Que a la Tierra sea yo el que le exija, no a mí la Tierra

En Sueño Profético decían:

Si amas mucho a Dios y te retiras de las cosas de la Tierra, no te extrañe que te ocurran cosas que el hombre no las comprenda, como él también no ame con la medida que al Cielo llega.

Si amas mucho a Dios, ya ves gran diferencia al valorar lo de Dios o al valorar las cosas de la Tierra.

Lo de la Tierra lo mira para que le sirva a él, no para él ser esclavo de lo que la Tierra pida.

Esta es la actuación del hombre:

“Tierra, di lo que necesitas, aquí me tienes de esclavo, y amargado vivo en la vida”.

Esta vida suele hacer el que no piensa y mira hacia Arriba, donde todo es sencillez para vivir esa vida. Vida de un cuerpo que lleva, que no puede durarle vida.

Desperté, oí:

Si el hombre fuera anotando

todo lo que hace al día,

que a veces le da malos ratos

y no cuenta para Aquí arriba,

rompería la nota diciendo:

“Señor dame Luz,

para que mi tiempo y mi inquietud

sean siempre para el Cielo.

Que a la Tierra

sea yo el que le exija,

no a mí la Tierra.

Que mi vida esté al servicio,

primero, para todo lo del Cielo.

Que si no me siento inquietud,

sea para ser más bueno."

Cuando sientas esta inquietud

tienes contacto del Cielo.

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Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C5