En Sueño Profético decían:
Si quieres
tener contacto Aquí, pon a Dios lo primero ahí. Si a Dios no quieres primero,
no puede oír tus ruegos.
Yo siempre
recomendé, cuando pisaba la Tierra –más que a nadie, a las madres–, que antes
que al hijo, a Dios quisieran.
Mis palabras
no podía detenerlas cuando oía a una madre decir:
“Yo creo que
la Virgen no puede enfadarse porque diga que a mi hijo lo quiero más que a
nadie, porque mi hijo es mi carne, y lo que a él le duela, a mí más me duele
que a nadie”.
Yo pronto le
contestaba:
“Cuando tu
hijo se enferme –ahora de carne, y cuando sea hombre, de espíritu, por haber
dejado el Camino de Dios–, tú no podrás llamar a Dios ni mojar pañuelo con
lágrimas como lo mojé yo cuando el pecado a mi hijo arrastró”.
Con lágrimas y
sin lágrimas, siempre a Dios tenía presente, más veces sin que las lágrimas
agua a mis ojos dieran.
Mi sufrir, más
que por mí, era por Dios, porque Él era el Padre Eterno y lo quería más que yo.
Desperté, oí:
Si a Dios no
quieres primero que al hijo, te falta querer al hijo.
Yo hacía mi oración
y metía a las madres para que siempre tuvieran Presencia de Dios delante.
Si sufres con
su inocencia, cuando su carne enferma, no tiene comparación el sufrir cuando
ves que el pecado lo amarra.
Cuando le pudo
al pecado, más que yo sufría él, cuando oía y no quería oír lo que el
arrepentimiento, sin palabras, le decía: “¿Yo podré ser perdonado?”. Esto lo
supe por él.
Cuando yo lo
vi de cerca buscando a pecadores, mis
ruegos a Dios, aún eran mayores.
Primero
llamaba a Dios, luego pensaba en las madres que cómo querer al hijo antes que a
Dios.
Yo sufría
porque Dios tenía más sufrir que yo.
Mi sufrir Dios
lo premió con que yo viera a mi hijo buscando al pecador.
Mi nombre mandan
que dicte.
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C8
Solo Dios puede cambiar el agua en vino,separar el mar haciendo camino y dejar limpio a un espíritu que llora arrepentido.
ResponderEliminarPues si miramos bien, todo esto fue pedido.
Sin oración y ruegos no llega el Milagro.