En Sueño Profético decían:
El
Amor descubre dónde el Amor espera.
Dijo
uno:
Yendo
yo un día a mi trabajo, vi a dos mujeres sentadas en una gran piedra que
sujetaba las paredes de un pilón donde bebían los animales que por allí iban de
camino. Fue verme estas mujeres y preguntarme:
–¿Pasa este camino con frecuencia?
Rápido
contesté:
–Sí, llevo más de un año que tengo este
trabajo, ¡y quiera Dios que me dure…! Son cinco hijos los que esperan de mí el
sustento…, y mi mujer, que bastante sufre por no poder venir conmigo como
antes, a trabajar. Pero ahora hay uno tan chico, que la mayor no lo entiende.
Un mes cumple hoy. Seguid preguntando, que ya os corté la palabra.
Dijo
una:
–¡No…! Es que nos han dicho que por aquí
pasa el Maestro, y queríamos tener certeza para no movernos de aquí. ¡Nos han
hablado tanto de Él!, que hoy estamos dispuestas a seguirlo hasta oírle sus
Palabras.
Fue
oír un acuerdo sí y un acuerdo no, de varias voces, y decir:
–¿Serán aquéllos?
Fue
terminar las palabras y sus rostros se cambiaron.
–¡Sí, éstos son!
Una
a la otra le decía:
–¿Lo llamas tú y Le pides que si quiere que
detrás de todos vayamos?
Ya llegó el Maestro y no dejó que ninguna
hablara. Él fue el que dijo:
–¿Por
qué no habéis venido antes, ya que el Amor de mi Padre en Mí os tenía guardado
el sitio? Vosotras queréis ir detrás, y mi Padre Me manda por este camino para
que ocupéis este sitio que viene vacío desde la salida del Templo.
Y
todos juntos como iban, y sin ninguno moverse, quedó un amplio sitio al lado
del Maestro. Todos miraron al Cielo y todos oyeron:
–Amando
a mi Hijo, siempre os hará sitio en la Tierra y os dará sitio en su Reino. Yo
hablo Aquí en los Cielos, pero soy el mismo Dios que estáis viendo.
Desperté, oí:
Estas
mujeres tenían duda de no estar perdonadas.
Pero
siempre, su ansiedad, era saber del Maestro.
Luego
el Amor superó al pecado que habían hecho.
Cuando
del Maestro hablaban, llanto asomaba a sus caras.
Muchas
veces se juntaron para ir en busca de Él.
Cuando
andaban unos pasos, pronto decían a la vez: “Debemos más tiempo esperarnos”.
¡Ir
nosotras, pecadoras, a ver al mismo Dios predicando…!
¡Ir
para quitarle el sitio al que siempre haya vivido adorando…!
¡No
merecemos el sitio de acercarnos a Dios y mirarle, ese Dios que va diciendo
para el que quiera salvarse!
El
grande Amor le dio sitio ya mandado por el Padre.
Y
el Hijo, con su Poder, hace sitio sin verlo nadie.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - C4
Que bueno es Dios¡
ResponderEliminarNadie queda fuera de Su Divina Mirada, a unos los Mira desde el Cielo y a otros los llevaba de compañeros
Hoy Elige los corazones donde Hacer Su Morada y ya también son Sagrarios porque llevan el Cuerpo de Cristo con ellos