En
Sueño Profético
decían:
No basta el creer y el amar, que también hace falta
el aprender a enseñar a creer y amar.
Hay quien ama y no sabe enseñar a que otro ame.
Dijo uno:
Estas Palabras dijo Jesús a sus Discípulos:
El
que Me oiga sólo para él, no Me sirve.
Yo
digo “mis Discípulos”, porque quiero que por vosotros a Mí Me busquen.
Si
vosotros enseñáis como Yo os mando, verán que no son palabras del hombre.
El
que os oiga, tiene que nombrar mi Nombre, porque Yo voy con vosotros.
Enseñad
siempre con la misma medida, pero no medid a todos iguales, que esta es la
Enseñanza que necesita el que sólo ama.
No
reforméis lo que Yo ya he dicho, que es mi Padre el que así lo quiere, y Yo,
que Soy el mismo Mando, por ser el Único Dios.
El
que no enseñe como Yo lo enseño, no Me sirve para que hable del Maestro. Que
este Nombre, muy pocos no lo habrán oído desde que vivo de Hombre.
Desperté,
oí:
¡Qué cierto que hay quien ama y no sabe enseñar, y
ya no enseña! Hay quien cree y no sabe enseñar a que otro crea.
Dios Hombre mandaba siempre en su Nombre. Por eso no
quería que sus Palabras fueran reformadas, porque ya no enseñaban y a Él no
veían.
Sus Palabras tenían que ser como Él: únicas,
poderosas y consoladoras.
Que esto último hacía que a Él Lo buscaran. El que
oía a los Discípulos, pronto al Maestro buscaba.
No había aceptación mayor, que hacer lo que Él
mandaba.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C1
Aquí bien cabe la Oracion: "Señor, Concédeme el deseo de que mi voz suban altas Tus Palabras"
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