En Sueño Profético contaban un hecho ocurrido en Damasco:
Había
allí una familia que tenía amistad con una profetisa, y todo cuanto les
ocurría, iban a ella a contárselo. Ésta tenía muchos aciertos de lo venidero,
pero nunca era un Lugar donde Dios hablara al hombre para su Enseñanza. Estando
un día los Discípulos del Maestro hablando de su Maestro, dijo uno de estos
visitantes de la profetisa:
–A Ése del que vosotros estáis hablando,
será necesario que Lo oiga quien no tenga amistad con una profetisa, pero
nosotros no, porque nosotros sabemos del Padre, de su Gloria y del sitio donde
no está Dios.
Pasó
algún tiempo, y un día, cuando el Maestro estaba hablando a un gran gentío, vio
el Maestro a uno que quería llegar a Él y las masas no lo dejaban, y levantando
su Brazo derecho, pronunció estas Palabras:
–Dejadle
camino para que llegue a Mí, y las palabras que trae en silencio, repita, para
que todos las oigan.
–Tú fuiste el que comparaste mis Palabras con las de la profetisa,
cuando mandé a mis Discípulos con mis Palabras de Enseñanza, y ahora quieres
darme tu disculpa.
No
tuvo palabras de disculpa cuando oyó al Maestro que le repetía las mismas
palabras, y con las manos tapando su rostro, llegó al sitio del Maestro con
grandes sollozos.
Otra
vez se oyó la Voz del Maestro:
–Si
he dicho las Palabras antes de que tú las pronuncies, ha sido para dejar dicho
el Poder de mi Padre dado en Mí. Esta Enseñanza dejará ver claro lo que es el Hijo del Hombre.
Desperté, oí:
Uno
lloró, y todos inclinaron las rodillas.
Había
varios grupos que sabían el hecho ocurrido.
Esta
familia adoraba a la profetisa, y no quería oír hablar al que movimiento le
daba a todas las lenguas.
Ésta
sabía de Dios lo que Dios le dejaba.
Y
el Maestro hablaba, siendo Dios el que actuaba.
Si
Él no iba, iba su Poder en sus Palabras.
Él
hablaba en ellos, y Él oía en ellos, una vez que Él decía: “Id y hablar en mi Nombre”.
Esto,
sólo lo entendía el que amaba.
El
que no amaba, veía a Él, y Lo desmentía.
El
que amaba, adoraba las Palabras dichas por otro.
Porque
el que ama, siente las Palabras que están dichas por Dios.
Las
Palabras que están escritas, aunque aquellas las dijo Dios, ¡son Palabras tan
distintas a estas Palabras con Voz...!
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - C5
Es tan grande Esto que Dios nos ha regalado que no puedes leer un Mensaje sin que pienses en el Perdón de Dios por lo que no hayas hecho bien en la vida.
ResponderEliminarSi leyendo estos Mensajes no te mejoras es que tienes en vez de corazón una piedra.