En Sueño Profético decían:
El
hombre, cuando todo le viene como el desea, poco se acuerda de Dios, haciendo todo
lo que Él tiene mandado: cuidar del que de ti necesite. El hombre, de esto se
olvida; tan sólo lo que hace es no ofender a Dios de palabras, y ya cree que a
Dios alaba.
Viene
el segundo hombre, al que las cosas no le vienen como él pide, y ya está
pidiendo cuentas a Dios, porque él se hace juez de él mismo: ¡Yo no merezco
esto! ¡Con la gente tan mala que hay! ¡Todo, que bien le viene! ¡Cuánta suerte
le da Dios! ¿Cómo podía pasar esto? Yo ya no pido más, y voy a ser malo, a ver
si tengo más suerte. Estas actuaciones son del que no ama.
Al
que ama, todo le parece mucho y siempre está diciendo: ¡Señor, cuánto me das y
qué poco merezco! Esto lo dice cuando recibe lo necesario, y en la necesidad
siempre ve a otro menos favorecido que él, y no deja de cumplir –que no lo hace
por cumplir– lo que Dios sabe que quiere: Conservar el espíritu para cuando
Dios lo llame a su Reino. Esto es hombre amando.
Hay
quien la risa la tiene cuando de sobra todo tiene.
Es
más de Dios estar contento, aunque no sea grande el sustento.
Si
tu espíritu no tiene Paz, siempre algo te faltará.
Si
tu espíritu no está con Dios, millones te sobrarán y contento no estarás.
Desperté, oí:
¡Qué ignorante es el hombre
con querer ganar el Cielo,
y
esto a fuerza de dinero!
A todo el que A Dios ama,
la
risa no se le acaba.
Y nunca Le pide cuentas,
creyendo
que a Dios molesta.
Lo que sí dice es: ¡Dios mío!,
que yo no haga pecados,
que
el espíritu no es mío.
Que quiero, cuando lo llames,
lo
veas como el de un niño.
Aunque de nada aquí tenga,
que
esté en la Gloria contigo.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - C4
Sin Paz no hay felicidad
ResponderEliminarLa Felicidad verdadera solo la da la Presencia de Dios
No hay Paz sin Dios