En Sueño Profético
hablaban del Dios Verdadero y del Dios en el que el hombre cree; de lo sencillo
que es estar con Él, y de lo difícil que lo pone el hombre.
Dijo uno:
Aquí van a contar escenas de Dios Hijo cuando vivió de
Carne, de cuando pasaba por las plazas y se paraba con el que su vivir era: dos
canastos en el suelo y unos manojos vendiendo, de unas verduras que en las
huertas, por unos escasos ochavos, le daban; que mayoría de veces él ayudaba a
lavarlas y le pagaban en mercancías que él vendía en la plaza. Pues allí veías
a Dios, pero Hombre. Se alejaba de él, y se paraba con alguien pudiente que a
Él no Lo había visto, pero que Dios Hombre sí lo vio a él. Ya ponía su Mano en
el hombro, y el Amor Lo adoraba con estas palabras:
–Maestro, hoy no Te
hacía aquí. Estaban refiriendo en la venta, que tocaba otro camino, que
teníamos que ir con los Discípulos para no dejar tus Palabras encerradas.
Otra vez pronunció:
–Maestro, qué
alegría de hoy vernos, pero no por Ti, es por haber yo tenido este encuentro.
Y otra vez decía sin cansarse:
–¡Qué alegría,
Maestro!
Ya que se hizo un buen corro, respondió el Maestro:
–La misma alegría que te ha dado el verme,
Me ha dado a Mí cuando Me he parado con el verdulero, pero él no se atrevió a
decir lo que tú estás diciendo. Yo sí le he hablado y le he ofrecido el
sustento: que deje de ir donde va y que venga a cundir mi Doctrina, que Yo les
hablaré a mis Discípulos y ya lo pondrán en medio. Yo he pasado hoy por el
mercado por llevarme al verdulero.
Desperté, oí:
¿Quién podría comprender
que Dios, siendo Dios,
buscara al verdulero?
Pero nadie como Él
sabía la cantidad de Amor
que llevaba por dentro.
Éste se veía en pobreza,
y de lejos era adorarle.
No vendía un manojo
sin poner a Dios delante.
El pudiente que tanto decía:
“Maestro, qué alegría el vernos hoy”,
no es que amara menos.
Pero su vivir hacía
emparejarse al Maestro.
El pudiente iba detrás,
casi siempre, del Maestro.
El que andrajoso vivía,
su pensar era en el Cielo.
No se veía presencia
para decirle. “Maestro”.
Pero a todo el que veía,
preguntaba por sus Hechos.
Era un Amor que partía
este Divino Maestro.
Aquí vive sencillez:
Dios Padre, Hijo y Maestro.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C5
Que puede superar el Amor de Dios?
ResponderEliminarEste Evangelio ya nos dice que nada hay que pueda superar Su Amor!