En Sueño Profético hablaban de Dios Hijo, pero no de una misma cosa.
Ya
dijo uno:
Somos
los Discípulos de Jesús, el Salvador del que quiere ser salvado, y referimos un
hecho para que sea ahí contado. Es dicho por sus Discípulos, pero Dios nos está
mandando. A uno sólo se oye, y a veces alguno afirma el caso. Este que hablaba,
se juntaban sus palabras con las que estaba pensando, y siempre era el mismo el
que hablaba, y ninguno intentaba cortarlo. Éste ya es el referir:
Iba
el Maestro a predicar a una casa de gente bien acomodada, porque disponía de
unos patios bastantes grandes, que estaban amurallados en forma de palacio,
rematando la muralla con unas torretas a las que podía subirse por un torreón
con escalera, que aquello lo sabía el dueño, y sin dar extrañeza guardaba la
llave. Se la pidió uno de los criados, y cuando llegó el Maestro, era a todo el
rededor del patio, la muralla cubierta de hombres sentados en espera de sus
Palabras. Llegó el Maestro, y todos los que estaban sentados en los bancos se
pusieron de pie, y los que estaban arriba en el final de la muralla, se
pusieron de rodillas. Fue la primera mirada del Maestro al Cielo, y dijo:
“Yo aquí no puedo predicar para enseñar,
porque no hay Amor de hermanos. Si todos los que están en la muralla entran en
el patio y se reparten el sitio con Amor de padre e hijo, ya quedáis todos
iguales para mi Padre, pero así quedan ellos más preferidos, y Yo tengo que
enseñar al que no sabe. Una vez que aprendáis, ya es cumplir mis Palabras, pero
con Libertad. –Y siguió diciendo–: El dueño es el único que es igual para mi
Padre, porque ya no puede dar más sitio y da la llave. Pero todos los que
estáis sentados, debéis quitar los bancos y que ellos se bajen, o abrir el
portalón, y todos, en el campo, oírme a Mí diciendo: “Éste es el Padre”.
Desperté, oí:
Todos se salieron fuera,
y los de la muralla
bajaron
al suelo.
Quedaban los preferidos,
porque
quedaban en medio.
En medio del gran Poder,
por el Amor que subieron
al
filo del murallón.
Por encima de la cabeza
estaba
Dios Padre en ellos.
Y debajo estaba el Hijo,
con
su mirada hacia ellos.
Los que peor veían,
tenían
más privilegio.
Y Dios tenía que enseñar
para
que fueran aprendiendo.
Ya, todos, de pie, en el campo,
de
rodillas comprendieron.
Que la enseñanza sirve
con
el ejemplo primero.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - C2
Cuanto Amor tiene Dios por cada uno de los hombres
ResponderEliminarA ninguno dejaba Jesús olvidado
Todos los tenía como quien dice en La Palma de Su Mano
Saben lo que es esto??
Esto es Un Dios Enamorado