresponde al Amor. Y ya recibe
tu mano, pero tu espíritu no.
Dijo uno:
Yo vi a uno recoger una limosna,
y lloré yo más que él cuando a él lo vi llorando. Me acerqué y le pregunté que
cuántos hijos tenía, con aquel que lo acompañaba. Que yo supe que era hijo
porque padre le llamaba. Que esto me hizo llorar, al oír estas palabras que
Aquí en la Gloria me mandan dictar:
“Padre, ya no vienes más conmigo.
Yo voy a la casa que me tienen dicho que vaya todos los días por la comida, y
tú te quedas con madre y la cuidas. ¡No llores! ¡Si a ese hombre no lo quiere
Dios, porque él a Dios no quiere!”.
La mujer estaba paralítica, y él
era asmático desde su infancia. Como sus bronquios no funcionaban, paraba el
habla y luego seguía.
El que le dio la limosna le dijo:
“Toma, ¡y para ya la comedia…!”.
Yo, cuando lo vi con el pañuelo
en los ojos y el chiquillo abrazado al cuello, fue cuando hice parada, y yo, al
oírlo, también cogí el pañuelo.
Desperté, oí:
El que pidió la limosna estaba
enfermo de cuerpo y sano de espíritu.
El que la dio, el cuerpo lo tenía
sano, y el espíritu, de Dios apartado.
Al padre le daba pena que el
hijo, con ocho años, todos los días la comida les llevara.
Decidió irse a la puerta de la
iglesia, donde todos los días el pueblo iba, y así él la comida a su casa
llevaría.
Y el chiquillo menos a los otros
agobiaría, porque eran trabajadores y lo que nos daban se lo quitaban de su
comida.
Este hombre, su ropa te decía que
trabajar no podía.
Su ropa que el pecho le cubría.
Esto se cundió, y ya no pidió más
limosna, porque a su casa llegaban bestias con serones llenos, para que ellos
los vendieran.
El que hizo llorar quería que le
llamaran bueno, pero su acción era diabólica y se cundió en el pueblo.
Yo me encargué de que mi mujer
hiciera amistad con ellos. Y aquella casa cambió y escandalizó al pueblo.
Para las lágrimas de los dos,
Dios nos mandó su pañuelo, que es la Caridad sentida cuando a Dios llevas por
dentro.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C8
No hay palabras para decir lo que esté Divino Mensaje transmite
ResponderEliminarEs para leerlo
Es para ilustrarlo
Es para hacer una película y dejar al público llorando
Y ya como broche de Oro, El Pañuelo de Dios
¿Quién si no Dios puede dictar un Escrito así??