sábado, 24 de octubre de 2020

Humildad y caridad sigue el Camino de Dios

En Sueño Profético decían:

Caridad y humildad son dos notas importantes para poder conversar con espíritu sin que intervenga la carne.

El espíritu se cierra o se abre. Se cierra a no comprender, porque caridad no va delante. Si pones la caridad, este espíritu se abre, y ya puedes conversar y enseñar al que no sabe.

Dijo uno:

Con estas aclaraciones es sencillo el aprender. Pero tienes que ser humilde por dentro y tener el deseo de superarte, y que no te cueste trabajo el cumplir y el aceptar lo que la Gloria te mande.

El espíritu absorbe lo que no oye ni ve nadie. A los espíritus que sienten alboroto, no puedes igual mandarles, porque pueden alborotar con su mirada, su gesto o su forma de actuar. Éstos, tienen que querer primero admitir la caridad, y ya el amén les sale con gran facilidad.

Desperté, oí:

¡Qué cierto que el espíritu absorbe lo que no oye ni ve nadie!

El espíritu es manso con humildad, y a Dios pidiendo y rogando.

Entregándose al que Dios, a su espíritu, en su Gloria enseña.

Poniéndose como el niño que no conoce las letras, ni tampoco los números.

Pero quiere aprender, y empieza por párvulo.

Hasta que el hombre no ponga interés en aprender del espíritu antes que aprender de la materia, no será un hombre culto.

El rudo con espíritu culto le sirve a Dios.

Al culto, si no educa su espíritu, no le manda Dios.

El mal espíritu quita la humildad, la caridad y el seguir el Camino de Dios.

La caridad bien entendida te conmueve a amar a Dios.

Y en este Amor ya pides aquello que quiere Dios.

***

Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C3

2 comentarios:

  1. El humilde es el que sabe la verdad, que la Verdad Es Dios y todo lo demás Dios dirá.
    El humilde se enamora de Dios porque Dios es Humildad
    Si no, miremos el Portalito, con la mulilla y el buey, los pastorcitos con los corderos
    La Virgen y San José llenos de Humildad vivieron y ahora están en La Gloria por encima de Los Cielos.

    ResponderEliminar
  2. Menos mal que Dios no tiene preferencias ni por listos ni por torpes!
    Gracias Señor que nos quieres igual a rudos y a catedráticos.

    ResponderEliminar