En Sueño Profético hablaban de las madres.
Dijo uno:
Voy a contar un diálogo de
dos madres, que delante de mí pasó:
Una noche, cuando de regreso
de mi trabajo iba a mi casa, vi a una mujer llorando, cuando a mi vez se paró
otra y le preguntó:
–¿Puedo servirle de consuelo para su llanto?
Cuénteme la causa, si puede, que yo puedo darle una oración para el remedio de
sus penas.
Levantó la cabeza la que
lloraba con pena, como remedio de salvación, y empezó contando:
–Es que tengo un hijo viviendo del pecado.
Le grito y le pego, y tres días ya por casa no viene. Me han dicho dónde está,
y voy en su busca. Pero temo no poder contenerme.
Esta que se ofreció fue
Mónica. Mónica le dijo:
–¿Rezas mucho a Dios por tu hijo y por el
que tenga el mismo mal?
–¡No! Rezar no lo hice nunca. Yo, como
madre, le pego para que me obedezca, y lo he echado de mi casa.
Dijo Mónica:
–¡Ya sabía yo que a Dios no rogabas! Si a
Dios ruegas, no te dice que eches a tu hijo de tu casa, porque eso es dárselo
al pecado. Empieza desde este momento a pedir a Dios por tu hijo, para librarlo
de la condenación, y tú así conocerás al que sólo Él puede mandártelo a tu
casa, horrorizándole el pecado y tomando parte en la Gloria de Dios.
Desperté, oí:
No quiso que fuera al sitio
donde el hijo se encontraba.
No quiso que el mismo hijo,
a la madre la insultara.
No era camino de Dios,
el que los dos llevaban.
Mónica quería
que madre e hijo se
acercaran.
Se acercaran: uno para pedir,
y otro para que le mandara
el Perdón como a su hijo,
y luego éste quitara
a tantos como hay pecando,
porque Amor a Dios les falta.
En estas dos madres ves
la madre que a Dios amaba.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - C3
Qué buena Enseñanza para todas las madres que no saben conducir con Amor a sus hijos.
ResponderEliminarQué fácil le puso el camino para arreglar el mal.