En Sueño Profético
decían:
Es lástima que miles y
miles de Hechos de Jesús estén perdidos en la Tierra, que era para que
estuvieran en todos sitios vivos, como están Aquí para la Enseñanza.
Que estos Hechos fue el
mismo Dios el que los vivió con Cuerpo para dejar Enseñanza.
Fueron pocos los que
querían aprender oyéndole a Él las Palabras.
Dijo uno:
Un día yo Le oí una
respuesta a una pregunta que Le hicieron, y a mí me llegó Enseñanza.
Llegó uno y Le dijo:
–Maestro, yo que cuando me hablan de Ti,
dejo todo y voy a tu encuentro, ¿qué haría yo para ir con las mismas ganas, aunque
no oiga Tu nombre?
–Buscar y perder. Buscar, donde siempre
tengan presente mis Palabras. Y perder, porque tú quieras perder amistad con
los que mi Nombre no lo digan ni con hechos ni con palabras. Tú quieres venir a
oírme, pero tiene más fuerza el que no cree quién soy.
–Tu pregunta ha sido creyendo quién soy y
queriendo seguirme. Vete tranquilo, que aunque no la oigas de nadie, la oirás
dentro de ti, porque Yo soy el que te nombraré en mi Nombre, y no como Maestro,
sino como Dios que te llevo donde tú estás pidiendo.
Desperté,
oí:
Este hombre creía y
quería al Maestro, pero con quien tenía amistad y se reunía, no Lo nombraban ni
Lo querían.
Y él vivía una vida
intranquila, preguntando para que de Él le hablaran.
Cuando le nombraban al
Maestro, diciendo: “hoy Lo he visto”, preguntaba dónde, y salía a su camino.
Cogió otras amistades que
antes de amanecer ya sabían donde encontrarlo.
Y cuando llegaba la
noche, por el pueblo iba hablando, formando grandes corrillos, refiriendo el
Hecho que había pasado.
No cojas intimidad, ni la
tuya des a cambio a aquellos que lo de Dios no lo estén siempre nombrando.
Este Hecho está en el
Cielo, pero en la Tierra olvidado.
Por el hombre no seguirlo
cuando Dios le está hablando.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C8
Gracias Señor!
ResponderEliminarEl Mensaje, que bien dicho es El Evangelio que hoy se proclama Aquí,
Es para meditarlo y desgranarlo.
Y como punto final,tomar el Consejo Divino, que la intimidad sólo puede darse entre espíritus que sienten lo mismo.