En Sueño Profético decían:
Cuando llegue
la noche, haz un recuento del día, de tus hechos o tu pensamiento:
Esto he hecho
del agrado de Dios, y esto, retirándome de Él y dando mal ejemplo. Si digo “yo
creo en Dios”, si no cumplo sus Palabras, soy Judas, que sé que existe, pero Le
hago traición.
Tengo mi
conciencia sucia. Si así me llega la muerte, no puedo irme con Dios, porque
ensuciaría la Gloria. Gloria, que su nombre es Dios.
¡Señor,
haz que borre mi pasado,
poniendo donde hice mal,
algo para
remediarlo!
¡Señor,
dame el Perdón, si Tú quieres.
Yo, al pedirlo,
ya me siento
perdonado!
Desperté, oí:
Haz este diálogo con tu conciencia,
que conciencia
es espíritu.
Y te vendrá a tu memoria
el bien que hiciste
pensando en Dios,
o el mal en el Prójimo
o en ti mismo.
Si este examen de conciencia
lo practicara el cristiano,
sería cristiano de ejemplo,
y a Dios iría alabando.
¿Y qué duda puede haber
de que a
muchos iría arrastrando?
La noche te hace pensar
lo que el día
se ha llevado.
Si es bueno,
te trae Paz.
Si es malo,
procura que no te llegue la noche
habiendo hecho en el día
lo que no es
de cristianos.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C4
Pues a pesar de todo, aún hay quien no le entra en la cabeza esta Enseñanza tan clara.
ResponderEliminarDizque el creer es lo más importante aunque la vida la lleve torcida, que lo principal es la creencia y con llevar una imagen Bendita ya está la Gloria abierta aunque pisotee los Mandamientos.