En Sueño Profético hablaban del Amor a
Dios. Decían:
Este Amor,
como te llegue, ya te sientes prisionero y desprecias libertad como no sientas
por dentro que sea Libertad para servir a este Dios, que siempre está llamando
al hombre para que no pierda la Gloria y al Prójimo se entregue. Que Él allí
espera, y no pide documentos, porque Él ya sabe cómo eres.
Este Amor,
cuando te llega, tienes que ver las señales de quietud y de fuerza.
La fuerza,
para tirar el cansancio. Y la quietud, cuando ves que no actúan como tú quisieras.
Pero Dios, que te está viendo, hace Presencia con Fuerza, y lo que ves que va
aprisa, hace que quietud le venga. Y a la quietud la alborota y ya te entra la
fuerza, y con más ganas Le dices:
“Señor, si Tú Mando no me das,
mil veces quiero ser muerta.
Si es que no Te sirvo bien,
haz que con sufrir comprenda,
pero Te quiero
servir”.
¡Santo Dios
del Cielo y Tierra,
no me dejes en tu Prisión
la puerta
abierta!
Desperté, oí:
Yo me sentía prisionera
cuando más
Mando me daba.
No me acostaba una noche
que este pensar no me llegara.
¡Señor,
no me dejes de mandar
y perdóname mis faltas
si hoy no hice bien
el mandar que Tú
me mandas!
Que yo, sin oír palabras,
siento dentro
de mí tu Enseñanza.
Yo quiero ser pregonera
de tu Gloria, de tu Amor,
de tu Esperanza.
Quiero que mi nombre nombren,
porque de tu
Gloria hablan.
Yo, mientras sienta este Fuego,
dejaré que se
vean mis Llamas.
El que quiera esta Lumbre,
ni se quema ni se cansa,
y Prisión
Eterna vive.
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C7
No cansa nunca oír a Santa Teresa en estos versos tan llenos de Amor.
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