En Sueño Profético decían:
Es sufrimiento
grande querer enseñar lo que de la Gloria sale.
Siendo una
cosa tan grande tienes que ir moldeando, como el alfarero, para no enfadar a
nadie. Que este curso se termina con una Ley que Dios mande.
Dijo uno:
En todo lo de
la materia tienes confianza en el que enseña. Y el que enseña, no admite
retirar su enseñanza, admitir de un alumno, de uno que viva su cátedra. ¡Cuánto
mal haría a los presentes y a los que allí no estaban! Pues mucho más daño
haría tener Dios un espíritu para enseñar del espíritu, siendo una persona
normal, pero no normal de espíritu.
Este espíritu
siente antes de ver imagen. Y conoce a los espíritus malos que quieren hacer el
engaño de buenos. Los espíritus del mal hacen más daño presentándose con buen
difraz que con el suyo diabólico.
Desperté, oí:
El que enseña
en lo material, no sufre ni cobra. El que enseña del espíritu, a las palabras
que dice le salen muchas en contra.
Él dice: “Yo
no lo veo, pero lo estoy viendo”.
Conoce la
palabra que el espíritu del mal ha dejado aunque tú la veas buena.
Aquí es donde
más engaña: comida mala presentada por buen cocinero.
Si el estuche
es presentado, das las gracias muy contento, porque esperas un valor que puede
que no esté dentro. Pero el engañó triunfó.
No hagas ni
más ni menos, pero sí el Mando que va de Dios.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7
Querer engañar al Profeta es señal de no creer ni en Dios ni en el Profeta.
ResponderEliminarUna vez que el que actúa es Dios y a Dios nada le está oculto.