En Sueño Profético decían:
Se nombra mucho a Dios, y de Dios se habla poco. Se nombra cuando el hombre lo precisa en asuntos materiales. Y no se habla de Él, porque Dios en estos tiempos no va. El hombre hace esto al revés. El hombre debía Nombrarlo poco y hablar mucho de Dios. Al hablar de Dios, ya te ahorras el nombrarlo, porque Él estaría dentro del hombre. Hablar de Dios es hacerte Él, amigo inseparable suyo, y ya no le pides, porque ya participa de tu vida.
Dijo una mujer:
Yo vivía al lado de un espartero que en la casa trabajaba, y como tenía siete hijos, a la mujer le ayudaba.
Yo diré también cómo vivía:
Era viuda y un hijo nada más tenía, que éste era mi compaña. Treinta años ya tenía y no había quien lo casara. Tenía un defecto en un pie, y algo sí cojeaba. Yo no le veía ni eso que los demás le veían. Pues habló con una moza y él estaba enamorado. Yo le di el dote que pude. Cuando un día lo vi llegar y estaba bastante apurado, dos palabras sólo dijo y ya de esto jamás se ha hablado: “Madre, se casa con otro, la que yo tanto había amado. No quiero que me la nombres. Ya siempre estaré a tu lado”. Estas fueron las razones de no estar mi hijo casado. Y en casa del espartero estábamos arranchados.
¡Qué enseñanza daba el espartero! ¡No había duda de que a Dios llevaba dentro! Todo el día estaba hablando de los hechos que ocurrieron; a todo salía Dios: ya hablaba de su Nacimiento; ya de cuando se perdió y lo vieron en el Templo; de su última comida; de cuando hablaba en los cerros; de lo que pasó su Madre; de cuando bajó del Cielo; del hecho del paralítico; de resucitar a muertos; del hecho de la viuda. ¡Siempre salía esto en medio de cualquier conversación, aunque no fuera de esto!
¡Él, tirando de su esparto, y el suelo siempre lleno de los chiquillos sentados, que al padre estaban oyendo!
Desperté, oí:
Aquí lo tienes bien claro,
lo que hacía el espartero.
Hablaba siempre de Dios,
porque a Dios tenía dentro.
Ya, nombrarlo no hacía falta,
porque Él vivía en ellos.
Nunca les hablaba de Dios
como si estuviera muerto.
Ni decía los martirios
que le dio aquel mal pueblo.
No era esto del agrado
de aquel santo espartero.
No quería recordar
aquellas Manos y Pies
en aquella Cruz “clavás”.
Si Él estaba Vivo,
¿por qué de muertos hablar?
Se ponía amarillento
tan sólo de esto hablar.
Aunque no seas espartero,
vive como él vivía,
y llevarás a Dios dentro.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 40-41-42-43
miércoles, 31 de octubre de 2012
martes, 30 de octubre de 2012
Si te sientes perdonado, empieza haciendo lo que a Dios agrada
En Sueño Profético explicaban la forma que tenía de comportarse el que mucho había pecado y no quería seguir pecando. Decían:
El que mucho ha pecado y ya no quiera pecar más, verás a la persona, pero verás es otra su actuación; verás imagen de la que conociste y actuación de otra persona. De no ser así, no tiene arrepentimiento y, por consiguiente, no tiene el Perdón. Si el pecado fue por desprecio y abandono al Prójimo, tienes que verle Amor al Prójimo y que participe del sufrimiento del necesitado; no tener este cambio es no tener arrepentimiento. Si tu pecado fue por falta de recato y fuiste escandalizando al inocente, tienes que rectificar con el decoro. Si fuiste casado y viviste el adulterio, serás ejemplo de tu comportamiento para cuantos te vieron tus grandes pecados. Si practicaste el amancebamiento y tu arrepentimiento te viene, tienes que cuidar no dar escándalo con tus bienes, ya que puedes hacer que otros pequen con estas palabras: “¡después de tanto pecado, Dios lo premia...!”; pueden hacer pecar porque aquí no existe arrepentimiento. El que vive vida de amancebamiento y a Dios pide el Perdón, es humilde y desprecia el ser presuntuoso. Dios, cuando perdona, no da premios materiales. Dios, con el Perdón ya te premia, Premio que tú tienes que saber administrar. Amor, caridad, humildad, y ya solo viene el recato.
Desperté, oí:
Si te sientes perdonado, empieza haciendo lo que a Dios agrada.
El que mucho pecó y se siente perdonado, no hace lo que hace el que nunca tuvo pecados graves.
El que hizo muchos pecados, da Escándalo con hacer lo que haga otro que nunca quiso a Dios ofender.
Hay quien confunde el arrepentimiento con estar tentado.
En el arrepentido, raras veces no ves a Dios.
Ves a Dios porque se deja ver en el Perdón.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 194-195-196
El que mucho ha pecado y ya no quiera pecar más, verás a la persona, pero verás es otra su actuación; verás imagen de la que conociste y actuación de otra persona. De no ser así, no tiene arrepentimiento y, por consiguiente, no tiene el Perdón. Si el pecado fue por desprecio y abandono al Prójimo, tienes que verle Amor al Prójimo y que participe del sufrimiento del necesitado; no tener este cambio es no tener arrepentimiento. Si tu pecado fue por falta de recato y fuiste escandalizando al inocente, tienes que rectificar con el decoro. Si fuiste casado y viviste el adulterio, serás ejemplo de tu comportamiento para cuantos te vieron tus grandes pecados. Si practicaste el amancebamiento y tu arrepentimiento te viene, tienes que cuidar no dar escándalo con tus bienes, ya que puedes hacer que otros pequen con estas palabras: “¡después de tanto pecado, Dios lo premia...!”; pueden hacer pecar porque aquí no existe arrepentimiento. El que vive vida de amancebamiento y a Dios pide el Perdón, es humilde y desprecia el ser presuntuoso. Dios, cuando perdona, no da premios materiales. Dios, con el Perdón ya te premia, Premio que tú tienes que saber administrar. Amor, caridad, humildad, y ya solo viene el recato.
Desperté, oí:
Si te sientes perdonado, empieza haciendo lo que a Dios agrada.
El que mucho pecó y se siente perdonado, no hace lo que hace el que nunca tuvo pecados graves.
El que hizo muchos pecados, da Escándalo con hacer lo que haga otro que nunca quiso a Dios ofender.
Hay quien confunde el arrepentimiento con estar tentado.
En el arrepentido, raras veces no ves a Dios.
Ves a Dios porque se deja ver en el Perdón.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 194-195-196
lunes, 29 de octubre de 2012
El Amor a Dios no tiene protocolo
En Sueño Profético hablaban del Amor de Dios:
El Amor a Dios, éste te acerca a que conozcas donde habla Dios. El que a Dios no ama, éste se retira de Dios. Cuando Dios vivió como Hombre y entre los hombres, el que más Lo amaba, era el que más Lo seguía, más Lo obedecía y mucho se señalaba por la forma de oírlo: se recostaba en sus Pies –esto en público–, sin temor fueran censurados. El Amor hacia su Maestro rompía las reglas de clases. Aquí veías que era Dios y la fuerza del Amor.
Cuando sientes el Amor de Dios, no puedes quedar indiferente, pasas la raya de la indiferencia, censurándote el que no ama a Dios, de tu trato con el Todopoderoso. El que no ama a Dios, queda frío, indiferente, tomando al que ama por libertinaje.
Desperté, oí:
El Amor no tiene protocolo.
El Amor es naturalidad y Vida Eterna.
Lo Eterno no tiene cumplidos.
El cumplido se cansa, esto es actuación de la materia.
El Amor de espíritu es movido, pacífico, pero de fuego que se enorgullece cuando más se extiende.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 33-34
El Amor a Dios, éste te acerca a que conozcas donde habla Dios. El que a Dios no ama, éste se retira de Dios. Cuando Dios vivió como Hombre y entre los hombres, el que más Lo amaba, era el que más Lo seguía, más Lo obedecía y mucho se señalaba por la forma de oírlo: se recostaba en sus Pies –esto en público–, sin temor fueran censurados. El Amor hacia su Maestro rompía las reglas de clases. Aquí veías que era Dios y la fuerza del Amor.
Cuando sientes el Amor de Dios, no puedes quedar indiferente, pasas la raya de la indiferencia, censurándote el que no ama a Dios, de tu trato con el Todopoderoso. El que no ama a Dios, queda frío, indiferente, tomando al que ama por libertinaje.
Desperté, oí:
El Amor no tiene protocolo.
El Amor es naturalidad y Vida Eterna.
Lo Eterno no tiene cumplidos.
El cumplido se cansa, esto es actuación de la materia.
El Amor de espíritu es movido, pacífico, pero de fuego que se enorgullece cuando más se extiende.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 33-34
domingo, 28 de octubre de 2012
Si dicen que habla Dios, corre a oírlo
En Sueño Profético decían:
Siempre que Dios se comunica para enseñar, crece el Amor a Dios, surgen discordias y muchos aprenden a amar al oír al Comunicante. El Comunicante da la explicación y Visión, haciendo que tú lo vivas. Cogiendo otro el Escrito y explicándolo, sientes vacío. Dios se deja ver a través del hombre.
Estos Escritos los leerán llorando y echando de menos a su traductora; luego serán oídos como leídos por el hombre, sólo para enseñar, pero sin Eco de Dios y sin respuestas de Aquí. Será una Enseñanza diciendo “esto pasó”, pero no como hoy, que su respuesta es: “esto está pasando hoy. Dios quiere la publicación, pero quiere que sea ella la que explique. Dios quiere que el hombre no ponga ni quite palabra: Dictado de Dios de Aquí, dicho por ella ahí. Si cambian palabras, ya no es Mensaje de Dios, es un arreglo más del hombre, y se leería una Palabra de Dios y muchas arregladas por el hombre, que también eran de Dios aunque el hombre se las pusiera. Esta Gloria dicta con frases de Dios. Estos Libros sea su publicación virgen y al alcance de todos. Dios habla para todos. Ha habido quienes en lo material han tenido como sentidos atrofiados, y en lo espiritual han sido profesores.
Desperté, oí:
En lo espiritual, según amas, así aprendes.
Y según aprendes, así enseñas.
Enseña con más fuerza el que recibe la Comunicación, que el Libro.
El Libro te hace que no olvides las Palabras que te dijeron.
Y que quede escrito todo cuanto de Aquí se dijo.
Esta frase de Dios Hombre es grandiosa:
“Amaos como Yo os he amado”.
Pero ¿cómo sería el oírsela a Él?
Si dicen que habla Dios, corre a oírlo, y luego escribe para que quede para otro que no Lo oyó.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 27-28
Siempre que Dios se comunica para enseñar, crece el Amor a Dios, surgen discordias y muchos aprenden a amar al oír al Comunicante. El Comunicante da la explicación y Visión, haciendo que tú lo vivas. Cogiendo otro el Escrito y explicándolo, sientes vacío. Dios se deja ver a través del hombre.
Estos Escritos los leerán llorando y echando de menos a su traductora; luego serán oídos como leídos por el hombre, sólo para enseñar, pero sin Eco de Dios y sin respuestas de Aquí. Será una Enseñanza diciendo “esto pasó”, pero no como hoy, que su respuesta es: “esto está pasando hoy. Dios quiere la publicación, pero quiere que sea ella la que explique. Dios quiere que el hombre no ponga ni quite palabra: Dictado de Dios de Aquí, dicho por ella ahí. Si cambian palabras, ya no es Mensaje de Dios, es un arreglo más del hombre, y se leería una Palabra de Dios y muchas arregladas por el hombre, que también eran de Dios aunque el hombre se las pusiera. Esta Gloria dicta con frases de Dios. Estos Libros sea su publicación virgen y al alcance de todos. Dios habla para todos. Ha habido quienes en lo material han tenido como sentidos atrofiados, y en lo espiritual han sido profesores.
Desperté, oí:
En lo espiritual, según amas, así aprendes.
Y según aprendes, así enseñas.
Enseña con más fuerza el que recibe la Comunicación, que el Libro.
El Libro te hace que no olvides las Palabras que te dijeron.
Y que quede escrito todo cuanto de Aquí se dijo.
Esta frase de Dios Hombre es grandiosa:
“Amaos como Yo os he amado”.
Pero ¿cómo sería el oírsela a Él?
Si dicen que habla Dios, corre a oírlo, y luego escribe para que quede para otro que no Lo oyó.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 27-28
sábado, 27 de octubre de 2012
“No me importaría el Infierno, si Dios no sufre ya más”
En Sueño Profético decían:
No hay mejor enseñanza, que enseñar a que a Dios amen. El que mucho enseña, ama; enseña porque siempre te está hablando de Dios.
Dijo uno:
El que ha tenido el privilegio de vivir en esta Gloria aún viviendo con materia, gran Profesor es, por ser Dios el que lo enseña. No es lo mismo enseñar con el libro, que te enseñe el que mandó hacer el libro.
Este Profesor te enseñará lo que otros libros vayan a decir y lo que otros dijeron. Este Profesor, puedes aprender con él textos que siendo los mismos, son diferentes a los textos anteriores.
Este Dios que cuando habla
ves que es Dios por su Sencillez.
Este Dios que siempre elige,
niño, anciano o mujer.
Este Dios que le da precio
a lo que el hombre no ve;
no ve porque a Él no ama;
no ve porque a Dios no llama.
Cuando amas ves el bien
o el mal que le hacen al Amado.
Este Dios coge del niño
su inocencia que no ha manchado.
Este Dios coge al joven,
porque no quiere pecado.
Y al viejo entra en su Gloria,
por la vida que ha llevado:
siempre hablando de Dios,
siempre de Dios enseñando.
Despierta, oí:
¿Ves cómo Dios no lo elige?
¡Ahora lo diré más claro!
Al niño lo elige Dios,
para dar Él testimonio,
para que crea el mayor.
Al joven que cumple
los Mandamientos de Dios,
los que Moisés dejó dichos,
porque Dios se lo mandó.
Que los cumple y que enseña
cómo hay que amar a Dios.
Que le horroriza el pecado,
por no hacer sufrir a Dios.
No por el mal que le venga
por no haber querido a Dios.
Esto es lo que menos piensa
el que se llena de Amor,
lo que piensa es, pensar:
¡cuánto sufriría Dios!
Dicen que hay un refrán
de antes de Dios Hombre bajar,
que decían en un pueblo
y yo voy a contar:
“No me importaría el Infierno,
si Dios no sufre ya más”.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 83-84-85
No hay mejor enseñanza, que enseñar a que a Dios amen. El que mucho enseña, ama; enseña porque siempre te está hablando de Dios.
Dijo uno:
El que ha tenido el privilegio de vivir en esta Gloria aún viviendo con materia, gran Profesor es, por ser Dios el que lo enseña. No es lo mismo enseñar con el libro, que te enseñe el que mandó hacer el libro.
Este Profesor te enseñará lo que otros libros vayan a decir y lo que otros dijeron. Este Profesor, puedes aprender con él textos que siendo los mismos, son diferentes a los textos anteriores.
Este Dios que cuando habla
ves que es Dios por su Sencillez.
Este Dios que siempre elige,
niño, anciano o mujer.
Este Dios que le da precio
a lo que el hombre no ve;
no ve porque a Él no ama;
no ve porque a Dios no llama.
Cuando amas ves el bien
o el mal que le hacen al Amado.
Este Dios coge del niño
su inocencia que no ha manchado.
Este Dios coge al joven,
porque no quiere pecado.
Y al viejo entra en su Gloria,
por la vida que ha llevado:
siempre hablando de Dios,
siempre de Dios enseñando.
Despierta, oí:
¿Ves cómo Dios no lo elige?
¡Ahora lo diré más claro!
Al niño lo elige Dios,
para dar Él testimonio,
para que crea el mayor.
Al joven que cumple
los Mandamientos de Dios,
los que Moisés dejó dichos,
porque Dios se lo mandó.
Que los cumple y que enseña
cómo hay que amar a Dios.
Que le horroriza el pecado,
por no hacer sufrir a Dios.
No por el mal que le venga
por no haber querido a Dios.
Esto es lo que menos piensa
el que se llena de Amor,
lo que piensa es, pensar:
¡cuánto sufriría Dios!
Dicen que hay un refrán
de antes de Dios Hombre bajar,
que decían en un pueblo
y yo voy a contar:
“No me importaría el Infierno,
si Dios no sufre ya más”.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 83-84-85
Etiquetas:
Dios,
Dios Habla al No Quiero del Hombre,
importaría,
infierno,
Libro 9,
Sufre
viernes, 26 de octubre de 2012
Tres sufrir
En Sueño Profético hablaban del que sufre con Dios, del que sufre por Dios, y del que hace que Dios sufra con sus actos. Éste último no está con Dios y nunca defenderá la Palabra de Dios, ni podrá enseñar a salvarse de la esclavitud de los espíritus del mal que te rodean.
El que sufre con Dios,
ya Dios le dará Aliento suyo
y verá el camino más llano;
ya notará fortaleza,
fortaleza de cristianos;
ya pensará: Si a Dios siento,
ya llegaré caminando
a lo que antes llegó
todo aquel que fue cristiano:
a vivir ya sólo Gloria
por haberla tú ganado.
Este es el Pago de Dios,
que Dios premia a los cristianos.
Y ya, el que sufre por Dios,
Dios le da en la Tierra Poder y Mando suyo;
lo enseña sin materia,
trayéndolo a su Reino,
o haciendo Dios que vea en la Tierra
lo que nadie está viendo:
Poder suyo flotando,
que deja Saber del Cielo,
que siempre lleva guiando
por el sitio al Instrumento;
siempre lo lleva delante
como lazarillo al ciego;
otras veces le hará saber
lo que nadie está sabiendo.
Estos son los que Dios coge
para hacer al hombre bueno,
que el hombre les da maltrato
porque a Dios no lo está viendo.
Dijo uno:
No lo ve porque él no está enfermo
y cree que su materia nunca quedará durmiendo,
en el Sueño de la muerte,
que es resurrección en Cielo,
o ya no cree lo peor:
Tener el Sueño sin Dios.
Desperté, oí:
Cada vez que Dios te explica,
sirve para el bueno y el malo.
El bueno ve su sufrir
y puede ir comparando.
Comparando y a la vez
al cristiano enseñando.
Te habla de tres sufrir,
y el más grande el del Prójimo.
El más grande dice Aquí,
porque Dios te elige a ti
para llevar al enfermo
la Paz que Él te da Aquí.
Es grande sufrir, sufrir,
que el sufrir te venga a ti.
Pero es sufrir mayor
el sufrir que no está en ti.
Éste es el que Dios premia,
trayendo su espíritu Aquí
y volviendo a la materia.
El sufrir que vas buscando
es para quitar sufrir,
para ir Gloria llenando.
Éstos son lo que en el Prójimo,
a Dios sienten respirando.
Porque Dios espera allí
cuando tú vas consolando.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 170-171-172-173
El que sufre con Dios,
ya Dios le dará Aliento suyo
y verá el camino más llano;
ya notará fortaleza,
fortaleza de cristianos;
ya pensará: Si a Dios siento,
ya llegaré caminando
a lo que antes llegó
todo aquel que fue cristiano:
a vivir ya sólo Gloria
por haberla tú ganado.
Este es el Pago de Dios,
que Dios premia a los cristianos.
Y ya, el que sufre por Dios,
Dios le da en la Tierra Poder y Mando suyo;
lo enseña sin materia,
trayéndolo a su Reino,
o haciendo Dios que vea en la Tierra
lo que nadie está viendo:
Poder suyo flotando,
que deja Saber del Cielo,
que siempre lleva guiando
por el sitio al Instrumento;
siempre lo lleva delante
como lazarillo al ciego;
otras veces le hará saber
lo que nadie está sabiendo.
Estos son los que Dios coge
para hacer al hombre bueno,
que el hombre les da maltrato
porque a Dios no lo está viendo.
Dijo uno:
No lo ve porque él no está enfermo
y cree que su materia nunca quedará durmiendo,
en el Sueño de la muerte,
que es resurrección en Cielo,
o ya no cree lo peor:
Tener el Sueño sin Dios.
Desperté, oí:
Cada vez que Dios te explica,
sirve para el bueno y el malo.
El bueno ve su sufrir
y puede ir comparando.
Comparando y a la vez
al cristiano enseñando.
Te habla de tres sufrir,
y el más grande el del Prójimo.
El más grande dice Aquí,
porque Dios te elige a ti
para llevar al enfermo
la Paz que Él te da Aquí.
Es grande sufrir, sufrir,
que el sufrir te venga a ti.
Pero es sufrir mayor
el sufrir que no está en ti.
Éste es el que Dios premia,
trayendo su espíritu Aquí
y volviendo a la materia.
El sufrir que vas buscando
es para quitar sufrir,
para ir Gloria llenando.
Éstos son lo que en el Prójimo,
a Dios sienten respirando.
Porque Dios espera allí
cuando tú vas consolando.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 170-171-172-173
jueves, 25 de octubre de 2012
Dios da preferencia al que más Lo ama
En Sueño Profético decían:
Dios da preferencia al que más Lo ama.
Hay quien el hombre no le ha visto el Amor porque éste no ha amado.
El hombre cree que cumplir las leyes que pone el hombre, esto es amar, olvidando las Palabras dichas por Dios Padre resonando en Dios Hijo.
Buscar al Hijo es querer saber del Padre. Y buscar al Profeta es querer saber del Hijo.
Dijo uno:
A Dios enfadas si crees lo que hizo y no crees lo que hoy hace.
Si no crees lo que pasó –esto de lo que dejó escrito–, tú no estás con Dios. Pero si no crees lo que está pasando, ¿cómo hablas luego del Poder de Dios?
Dios no admite la injusticia en el Lugar que Él habla, desmintiendo sin comprobación.
Dios te permite, por no quedarte ahí.
Si no hubiera Eternidad, Dios no consentía que desmintieran su Palabra, una vez que en su Palabra se ve a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios en Espíritu.
Si Dios no fuera Eterno y todos los espíritus, Dios mandaría ocultar la claridad, secar los mares y parar las lenguas.
Dios es Dios de Poder, y no hace falta hacer esto.
Hoy manda que escriban, mañana que publiquen, y después juzga, juzga sin haber hombre poderoso que pueda impedirlo.
Despierta, oí:
El hombre hace uso de la Libertad que Dios le da.
Pero no coge el Amor tan grande que continuamente le está ofreciendo.
Para justificarte ante Dios tienes que decir estas palabras:
“Señor, no quise oír al Profeta porque me dijeron que tus Leyes no practicaba”.
“Señor, seguí al Profeta y no iba al Prójimo”.
“Su vanidad cubría su cuerpo”.
“Nunca tuvo obediencia a los que representan tu Gloria”.
“Su presencia me traía demonios alborotando mi Paz”.
Si tú, pecador, te presentas con este escrito verdadero, ya vivías ahí con Dios, aunque el hombre no lo viera.
Pero si tu papel va en blanco, arrepiéntete del uso que hiciste con la Libertad que Dios te dio.
Si no hubiera Eternidad, ¿para qué pedir Perdón?
Y si a Dios nadie Lo viera, ¿quién sabría si había Dios?
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 166-167
Dios da preferencia al que más Lo ama.
Hay quien el hombre no le ha visto el Amor porque éste no ha amado.
El hombre cree que cumplir las leyes que pone el hombre, esto es amar, olvidando las Palabras dichas por Dios Padre resonando en Dios Hijo.
Buscar al Hijo es querer saber del Padre. Y buscar al Profeta es querer saber del Hijo.
Dijo uno:
A Dios enfadas si crees lo que hizo y no crees lo que hoy hace.
Si no crees lo que pasó –esto de lo que dejó escrito–, tú no estás con Dios. Pero si no crees lo que está pasando, ¿cómo hablas luego del Poder de Dios?
Dios no admite la injusticia en el Lugar que Él habla, desmintiendo sin comprobación.
Dios te permite, por no quedarte ahí.
Si no hubiera Eternidad, Dios no consentía que desmintieran su Palabra, una vez que en su Palabra se ve a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios en Espíritu.
Si Dios no fuera Eterno y todos los espíritus, Dios mandaría ocultar la claridad, secar los mares y parar las lenguas.
Dios es Dios de Poder, y no hace falta hacer esto.
Hoy manda que escriban, mañana que publiquen, y después juzga, juzga sin haber hombre poderoso que pueda impedirlo.
Despierta, oí:
El hombre hace uso de la Libertad que Dios le da.
Pero no coge el Amor tan grande que continuamente le está ofreciendo.
Para justificarte ante Dios tienes que decir estas palabras:
“Señor, no quise oír al Profeta porque me dijeron que tus Leyes no practicaba”.
“Señor, seguí al Profeta y no iba al Prójimo”.
“Su vanidad cubría su cuerpo”.
“Nunca tuvo obediencia a los que representan tu Gloria”.
“Su presencia me traía demonios alborotando mi Paz”.
Si tú, pecador, te presentas con este escrito verdadero, ya vivías ahí con Dios, aunque el hombre no lo viera.
Pero si tu papel va en blanco, arrepiéntete del uso que hiciste con la Libertad que Dios te dio.
Si no hubiera Eternidad, ¿para qué pedir Perdón?
Y si a Dios nadie Lo viera, ¿quién sabría si había Dios?
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 166-167
miércoles, 24 de octubre de 2012
Grandes Elegidos, grandes Teólogos
En Sueño Profético decían:
Estos grandes Elegidos, gran servicio hacen a Dios con la Sabiduría que dejaron escrita en la Tierra.
Dijo Agustín:
Siendo la misma Sabiduría, por ser todo el mismo Dios, estos Escritos darán más escándalo; estos Escritos son con más Enseñanza, con más profundidad; estos Escritos son manta grande, que dan abrigo a todo el que quiere, y nunca les faltará manta.
Ya dijo Tomás de Aquino:
Esto es grande Enseñanza, y fácil el aprenderla; es una Teología sin poder igualarla con ningún libro que hable de temas que dejaron escritos antes otros Elegidos. Hay grandes cosas escritas teológicas: pero una Palabra de Dios, mil del hombre.
Aquí, Agustín, no suena el nombre del Elegido, aquí sale la publicación virgen. Esto ha sido Mando de Dios. De estos Libros, ya, el literato, cogerá riachuelos que nunca igualarán al mar. Son Palabras que pasan por todas las mentes comprendidas; son Teología que Dios quiere implantar al hombre que se cree con Teología gastada, con Teología que ha perdido fuerza y colorido. Aquí, con estas vivas Palabras, se puede enseñar con facilidad de esta Gloria, se puede a Dios acercar el hombre.
Los teólogos que mis escritos lean, ven mucha más fuerza en estos que Aquí dictamos. Si al leerlos los estudian con Amor a Dios y queriendo que esto sea de Dios, a Dios le quitan la guerra, y al Comunicante algo le verán del contacto de Aquí.
Desperté, oí:
Si piensas sólo en Dios al hablar con el que Aquí viene, algo verás.
Si lees lo que le dictan, pensando en Dios, algo verás que sea de Aquí.
Dos grandes teólogos, hoy dan las notas, notas que Dios ha mandado.
Buena seguridad da Dios, en que estos Libros los compares.
Te da la seguridad con estos grandes Doctores:
El gran Santo Tomás de Aquino, como lo llaman los hombres.
Y el grande San Agustín, pecador y luego Santo.
Estos dos ven estos Libros con literatura grande.
Tan grande, que si los lees, tan sólo de Dios acordarte, puedes perder la razón cuando leas sólo: “oí”, “En Sueño Profético vi”, y, “me explicaron”.
Si aquí no pierdes la razón, no te des por perdonado.
Porque Aquí le dan el valor, los mismos que hemos dictado.
TOMÁS DE AQUINO Y AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 157-158-159
Estos grandes Elegidos, gran servicio hacen a Dios con la Sabiduría que dejaron escrita en la Tierra.
Dijo Agustín:
Siendo la misma Sabiduría, por ser todo el mismo Dios, estos Escritos darán más escándalo; estos Escritos son con más Enseñanza, con más profundidad; estos Escritos son manta grande, que dan abrigo a todo el que quiere, y nunca les faltará manta.
Ya dijo Tomás de Aquino:
Esto es grande Enseñanza, y fácil el aprenderla; es una Teología sin poder igualarla con ningún libro que hable de temas que dejaron escritos antes otros Elegidos. Hay grandes cosas escritas teológicas: pero una Palabra de Dios, mil del hombre.
Aquí, Agustín, no suena el nombre del Elegido, aquí sale la publicación virgen. Esto ha sido Mando de Dios. De estos Libros, ya, el literato, cogerá riachuelos que nunca igualarán al mar. Son Palabras que pasan por todas las mentes comprendidas; son Teología que Dios quiere implantar al hombre que se cree con Teología gastada, con Teología que ha perdido fuerza y colorido. Aquí, con estas vivas Palabras, se puede enseñar con facilidad de esta Gloria, se puede a Dios acercar el hombre.
Los teólogos que mis escritos lean, ven mucha más fuerza en estos que Aquí dictamos. Si al leerlos los estudian con Amor a Dios y queriendo que esto sea de Dios, a Dios le quitan la guerra, y al Comunicante algo le verán del contacto de Aquí.
Desperté, oí:
Si piensas sólo en Dios al hablar con el que Aquí viene, algo verás.
Si lees lo que le dictan, pensando en Dios, algo verás que sea de Aquí.
Dos grandes teólogos, hoy dan las notas, notas que Dios ha mandado.
Buena seguridad da Dios, en que estos Libros los compares.
Te da la seguridad con estos grandes Doctores:
El gran Santo Tomás de Aquino, como lo llaman los hombres.
Y el grande San Agustín, pecador y luego Santo.
Estos dos ven estos Libros con literatura grande.
Tan grande, que si los lees, tan sólo de Dios acordarte, puedes perder la razón cuando leas sólo: “oí”, “En Sueño Profético vi”, y, “me explicaron”.
Si aquí no pierdes la razón, no te des por perdonado.
Porque Aquí le dan el valor, los mismos que hemos dictado.
TOMÁS DE AQUINO Y AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 157-158-159
Etiquetas:
Agustin de Monica,
Dios Comunica y Da Nombres,
Elegidos,
Grandes,
Libro 5,
Teólogo,
Teólogos,
Tomas de Aquino
martes, 23 de octubre de 2012
Fieles como los ríos a los mares
En Sueño Profético contaban varios hechos de la Vida de Dios Hombre.
Dijo uno:
Un día, cuando íbamos con el Maestro, al salir de la casa donde nos habíamos reunido, se paró el Maestro y dijo:
–¿Quién dirá que no soy el Hijo del Hombre, después de que haya tenido trato conmigo o con quien Yo le haya dado mi Palabra? El que esto no conociera, no le sirve a mi Padre. Esto es labrador sin conocer el trigo; cabrero sin conocer las cabras.
Continuamos andando, y al pasar por la orilla de un río, otra vez habló el Maestro:
–Todos los ríos buscan al mar. Ya mi Padre le mandó a la corriente que fuera toda para el mismo sitio, donde “El Mar Padre” los acoge como hijos.
–En el río y en el mar, veis obediencia y Amor. Nunca cogerá el río corriente hacia arriba, ni el mar no tendrá sitio para sus hijos. Esto es Mando de mi Padre, y Amor entre ríos y mares.
Ya llegada la noche nos dijo también:
–El Sol tiene su obediencia a mi Padre. Tiene que venir la noche para que el hombre descanse. También se resiste, a veces, el Sol en obediencia a mi Padre, pero si hace resistencia es por embellecer los mares.
–Todo lo que mi Padre hizo primero –y señaló los campos– fue para al hombre enseñarle. Luego Yo me hice Hombre, para que vieran mi Carne, para enseñar obediencia, siendo primero el Amarme.
–Si alguno se siente falto de Amor cuando Yo falte, que no cambie su camino, que siga el que Yo os enseñé. Sed siempre fieles, como los ríos a los mares, como el Sol que esconde sus rayos por empujarle la noche.
–Todo está hecho por Mí, aunque aquí a mi Padre nombre.
Desperté, oí:
Aquel día disfrutaron,
aprendieron y lloraron.
No podían oír decir:
“Cuando estéis sin Mí”.
Muchas veces el Maestro
se quedaba en silencio,
por tal de verlos contentos.
El día que los ejemplos
eran comparados
con lo que no era del hombre,
era Enseñanza directa
del Poder Omnipotente.
Si mirabas la montaña,
allí veías a Él.
El ruido de las aguas
te demostraba Poder.
Y ya llegaba la noche,
para el descanso del bueno,
para el silencio del sueño.
No hay obediencia mayor,
que siempre mires al Cielo.
Que es donde manda el Amor
sus Palabras de consuelo.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 166-167
Dijo uno:
Un día, cuando íbamos con el Maestro, al salir de la casa donde nos habíamos reunido, se paró el Maestro y dijo:
–¿Quién dirá que no soy el Hijo del Hombre, después de que haya tenido trato conmigo o con quien Yo le haya dado mi Palabra? El que esto no conociera, no le sirve a mi Padre. Esto es labrador sin conocer el trigo; cabrero sin conocer las cabras.
Continuamos andando, y al pasar por la orilla de un río, otra vez habló el Maestro:
–Todos los ríos buscan al mar. Ya mi Padre le mandó a la corriente que fuera toda para el mismo sitio, donde “El Mar Padre” los acoge como hijos.
–En el río y en el mar, veis obediencia y Amor. Nunca cogerá el río corriente hacia arriba, ni el mar no tendrá sitio para sus hijos. Esto es Mando de mi Padre, y Amor entre ríos y mares.
Ya llegada la noche nos dijo también:
–El Sol tiene su obediencia a mi Padre. Tiene que venir la noche para que el hombre descanse. También se resiste, a veces, el Sol en obediencia a mi Padre, pero si hace resistencia es por embellecer los mares.
–Todo lo que mi Padre hizo primero –y señaló los campos– fue para al hombre enseñarle. Luego Yo me hice Hombre, para que vieran mi Carne, para enseñar obediencia, siendo primero el Amarme.
–Si alguno se siente falto de Amor cuando Yo falte, que no cambie su camino, que siga el que Yo os enseñé. Sed siempre fieles, como los ríos a los mares, como el Sol que esconde sus rayos por empujarle la noche.
–Todo está hecho por Mí, aunque aquí a mi Padre nombre.
Desperté, oí:
Aquel día disfrutaron,
aprendieron y lloraron.
No podían oír decir:
“Cuando estéis sin Mí”.
Muchas veces el Maestro
se quedaba en silencio,
por tal de verlos contentos.
El día que los ejemplos
eran comparados
con lo que no era del hombre,
era Enseñanza directa
del Poder Omnipotente.
Si mirabas la montaña,
allí veías a Él.
El ruido de las aguas
te demostraba Poder.
Y ya llegaba la noche,
para el descanso del bueno,
para el silencio del sueño.
No hay obediencia mayor,
que siempre mires al Cielo.
Que es donde manda el Amor
sus Palabras de consuelo.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 166-167
lunes, 22 de octubre de 2012
Yerba bendita
En Sueño Profético decían:
Hay quien vive por la Fe. Me contaba a mí un hermano mío que vivía en Jerusalén, que iba un vendedor vendiendo hierbas silvestres para curar algunos males que a la gente atormentaban. Este vendedor tenía tal Confianza en Dios, que decía: “Yo sé que si Él mira el canasto desde el Cielo, mis hierbas quitarán dolores. Mientras las cojo, yo no dejo de rezar, y a Dios pido las bendiga para la carne curar”. Me vendía dos canastos, ¡y porque no cogía más...!
“Este oficio me lo enseñó mi abuelo, el que con él me crié. Lo llamaban algunos médicos y estas preguntas le hacían:
–¿Cómo vendes tanto? ¿Tú crees que curas?
–¡No! Son las yerbas, que llevan la bendición de Dios. Cuando estoy cogiéndolas en el campo, es coger yerba y oración. Y cuando llego a mi casa y separo del montón, mientras hago mis "ataillos", también estoy nombrando a Dios, y ya, cuando recuento el dinero, digo: ¡Dios mío!, gracias por “to”. Al día siguiente paso con mis cestos y mi pregón, y si alguno había visto a otro que el día de antes tomó estas yerbas milagrosas, y el mal se le quitó, me compraba los manojos convencido de que bien le harían, como le hizo al anterior que le habló “pa” que comprara cuando oyera al vendedor. Éste era el pregón: “Comprad la yerba bendita, que lleva hasta oración”. Esto en buena voz se oía apenas salía el Sol.
Desperté, oí:
La Fe de este vendedor
la transmitía a las yerbas.
Con sus manos las tocaba,
y con sus palabras alababa.
Alababa a Dios del Cielo,
y pedía por el enfermo.
Estas yerbas iban ya
locas por querer curar.
No se acostaba una noche
sin pedir
que al pasar por su garganta,
a Dios pidieran curar.
Hacía tanta oración
el que cogía las yerbas,
que en las yerbas iba Dios.
Cualquiera puede curar
con la Fe y el alabar.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 90-91-92
Hay quien vive por la Fe. Me contaba a mí un hermano mío que vivía en Jerusalén, que iba un vendedor vendiendo hierbas silvestres para curar algunos males que a la gente atormentaban. Este vendedor tenía tal Confianza en Dios, que decía: “Yo sé que si Él mira el canasto desde el Cielo, mis hierbas quitarán dolores. Mientras las cojo, yo no dejo de rezar, y a Dios pido las bendiga para la carne curar”. Me vendía dos canastos, ¡y porque no cogía más...!
“Este oficio me lo enseñó mi abuelo, el que con él me crié. Lo llamaban algunos médicos y estas preguntas le hacían:
–¿Cómo vendes tanto? ¿Tú crees que curas?
–¡No! Son las yerbas, que llevan la bendición de Dios. Cuando estoy cogiéndolas en el campo, es coger yerba y oración. Y cuando llego a mi casa y separo del montón, mientras hago mis "ataillos", también estoy nombrando a Dios, y ya, cuando recuento el dinero, digo: ¡Dios mío!, gracias por “to”. Al día siguiente paso con mis cestos y mi pregón, y si alguno había visto a otro que el día de antes tomó estas yerbas milagrosas, y el mal se le quitó, me compraba los manojos convencido de que bien le harían, como le hizo al anterior que le habló “pa” que comprara cuando oyera al vendedor. Éste era el pregón: “Comprad la yerba bendita, que lleva hasta oración”. Esto en buena voz se oía apenas salía el Sol.
Desperté, oí:
La Fe de este vendedor
la transmitía a las yerbas.
Con sus manos las tocaba,
y con sus palabras alababa.
Alababa a Dios del Cielo,
y pedía por el enfermo.
Estas yerbas iban ya
locas por querer curar.
No se acostaba una noche
sin pedir
que al pasar por su garganta,
a Dios pidieran curar.
Hacía tanta oración
el que cogía las yerbas,
que en las yerbas iba Dios.
Cualquiera puede curar
con la Fe y el alabar.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 90-91-92
domingo, 21 de octubre de 2012
Palabra de Dios oída al Altavoz
En Sueño Profético hablaban de la Palabra de Dios oída al Altavoz que Dios coge, u oírla al que del Libro la lleva al altavoz. Esta diferencia es tan grande, que comparación no admite.
Dijo uno:
La que el hombre lee, admite arreglo del mismo hombre. La que en el Altavoz suena, ves claro que es Dios.
Yo mismo voy a contar lo que dijo un día el Maestro estando en una Predicación:
“Hoy va la Enseñanza, a conocer al mismo Dios en Palabras.
Mi Enseñanza quedará escrita, y habrá muchos que la enseñen. Pocos la enseñarán con Amor, pero éstos que enseñan con Amor, si Yo hablara en otro hombre, deben de conocerme por llevar la Fuerza en la Voz que resuena.
El que oiga mi Voz, es para que vaya enseñando, no para oír al que a Mí no Me oye.
Todo el que mi Voz oiga, es para divulgar mi Palabra, no para ponerla al igual que la del hombre. El que esto haga, no Me busca a Mí, va donde el hombre.
El que mis Palabras oyera con Amor y Hambre, quedará lleno su espíritu, sin sitio para albergar las del hombre; notará la fuerza viva de su espíritu mandándole a la materia; notará algo de Dios, aunque el hombre callar quiera. Siempre que mi Padre hable, notarán la diferencia”.
Fue uno a preguntarle, y la pregunta fue grande donde tantos hombres había y de opinión diferente.
Ésta fue la que le hizo:
–Si yo cojo tus Palabras, siempre con el mismo Amor que hoy, ya no puedo oír a otro que dijera que Tú le hablas, porque más Amor no tengo, y tus Palabras dices que son Eternas.
Más miraron a éste que al Maestro. Pero fue la respuesta antes que volver la mirada:
–Si mañana otra vez te hablo, ¿vienes a oírme, o ya no tienes sitio para mis Palabras? Pues esto te pasará cuando conozcas donde yo hablo, que siempre tendré un sitio.
Desperté, oí:
¡Qué pocas Palabras
y cuánta Enseñanza
daba este Maestro,
de Enseñanza siempre igual!
Enseñaba a que supieran
el saber diferenciar,
lo que Él había dicho
o lo que hablaba el Lugar.
Enseñaba a que oyeran
y que luego enseñaran.
Enseñaba a conocer,
cuando fueran sus Palabras,
el que no quería aprender.
Enseñaba a retirarte
del que al Padre ofendía.
Y enseñaba a que vieras
que si a Él no lo seguían,
nunca quisieron al Padre,
al que tanto referían.
Hay quien quiere demostrar
lo que sabe que no quiere.
No hay cosa más “retirá”,
que enseñar lo que no sientes.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 32-33-34-35
Dijo uno:
La que el hombre lee, admite arreglo del mismo hombre. La que en el Altavoz suena, ves claro que es Dios.
Yo mismo voy a contar lo que dijo un día el Maestro estando en una Predicación:
“Hoy va la Enseñanza, a conocer al mismo Dios en Palabras.
Mi Enseñanza quedará escrita, y habrá muchos que la enseñen. Pocos la enseñarán con Amor, pero éstos que enseñan con Amor, si Yo hablara en otro hombre, deben de conocerme por llevar la Fuerza en la Voz que resuena.
El que oiga mi Voz, es para que vaya enseñando, no para oír al que a Mí no Me oye.
Todo el que mi Voz oiga, es para divulgar mi Palabra, no para ponerla al igual que la del hombre. El que esto haga, no Me busca a Mí, va donde el hombre.
El que mis Palabras oyera con Amor y Hambre, quedará lleno su espíritu, sin sitio para albergar las del hombre; notará la fuerza viva de su espíritu mandándole a la materia; notará algo de Dios, aunque el hombre callar quiera. Siempre que mi Padre hable, notarán la diferencia”.
Fue uno a preguntarle, y la pregunta fue grande donde tantos hombres había y de opinión diferente.
Ésta fue la que le hizo:
–Si yo cojo tus Palabras, siempre con el mismo Amor que hoy, ya no puedo oír a otro que dijera que Tú le hablas, porque más Amor no tengo, y tus Palabras dices que son Eternas.
Más miraron a éste que al Maestro. Pero fue la respuesta antes que volver la mirada:
–Si mañana otra vez te hablo, ¿vienes a oírme, o ya no tienes sitio para mis Palabras? Pues esto te pasará cuando conozcas donde yo hablo, que siempre tendré un sitio.
Desperté, oí:
¡Qué pocas Palabras
y cuánta Enseñanza
daba este Maestro,
de Enseñanza siempre igual!
Enseñaba a que supieran
el saber diferenciar,
lo que Él había dicho
o lo que hablaba el Lugar.
Enseñaba a que oyeran
y que luego enseñaran.
Enseñaba a conocer,
cuando fueran sus Palabras,
el que no quería aprender.
Enseñaba a retirarte
del que al Padre ofendía.
Y enseñaba a que vieras
que si a Él no lo seguían,
nunca quisieron al Padre,
al que tanto referían.
Hay quien quiere demostrar
lo que sabe que no quiere.
No hay cosa más “retirá”,
que enseñar lo que no sientes.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 32-33-34-35
Etiquetas:
Altavoz,
Ana García de Cuenca,
Dios,
Dios No Quiere Permite,
Elegido,
Libro 8,
Palabra,
Profeta
sábado, 20 de octubre de 2012
Si el hombre tuviera el Poder que Dios tiene, jamás perdonaba
En Sueño Profético hablaban del Poder de Dios, del Permitir de Dios y de su Perdón.
Dijo uno:
El Amor ha quedado sin nombrar por quedar nombrado en el Perdón. No puede haber Perdón de Dios si no hay mucho Amor.
El perdón del hombre es de poco valor, como el poder. Y ya el permitir del hombre, pocas veces permite y regala.
Hay grande diferencia de cómo actúa el hombre y cómo actúa Dios. Si el hombre tuviera el Poder que Dios tiene, jamás perdonaba cuando otro hombre de menos poder él, creyera que le insultaba.
Hoy toca poner ejemplos para que el hombre compare y cada uno encaje su actuación o su pensar:
Al hombre le gusta que le hablen de la vida de pecado, y le aburre el hablar de Dios. El hombre cree todo lo que le dicen del mundo de materia; y a más imposible, más da la razón; basta que lo diga otro hombre de la Tierra, de esos hombres que otro hombre le da tan grande valor. Pero ahora que alguien le hable de Aquí, que alguien dé manifestaciones de contacto de esta Gloria, que presente las Palabras que Dios manda dictar, que entregue Escritos en los que ves que es el mismo Dios con estas Palabras: “Yo soy Dios Padre”, y esta Visión sea vista en espíritu, continuando la Enseñanza viendo al mismo Dios de Hombre terminando el Arrobo con estas Palabras: “Es mi Espíritu el que entra en la carne y actúa Dios Padre, Dios Hijo, en Sabiduría, que es el Espíritu de Dios Único”. Que piense el hombre cuántos aceptan este Poder de Dios hecho comunicación, que es Dios llegando a los sentidos del hombre.
Desperté, oí:
¡Cuánto imploran en el Cielo,
que el hombre comprender quiera!
Si el hombre pensara en Dios,
Dios haría que comprendiera.
Pero les viene el pesar,
para que mande condena.
Si Dios usara el Poder,
ese mundo hace siglos,
que mundo no podías ver.
Tal vez lo hubiera acabado
cuando en Tierra Él puso el Pie.
Cuando el hombre lo recibe
queriendo el Crimen hacer.
Que no lo hizo entonces,
que fue unos años después.
Es grande el Permitir,
y es grande su grande Amor.
Y es el Único en el Cielo
que puede dar el Perdón.
Sabiendo todo esto,
el hombre sigue
sin amar a Dios.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 54-55-56
Dijo uno:
El Amor ha quedado sin nombrar por quedar nombrado en el Perdón. No puede haber Perdón de Dios si no hay mucho Amor.
El perdón del hombre es de poco valor, como el poder. Y ya el permitir del hombre, pocas veces permite y regala.
Hay grande diferencia de cómo actúa el hombre y cómo actúa Dios. Si el hombre tuviera el Poder que Dios tiene, jamás perdonaba cuando otro hombre de menos poder él, creyera que le insultaba.
Hoy toca poner ejemplos para que el hombre compare y cada uno encaje su actuación o su pensar:
Al hombre le gusta que le hablen de la vida de pecado, y le aburre el hablar de Dios. El hombre cree todo lo que le dicen del mundo de materia; y a más imposible, más da la razón; basta que lo diga otro hombre de la Tierra, de esos hombres que otro hombre le da tan grande valor. Pero ahora que alguien le hable de Aquí, que alguien dé manifestaciones de contacto de esta Gloria, que presente las Palabras que Dios manda dictar, que entregue Escritos en los que ves que es el mismo Dios con estas Palabras: “Yo soy Dios Padre”, y esta Visión sea vista en espíritu, continuando la Enseñanza viendo al mismo Dios de Hombre terminando el Arrobo con estas Palabras: “Es mi Espíritu el que entra en la carne y actúa Dios Padre, Dios Hijo, en Sabiduría, que es el Espíritu de Dios Único”. Que piense el hombre cuántos aceptan este Poder de Dios hecho comunicación, que es Dios llegando a los sentidos del hombre.
Desperté, oí:
¡Cuánto imploran en el Cielo,
que el hombre comprender quiera!
Si el hombre pensara en Dios,
Dios haría que comprendiera.
Pero les viene el pesar,
para que mande condena.
Si Dios usara el Poder,
ese mundo hace siglos,
que mundo no podías ver.
Tal vez lo hubiera acabado
cuando en Tierra Él puso el Pie.
Cuando el hombre lo recibe
queriendo el Crimen hacer.
Que no lo hizo entonces,
que fue unos años después.
Es grande el Permitir,
y es grande su grande Amor.
Y es el Único en el Cielo
que puede dar el Perdón.
Sabiendo todo esto,
el hombre sigue
sin amar a Dios.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 54-55-56
viernes, 19 de octubre de 2012
La firmeza de sus palabras
En Sueño Profético hablaban del que Dios habla en él. Decían:
Sólo al ver la firmeza de sus palabras, ves es de Dios.
En esa tranquilidad, en el momento del desconocido que a ella presentan, ya ves que está ayudada de Aquí; en ese reposo en el diálogo; en esa seguridad en la palabra que oye y mandan que escriba y que ella jamás retira, por saber que es Palabra y mandato de Dios. Esto, el que lo estudie, ve en la fuerza de las palabras no son del hombre.
Cuando la mentira actúa, ves cosas con fuerza y cosas tibias. Las que tienen fuerza, es con una fuerza violenta, fuerza enferma, fuerza ridícula, fuerza asustona, fuerza de sospecha; en una palabra: persona que cansa su presencia y sería molesto el volver a oírla. Aquí es martirio no tenerla siempre presente.
Ella es Lugar que Dios mueve y lleva, para que el hombre conozca su Palabra, sin obligar a que la acepten. Este Lugar, en sus actuaciones, ve todo el que quiera a Dios. No sólo Lo ve, sino que también lo siente. Dios impregna, para que el que Lo oiga, si ama, quede impregnado. Y si no Lo ama, se llena de ira, queriendo demoler este Lugar. Todos los que Dios habló en ellos, dejaron grandes cosas escritas, dictadas por espíritus de esta Gloria, que esto es Dios dictando. Pero en ella, es una Enseñanza que quedará escrita para los grandes intelectuales que quieran aprender de esta Gloria, y que también leerán los intelectuales que no quieran que Dios hable día tras día.
Desperté, oí:
El hombre debería, él mismo, preguntarse: “¿Por quién hablo yo todos los días, y no una sola vez?”.
Si la respuesta daba: “Por Dios”, su Mensaje no extrañaría.
¿Cómo quiere el hombre hablar tanto de Dios y avergonzarse de Él?
Si el que diga “Dios me habla”,
tiene que tener un vivir,
que el mismo vivir lo avala.
Ya puedes seguir de cerca,
o seguir a larga distancia,
que verás Lugar de Dios,
que de ahí sale su Palabra.
Si el hombre, al hombre exigiera
clases de espiritualidad,
todo hombre conocía
cómo Dios en cualquier lugar
al hombre se dirigía.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 48-49-50
Sólo al ver la firmeza de sus palabras, ves es de Dios.
En esa tranquilidad, en el momento del desconocido que a ella presentan, ya ves que está ayudada de Aquí; en ese reposo en el diálogo; en esa seguridad en la palabra que oye y mandan que escriba y que ella jamás retira, por saber que es Palabra y mandato de Dios. Esto, el que lo estudie, ve en la fuerza de las palabras no son del hombre.
Cuando la mentira actúa, ves cosas con fuerza y cosas tibias. Las que tienen fuerza, es con una fuerza violenta, fuerza enferma, fuerza ridícula, fuerza asustona, fuerza de sospecha; en una palabra: persona que cansa su presencia y sería molesto el volver a oírla. Aquí es martirio no tenerla siempre presente.
Ella es Lugar que Dios mueve y lleva, para que el hombre conozca su Palabra, sin obligar a que la acepten. Este Lugar, en sus actuaciones, ve todo el que quiera a Dios. No sólo Lo ve, sino que también lo siente. Dios impregna, para que el que Lo oiga, si ama, quede impregnado. Y si no Lo ama, se llena de ira, queriendo demoler este Lugar. Todos los que Dios habló en ellos, dejaron grandes cosas escritas, dictadas por espíritus de esta Gloria, que esto es Dios dictando. Pero en ella, es una Enseñanza que quedará escrita para los grandes intelectuales que quieran aprender de esta Gloria, y que también leerán los intelectuales que no quieran que Dios hable día tras día.
Desperté, oí:
El hombre debería, él mismo, preguntarse: “¿Por quién hablo yo todos los días, y no una sola vez?”.
Si la respuesta daba: “Por Dios”, su Mensaje no extrañaría.
¿Cómo quiere el hombre hablar tanto de Dios y avergonzarse de Él?
Si el que diga “Dios me habla”,
tiene que tener un vivir,
que el mismo vivir lo avala.
Ya puedes seguir de cerca,
o seguir a larga distancia,
que verás Lugar de Dios,
que de ahí sale su Palabra.
Si el hombre, al hombre exigiera
clases de espiritualidad,
todo hombre conocía
cómo Dios en cualquier lugar
al hombre se dirigía.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 48-49-50
jueves, 18 de octubre de 2012
En la Comunicación de Dios no entra el silencio
En Sueño Profético decían:
Sería de un Amor grande a Dios, el exigirle al que Aquí Dios trae, el hablar de esta Gloria; sería querer saber de aquello que tanto adoras; sería alabanza a Dios; sería cortar el pecado; todo sería normal hacia Dios, menos el silencio.
Dijo uno:
En todo lo material puedes obedecer al silencio, pero en la Comunicación de Dios no entra el silencio. El silencio a Dios siempre intentó ponerlo el que no amó. Al no amar, ya no hay interés por saber de esta Gloria. Al no haber Amor, ya existe la persecución. Pero en hablando Dios, ya continúa el diálogo; continúa la Enseñanza de estos espíritus que Aquí alaban y ahí enseñan. No puede haber diálogo con Dios, si tú no vives sólo para Dios. No puede haber Elegido para llevar la Palabra de Dios, si antes no buscó a Dios en el Prójimo. Dios espera en el afligido, y te manda si tú quieres; aquí rechaza la obra al silencio.
Desperté, oí:
Dios habla
y Dios pone silencio.
Dios pone silencio
al hombre que de Dios se aparta.
Pero al que ama a Dios,
a éste, gritar le manda.
Gritar con grito de Amor,
de este grito que no cansa.
Gritar nombrando a este Dios,
que es el que da la Enseñanza.
Siempre hubo Profetas,
que son Lugares que Él manda.
Pues si Dios tiene su Reino,
un Reino que no se acaba,
¿por qué te extrañas, cristiano?
Debía el hombre pensar
el mal que le hace a Dios
con querer esto ocultar.
Debía estar sufriendo
de pensar en esta frase:
“Estoy sin saber de Gloria
porque vivo sin amarle”.
Esta es la gran razón,
que el hombre silencio mande.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 28-29-30
Sería de un Amor grande a Dios, el exigirle al que Aquí Dios trae, el hablar de esta Gloria; sería querer saber de aquello que tanto adoras; sería alabanza a Dios; sería cortar el pecado; todo sería normal hacia Dios, menos el silencio.
Dijo uno:
En todo lo material puedes obedecer al silencio, pero en la Comunicación de Dios no entra el silencio. El silencio a Dios siempre intentó ponerlo el que no amó. Al no amar, ya no hay interés por saber de esta Gloria. Al no haber Amor, ya existe la persecución. Pero en hablando Dios, ya continúa el diálogo; continúa la Enseñanza de estos espíritus que Aquí alaban y ahí enseñan. No puede haber diálogo con Dios, si tú no vives sólo para Dios. No puede haber Elegido para llevar la Palabra de Dios, si antes no buscó a Dios en el Prójimo. Dios espera en el afligido, y te manda si tú quieres; aquí rechaza la obra al silencio.
Desperté, oí:
Dios habla
y Dios pone silencio.
Dios pone silencio
al hombre que de Dios se aparta.
Pero al que ama a Dios,
a éste, gritar le manda.
Gritar con grito de Amor,
de este grito que no cansa.
Gritar nombrando a este Dios,
que es el que da la Enseñanza.
Siempre hubo Profetas,
que son Lugares que Él manda.
Pues si Dios tiene su Reino,
un Reino que no se acaba,
¿por qué te extrañas, cristiano?
Debía el hombre pensar
el mal que le hace a Dios
con querer esto ocultar.
Debía estar sufriendo
de pensar en esta frase:
“Estoy sin saber de Gloria
porque vivo sin amarle”.
Esta es la gran razón,
que el hombre silencio mande.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 28-29-30
Etiquetas:
Comunicación,
Dios,
Dios Habla al No Quiero del Hombre,
Libro 9,
no entra,
Silencio
miércoles, 17 de octubre de 2012
Para Dios cualquier Lugar puede llamarse Belén
En Sueño Profético hablaban y ponían comparaciones.
Dijo uno:
El extranjero para Dios es lo mismo que otro hombre. Para Dios es la misma Tierra, el mismo Sol y la misma noche. Todo esto es cambiado, no para Dios y sí para el hombre.
El Nacimiento de Dios
fue para el hombre en Belén;
para Dios, cualquier lugar,
puede llamarse Belén.
El hombre santo le llama
a aquel que santo ya ve;
el hombre ve muchas veces
lo que Dios no quiere ver.
Con frecuencia dice el hombre:
“Yo no voy a ser como aquél,
aquél nació para santo,
yo no sirvo como él”.
Cualquiera puede ser santo,
Dios Lo dice y así es,
para Dios cualquier Lugar
puede llamarse Belén.
Dios espera que tú digas,
tengo sitio para Nacer,
y ya contento tú dices,
yo soy Portal de Belén.
Al hombre le extraña a veces
el ver el agua caer.
A Dios no le pide el hombre:
¡Dios mío!, ¿qué tengo que hacer?,
que ya no quiero ofenderte
y quiero retroceder,
para si Tú me perdonas,
yo ser Portal de Belén.
Esto le extraña a otro
que a Dios no quiere ofrecer
su espíritu de Vivienda
para ser Portal de Belén.
Desperté, oí:
Dios quiere su Nacimiento
en todos los hombres nacer;
Dios quiere que todos canten:
“Yo soy Portal de Belén”.
Dios vino, nos trajo Paz,
y nos dijo con Amor:
“Practicando mi Mensaje,
se acaba el pecador”.
El que ya haya pecado
y le pida su Perdón,
Él lo perdona, lo ama
y el pecado lo olvidó.
Porque el Nacimiento suyo
fue por Salvar al pecador.
Por eso si tú Lo amas
y Le ofreces el amar,
Él hará su Nacimiento
en Belén, que tú eres ya.
Busca como los pastores,
y ofrécele tu Portal,
que te nazca esta noche,
que le llaman Navidad.
Si esta noche no te nace,
ya tienes que esperar
a otra noche cualquiera
que tú digas Navidad.
Más vale que ames antes,
que no esperes para amar.
Pues si amas todo el año,
siempre será Navidad,
y siempre sentirás el gozo
de este Niño del Portal.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 76-77-78-79
Dijo uno:
El extranjero para Dios es lo mismo que otro hombre. Para Dios es la misma Tierra, el mismo Sol y la misma noche. Todo esto es cambiado, no para Dios y sí para el hombre.
El Nacimiento de Dios
fue para el hombre en Belén;
para Dios, cualquier lugar,
puede llamarse Belén.
El hombre santo le llama
a aquel que santo ya ve;
el hombre ve muchas veces
lo que Dios no quiere ver.
Con frecuencia dice el hombre:
“Yo no voy a ser como aquél,
aquél nació para santo,
yo no sirvo como él”.
Cualquiera puede ser santo,
Dios Lo dice y así es,
para Dios cualquier Lugar
puede llamarse Belén.
Dios espera que tú digas,
tengo sitio para Nacer,
y ya contento tú dices,
yo soy Portal de Belén.
Al hombre le extraña a veces
el ver el agua caer.
A Dios no le pide el hombre:
¡Dios mío!, ¿qué tengo que hacer?,
que ya no quiero ofenderte
y quiero retroceder,
para si Tú me perdonas,
yo ser Portal de Belén.
Esto le extraña a otro
que a Dios no quiere ofrecer
su espíritu de Vivienda
para ser Portal de Belén.
Desperté, oí:
Dios quiere su Nacimiento
en todos los hombres nacer;
Dios quiere que todos canten:
“Yo soy Portal de Belén”.
Dios vino, nos trajo Paz,
y nos dijo con Amor:
“Practicando mi Mensaje,
se acaba el pecador”.
El que ya haya pecado
y le pida su Perdón,
Él lo perdona, lo ama
y el pecado lo olvidó.
Porque el Nacimiento suyo
fue por Salvar al pecador.
Por eso si tú Lo amas
y Le ofreces el amar,
Él hará su Nacimiento
en Belén, que tú eres ya.
Busca como los pastores,
y ofrécele tu Portal,
que te nazca esta noche,
que le llaman Navidad.
Si esta noche no te nace,
ya tienes que esperar
a otra noche cualquiera
que tú digas Navidad.
Más vale que ames antes,
que no esperes para amar.
Pues si amas todo el año,
siempre será Navidad,
y siempre sentirás el gozo
de este Niño del Portal.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 76-77-78-79
martes, 16 de octubre de 2012
Primera edición de Libros Ilustrados
La Fundación Ana García de Cuenca, ha puesto a la venta el primer tomo de una colección de Libros Ilustrados, orientado principalmente al público más joven, donde se han seleccionado Mensajes de sus Libros, que tratan de la Vida de Dios Hombre y de Hechos perdidos, nunca antes revelados ni contados en otros libros.
El Libro consta de 40 páginas ilustradas a color, en papel satinado y de gran calidad. El precio es bastante reducido, 2,95€, gastos de envío incluidos dentro de España (Península).
Nuestro objetivo es que cualquier persona pueda tener acceso a ellos. El importe recaudado será destinado a seguir editando nuevos tomos, y para continuar con la labor de difusión de la Obra de Ana.
Esta edición es Limitada. Si está interesado en adquirir algún ejemplar, puede hacerlo de varias maneras:
- Mandando un correo electrónico a: fundacion@anagarciadecuenca.com, con la cantidad, datos personales, dirección de envío y teléfono.
- Mandando un mensaje a nuestro perfil de facebook: https://www.facebook.com/SeguidoresdeAnaGarciadeCuenca
O si lo prefieren:
- Librería CECADI: C/ San Buenaventura, 4 (Madrid). Tlf. 913666688
- Fundación Ana García de Cuenca Madrid: C/ Faustino Osorio, nº 15. Tlf. 914637108 (Madrid).
- Fundación Ana García de Cuenca Córdoba: C/ Fernando de Córdoba, nº 1. Tlf. 957474866 (Córdoba).
La constancia anula el sacrificio
En Sueño Profético decían:
La constancia, para las cosas de Dios, tiene un valor incalculable. La constancia es nota de seguridad, y la seguridad siempre te lleva por los mismos pasos.
Dijo uno:
Los Santos se hacen Santos por vivir siempre con la misma seguridad que cuando empezaron a vivir la vida de santidad; siempre con el mismo cumplir de Amor a Dios. Que este cumplir es pura constancia sin tomarlo por sacrificio. La constancia anula el sacrificio. La constancia te la da Dios porque tú la pides cuando Él te manda.
No hay constancia sin Amor,
ni Dios, si no amas, manda.
Para que te mande Dios
tienes que oír su Palabra,
pero no como un pregón,
tienes que oírla con ganas,
pues si oyes sin Amor,
no puedes tener constancia,
porque así no manda Dios.
Desperté, oí:
Esto es una cadena:
la constancia, el Amor
y el Mando que de Dios llega.
Que este Mando es
hacer el bien
y que todos lo vean.
Que este Mando es vivir
buscando donde el dolor
tú puedes ir consolando.
Por eso la puntuación
es de un valor tan alto,
que Dios, que todo es presente,
va escribiendo y va borrando.
Va escribiendo puntuación,
y falsedades borrando.
Sólo con tener constancia,
te puedes hacer un Santo.
Y ya, para que te elija,
constancia te va avalando.
No hay constancia sin Amor,
porque sería fracaso.
***
Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 46-47
La constancia, para las cosas de Dios, tiene un valor incalculable. La constancia es nota de seguridad, y la seguridad siempre te lleva por los mismos pasos.
Dijo uno:
Los Santos se hacen Santos por vivir siempre con la misma seguridad que cuando empezaron a vivir la vida de santidad; siempre con el mismo cumplir de Amor a Dios. Que este cumplir es pura constancia sin tomarlo por sacrificio. La constancia anula el sacrificio. La constancia te la da Dios porque tú la pides cuando Él te manda.
No hay constancia sin Amor,
ni Dios, si no amas, manda.
Para que te mande Dios
tienes que oír su Palabra,
pero no como un pregón,
tienes que oírla con ganas,
pues si oyes sin Amor,
no puedes tener constancia,
porque así no manda Dios.
Desperté, oí:
Esto es una cadena:
la constancia, el Amor
y el Mando que de Dios llega.
Que este Mando es
hacer el bien
y que todos lo vean.
Que este Mando es vivir
buscando donde el dolor
tú puedes ir consolando.
Por eso la puntuación
es de un valor tan alto,
que Dios, que todo es presente,
va escribiendo y va borrando.
Va escribiendo puntuación,
y falsedades borrando.
Sólo con tener constancia,
te puedes hacer un Santo.
Y ya, para que te elija,
constancia te va avalando.
No hay constancia sin Amor,
porque sería fracaso.
***
Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 46-47
lunes, 15 de octubre de 2012
El Amor a Dios tiene repique
En Sueño Profético decían:
El Amor a Dios, el que lo tenga,
tiene que divulgarlo.
Ya no eres tú, ya es Dios
el que no quiere ocultarlo.
El Amor a Dios tiene repique.
Dijo Teresa:
Primero, Dios,
ya te tiene el Amor,
un Amor sin preferencia;
un Amor que queda Allí,
hasta que tú, Amor quieras.
Pero diciendo, ¡Dios mío!,
como Dios está en espera,
te llena de Amor Divino,
para que todos lo vean.
Bien dicha están estas palabras:
que el Amor a Dios ya lleva
su repique de campanas,
de campanas, de sonido,
donde el hombre no ve nada,
que no ve, porque le falta
este Amor con el sonido
de repique de campanas.
¡Cómo puedes a este Amor,
decirle: “Amor te callas,
para que nadie te conozca,
porque amar es cosa mala”?
¡Ay Amor, que el hombre quiere
que no sea de campanas,
que sea un amor oculto,
de esos que dices que amas!
Yo diría que el que dice,
que callado dice que ama,
es porque no piensa en Dios,
ni sabe lo que Le agrada.
Piensa lo que dijo Dios
cuando la Tierra pisaba.
El Amor al Padre,
éste, nunca, Él, lo ocultaba.
Desperté, oí:
Antes que yo, del Amor,
te habló este Dios del Cielo.
Nunca te dijo el Amor,
un Amor con un misterio.
Nunca Él dijo: “amaos,
pero amaos en silencio”.
Nunca dijo: “voy a elegir
al que me dé más desprecio”.
Pues si esto hizo Dios,
y quiere que nos amemos,
tiene que tener repique
este Amor, y no silencio.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 198-199
El Amor a Dios, el que lo tenga,
tiene que divulgarlo.
Ya no eres tú, ya es Dios
el que no quiere ocultarlo.
El Amor a Dios tiene repique.
Dijo Teresa:
Primero, Dios,
ya te tiene el Amor,
un Amor sin preferencia;
un Amor que queda Allí,
hasta que tú, Amor quieras.
Pero diciendo, ¡Dios mío!,
como Dios está en espera,
te llena de Amor Divino,
para que todos lo vean.
Bien dicha están estas palabras:
que el Amor a Dios ya lleva
su repique de campanas,
de campanas, de sonido,
donde el hombre no ve nada,
que no ve, porque le falta
este Amor con el sonido
de repique de campanas.
¡Cómo puedes a este Amor,
decirle: “Amor te callas,
para que nadie te conozca,
porque amar es cosa mala”?
¡Ay Amor, que el hombre quiere
que no sea de campanas,
que sea un amor oculto,
de esos que dices que amas!
Yo diría que el que dice,
que callado dice que ama,
es porque no piensa en Dios,
ni sabe lo que Le agrada.
Piensa lo que dijo Dios
cuando la Tierra pisaba.
El Amor al Padre,
éste, nunca, Él, lo ocultaba.
Desperté, oí:
Antes que yo, del Amor,
te habló este Dios del Cielo.
Nunca te dijo el Amor,
un Amor con un misterio.
Nunca Él dijo: “amaos,
pero amaos en silencio”.
Nunca dijo: “voy a elegir
al que me dé más desprecio”.
Pues si esto hizo Dios,
y quiere que nos amemos,
tiene que tener repique
este Amor, y no silencio.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 198-199
Etiquetas:
Amor,
Dios,
Dios Comunica y Da Nombres,
Libro 5,
repique,
Teresa de Avila
domingo, 14 de octubre de 2012
El Lugar que Dios elige, tiene un "Aquél" que te sería dificil describir
En Sueño Profético decían:
No puedes amar y no escuchar, ni amar sin buscar, ni no querer saber del Amado cuando hay Amor. El Amor forma hoguera, y de esta hoguera tienen tal altura sus llamas, que no hay mando que las tape.
El Profeta, con sus Mensajes, descubre al que ama, y al que “dice” que ama.
A Dios no puedes amar y no buscar su Mensaje.
Hay quien esta frase le sirve de bastón: “Por todos los caminos se llega a Dios, ¿para qué quiero yo oír al que Dios le habla?”. Mal interpretada la frase; el Profeta te ahorra los caminos.
Profeta es Dios hablando. Hay quien ama a Dios y sufre porque el Profeta habla. Éste, quiere los Escritos de Dios, pero lucha para que este Dios no mande a escribir otra vez.
Desperté, oí:
Si pensaras esto, llorabas, y tu llanto contagiabas.
El que ama a Dios sabe si el que habla en el nombre de Dios, le habla Dios.
Cuando Dios elige para Él comunicarse al hombre, el Lugar que elige tiene un “Aquél”, que este “Aquél” no te deja tranquilo. Este “Aquél” te sería difícil describir, porque este “Aquél” es Dios.
Dios actúa sin el permiso del hombre, y esto al hombre le sienta mal.
Dios deja en libertad al hombre, pero Dios no cuenta con el hombre.
Dios es un Dios, una sola Voluntad y tres Imágenes.
Este Inmenso Dios no necesita consejeros.
AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 31-32
No puedes amar y no escuchar, ni amar sin buscar, ni no querer saber del Amado cuando hay Amor. El Amor forma hoguera, y de esta hoguera tienen tal altura sus llamas, que no hay mando que las tape.
El Profeta, con sus Mensajes, descubre al que ama, y al que “dice” que ama.
A Dios no puedes amar y no buscar su Mensaje.
Hay quien esta frase le sirve de bastón: “Por todos los caminos se llega a Dios, ¿para qué quiero yo oír al que Dios le habla?”. Mal interpretada la frase; el Profeta te ahorra los caminos.
Profeta es Dios hablando. Hay quien ama a Dios y sufre porque el Profeta habla. Éste, quiere los Escritos de Dios, pero lucha para que este Dios no mande a escribir otra vez.
Desperté, oí:
Si pensaras esto, llorabas, y tu llanto contagiabas.
El que ama a Dios sabe si el que habla en el nombre de Dios, le habla Dios.
Cuando Dios elige para Él comunicarse al hombre, el Lugar que elige tiene un “Aquél”, que este “Aquél” no te deja tranquilo. Este “Aquél” te sería difícil describir, porque este “Aquél” es Dios.
Dios actúa sin el permiso del hombre, y esto al hombre le sienta mal.
Dios deja en libertad al hombre, pero Dios no cuenta con el hombre.
Dios es un Dios, una sola Voluntad y tres Imágenes.
Este Inmenso Dios no necesita consejeros.
AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 31-32
sábado, 13 de octubre de 2012
El hombre de Magdala
En Sueño Profético decían:
“No hay quien ame a Dios y no quiera conocerlo”.
Dijo uno:
Estas Palabras hoy Aquí dictadas fueron dichas del Maestro. Estábamos todos los Discípulos con Él reunidos, esperando su Mando en sus Palabras, cuando vimos un grupo de gente que venía del pueblo más inmediato a conocer al Maestro. Entre este grupo iban mujeres y hombres, y algunos hijos de estos benditos matrimonios. Fue verlos el Maestro y decirnos:
–Hoy os han detenido más mis Palabras porque sabía que venían éstos –que tanto quieren a mi Padre– a conocerme a Mí como Dios de Cielo y Tierra. Antes de saludar, harán una reverencia, porque ya me conocen sin conocerme.
Llegaron hacia nosotros, y todos inclinaron sus rodillas, obedeciendo todos a su espíritu, porque todos los espíritus eran de Dios.
Dijo un hombre:
–¿Tú eres Dios Hijo, que vienes en el Nombre de tu Padre? –Pero esto señalando al Maestro.
Contestándole el Maestro:
–Ya sé que me has visto. Pero Yo supe primero que me ibas a ver. No puede ocurrir nada sin que lo sepa Dios Hijo, y sin que sea mandado por el Padre, por ser los Dos una misma Persona. Tú has tenido ansias de conocerme, y mi Padre te hace la Revelación presentándote mi Estampa, y ya dejan tus ansias que vengas a conocerme. ¿A que esto es lo que te ha pasado?
Aún estaban de rodillas, cuando otra vez dijo el Maestro:
–Si guardáis el Amor que siempre le habéis tenido a mi Padre, fomentaréis este Amor, ya que mis Palabras caen en buena tierra. Mi Padre os dará el Premio que no se puede comprar, ni hay tienda que lo venda.
Así premió Dios a este hombre, que Magdala era su tierra.
Desperté, oí:
Uno que mucho ame,
puede fomentar Amor,
que no hay hombre que esto pare.
Este hombre conocido
por “el que a Dios veía”,
el Padre le presenta al Hijo
cuando una noche dormía.
Quería conocer al Maestro,
pero ninguno le decía
la manera de emprender
a su encuentro noche y día.
Un tratante de ganado,
que a su mujer conocía,
le propone el juntarse
con gente que conocía,
que siempre daban palabras
de lo que del Maestro sabían.
Ya deciden el viaje,
porque uno conocía
al Maestro que era Dios.
Lo había visto en el Sueño,
que Dios Padre presentó.
Otra vez aquí repito
como el dictado empezó:
“No hay quien ame a Dios,
y no quiera conocerlo”.
Quisieron todos conocerlo,
y Dios a todos da el Premio.
Si amas, buscas palabras
que te digan: “Yo a Dios veo,
como el hombre de Magdala”.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 196-197-198
“No hay quien ame a Dios y no quiera conocerlo”.
Dijo uno:
Estas Palabras hoy Aquí dictadas fueron dichas del Maestro. Estábamos todos los Discípulos con Él reunidos, esperando su Mando en sus Palabras, cuando vimos un grupo de gente que venía del pueblo más inmediato a conocer al Maestro. Entre este grupo iban mujeres y hombres, y algunos hijos de estos benditos matrimonios. Fue verlos el Maestro y decirnos:
–Hoy os han detenido más mis Palabras porque sabía que venían éstos –que tanto quieren a mi Padre– a conocerme a Mí como Dios de Cielo y Tierra. Antes de saludar, harán una reverencia, porque ya me conocen sin conocerme.
Llegaron hacia nosotros, y todos inclinaron sus rodillas, obedeciendo todos a su espíritu, porque todos los espíritus eran de Dios.
Dijo un hombre:
–¿Tú eres Dios Hijo, que vienes en el Nombre de tu Padre? –Pero esto señalando al Maestro.
Contestándole el Maestro:
–Ya sé que me has visto. Pero Yo supe primero que me ibas a ver. No puede ocurrir nada sin que lo sepa Dios Hijo, y sin que sea mandado por el Padre, por ser los Dos una misma Persona. Tú has tenido ansias de conocerme, y mi Padre te hace la Revelación presentándote mi Estampa, y ya dejan tus ansias que vengas a conocerme. ¿A que esto es lo que te ha pasado?
Aún estaban de rodillas, cuando otra vez dijo el Maestro:
–Si guardáis el Amor que siempre le habéis tenido a mi Padre, fomentaréis este Amor, ya que mis Palabras caen en buena tierra. Mi Padre os dará el Premio que no se puede comprar, ni hay tienda que lo venda.
Así premió Dios a este hombre, que Magdala era su tierra.
Desperté, oí:
Uno que mucho ame,
puede fomentar Amor,
que no hay hombre que esto pare.
Este hombre conocido
por “el que a Dios veía”,
el Padre le presenta al Hijo
cuando una noche dormía.
Quería conocer al Maestro,
pero ninguno le decía
la manera de emprender
a su encuentro noche y día.
Un tratante de ganado,
que a su mujer conocía,
le propone el juntarse
con gente que conocía,
que siempre daban palabras
de lo que del Maestro sabían.
Ya deciden el viaje,
porque uno conocía
al Maestro que era Dios.
Lo había visto en el Sueño,
que Dios Padre presentó.
Otra vez aquí repito
como el dictado empezó:
“No hay quien ame a Dios,
y no quiera conocerlo”.
Quisieron todos conocerlo,
y Dios a todos da el Premio.
Si amas, buscas palabras
que te digan: “Yo a Dios veo,
como el hombre de Magdala”.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 196-197-198
viernes, 12 de octubre de 2012
Actuación de Dios
En Sueño Profético decían:
Dios para la fuerza que el hombre fuerza allí pone; para esta fuerza y empuja al poder que el hombre tiene.
Dijo uno:
Dios, sus actuaciones, son tan grandiosas, que si a Dios amas, Lo ves cuando actúa. Esto yo lo dije, en mi vida que viví con materia, a uno que siempre que terminaba de hablar con él, no teníamos despedida: las dos espaldas quedaban una enfrente de la otra. Éste que refiero siempre era ésta su pregunta:
–¡Bueno! ¿Cuándo actúa Dios?
Y yo contestaba:
–Dios actúa cuando tú ames. Si no amas, ¿cómo ver lo que Dios haga?
Un día llegó a buscarme con los ojos sujetando lágrimas:
¡Espera! Ya he visto actuar a Dios.
He presenciado una escena
que jamás podré olvidarla;
ha sido con un pastor
que le pagan un jornal
para que lleve a pastar cabras.
Delante de mí, el dueño
lo ha avergonzado con estas palabras:
¿Otra vez cabras perdidas?
¡Dos llevas en tres semanas!
Te despido por ladrón.
¡Anda!, ¡anda!, ¡marcha!
Intentaba hablar el cabrero
y siempre parón le daba.
Estando en esta conversación,
casi en medio de la plaza,
se ha presentado un carro,
pero bien lleno de cabras.
Voy a enumerarlas:
Las dos cabras perdidas,
y de la primera cabra,
tres cabritas que, con lustre,
del carro bajaban.
Tres y dos ya eran cinco,
y una que le regalan al pastor.
Éste le dice al dueño de las cabras:
Como tenía buen pasto,
se quedaron en mi casa,
y por no saber el dueño,
pare la cabra en mi casa.
¡No sé si ha parido dos o tres!
¡Hay allí tantas cabras!
Pero será menos riña
si el pastor una regala.
¡Buenas noches tengan ustedes!
Y se fue dejando las cabras.
Ésta es actuación de Dios.
Esto es actuar Dios.
Desperté, oí:
La mujer del cabrero cunde
que al marido lo tenían
por quitar y vender cabras.
Llega a oídos del dueño,
que sin saber de quién eran,
él mantenía a las cabras.
Una estaba para parir,
y le dan cobijo en la cuadra,
y la cabra pare allí.
Esto fue actuación
del dueño y del cabrero.
Ahora, ésta es la de Dios:
Deja al cabrero en su sitio,
porque amaba mucho a Dios.
Y le regala una cabra,
que con la leche que da,
a los niños alimentaba.
También lo llama otro dueño,
dándole dobles ventajas,
y le regala un terreno.
Éste vio esta actuación,
y a gritos dijo: ¡Esto es Dios!
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 203-204-205-206
Dios para la fuerza que el hombre fuerza allí pone; para esta fuerza y empuja al poder que el hombre tiene.
Dijo uno:
Dios, sus actuaciones, son tan grandiosas, que si a Dios amas, Lo ves cuando actúa. Esto yo lo dije, en mi vida que viví con materia, a uno que siempre que terminaba de hablar con él, no teníamos despedida: las dos espaldas quedaban una enfrente de la otra. Éste que refiero siempre era ésta su pregunta:
–¡Bueno! ¿Cuándo actúa Dios?
Y yo contestaba:
–Dios actúa cuando tú ames. Si no amas, ¿cómo ver lo que Dios haga?
Un día llegó a buscarme con los ojos sujetando lágrimas:
¡Espera! Ya he visto actuar a Dios.
He presenciado una escena
que jamás podré olvidarla;
ha sido con un pastor
que le pagan un jornal
para que lleve a pastar cabras.
Delante de mí, el dueño
lo ha avergonzado con estas palabras:
¿Otra vez cabras perdidas?
¡Dos llevas en tres semanas!
Te despido por ladrón.
¡Anda!, ¡anda!, ¡marcha!
Intentaba hablar el cabrero
y siempre parón le daba.
Estando en esta conversación,
casi en medio de la plaza,
se ha presentado un carro,
pero bien lleno de cabras.
Voy a enumerarlas:
Las dos cabras perdidas,
y de la primera cabra,
tres cabritas que, con lustre,
del carro bajaban.
Tres y dos ya eran cinco,
y una que le regalan al pastor.
Éste le dice al dueño de las cabras:
Como tenía buen pasto,
se quedaron en mi casa,
y por no saber el dueño,
pare la cabra en mi casa.
¡No sé si ha parido dos o tres!
¡Hay allí tantas cabras!
Pero será menos riña
si el pastor una regala.
¡Buenas noches tengan ustedes!
Y se fue dejando las cabras.
Ésta es actuación de Dios.
Esto es actuar Dios.
Desperté, oí:
La mujer del cabrero cunde
que al marido lo tenían
por quitar y vender cabras.
Llega a oídos del dueño,
que sin saber de quién eran,
él mantenía a las cabras.
Una estaba para parir,
y le dan cobijo en la cuadra,
y la cabra pare allí.
Esto fue actuación
del dueño y del cabrero.
Ahora, ésta es la de Dios:
Deja al cabrero en su sitio,
porque amaba mucho a Dios.
Y le regala una cabra,
que con la leche que da,
a los niños alimentaba.
También lo llama otro dueño,
dándole dobles ventajas,
y le regala un terreno.
Éste vio esta actuación,
y a gritos dijo: ¡Esto es Dios!
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 203-204-205-206
jueves, 11 de octubre de 2012
El que cree en el que Dios le habla, éste obedece sin esfuerzo
En este Sueño Profético hablaban de la Obediencia. Decían:
El que cree en el que Dios le habla, éste obedece sin esfuerzo, éste obedece voluntario.
Si el Comunicante le dijera que tiene que acortar la respiración, este oyente la acortaría. Esto es creer en que Dios es el que habla, y si así lo cree, precisa esta Enseñanza y él mismo busca a este Profesor. De la Enseñanza del espíritu viene el comportamiento de la carne. El espíritu que está enseñado por el Profeta y para Dios, su materia es de bálsamo. La materia que está educada por el hombre, pero sin preocuparse del espíritu, ésta es conocida ante la materia que está enseñada por el espíritu. No preocuparse del espíritu es no preocuparse de Dios, una vez que tu espíritu es de Dios, y si tú lo cuidas, este espíritu vuelve a Dios.
Desperté, oí:
El hombre cuida la carne para que esta carne dure, y por mucho que la cuide, se ensucia y muere.
Pues defiende todo cuanto pueda hacer, a tu espíritu, bien.
Porque este espíritu ni se entierra ni se muere.
Y lo que tú seas, eso enseñarás y aprenderán, tanto para la Gloria de Dios, si esta Enseñanza es de Obediencia, como para la separación de Dios, si la enseñanza es en contra del Profeta.
Si el Profeta te habla con temor, tu espíritu no es de Dios.
Si tu espíritu está con Dios, tú reverencias la contrariedad.
Oye la Voz de Dios, y apartarás tu ira.
Si tu ira no oye a Dios, es Dios el que te aparta.
Haz tu confesión ahí, y pide el Perdón Aquí.
Dios no castiga, Dios te previene ahí y te deja con Dios o sin Dios Aquí.
AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 224-225
El que cree en el que Dios le habla, éste obedece sin esfuerzo, éste obedece voluntario.
Si el Comunicante le dijera que tiene que acortar la respiración, este oyente la acortaría. Esto es creer en que Dios es el que habla, y si así lo cree, precisa esta Enseñanza y él mismo busca a este Profesor. De la Enseñanza del espíritu viene el comportamiento de la carne. El espíritu que está enseñado por el Profeta y para Dios, su materia es de bálsamo. La materia que está educada por el hombre, pero sin preocuparse del espíritu, ésta es conocida ante la materia que está enseñada por el espíritu. No preocuparse del espíritu es no preocuparse de Dios, una vez que tu espíritu es de Dios, y si tú lo cuidas, este espíritu vuelve a Dios.
Desperté, oí:
El hombre cuida la carne para que esta carne dure, y por mucho que la cuide, se ensucia y muere.
Pues defiende todo cuanto pueda hacer, a tu espíritu, bien.
Porque este espíritu ni se entierra ni se muere.
Y lo que tú seas, eso enseñarás y aprenderán, tanto para la Gloria de Dios, si esta Enseñanza es de Obediencia, como para la separación de Dios, si la enseñanza es en contra del Profeta.
Si el Profeta te habla con temor, tu espíritu no es de Dios.
Si tu espíritu está con Dios, tú reverencias la contrariedad.
Oye la Voz de Dios, y apartarás tu ira.
Si tu ira no oye a Dios, es Dios el que te aparta.
Haz tu confesión ahí, y pide el Perdón Aquí.
Dios no castiga, Dios te previene ahí y te deja con Dios o sin Dios Aquí.
AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 224-225
miércoles, 10 de octubre de 2012
“COMO QUIERO QUE ME CREAN, NO CREEN. Y COMO CREERÍAN, NO QUIERO QUE CREAN”
En Sueño Profético hablaban haciendo comparaciones y decían:
Dios manda en la voluntad del hombre, manda por ser Dueño, pero Dios, mientras tiene movimiento la carne –vida que recibe del espíritu–, le deja que él administre lo que Dios con Libertad le ha dado.
Dijo uno:
Se ha hablado mucho de la Libertad que Dios deja. Y ha habido hombres de gran resonancia cultural en la Tierra, que han dudado del Poder de Dios por no poner Dios exigencias al buen comportamiento.
Aquí digo yo una frase que Dios Hombre les dijo a unos que vivían en Samaria y que le dijeron:
–Maestro, deberías usar tu Poder cuando no cumplieran tus Palabras, y así creerían.
Se paró el Maestro y les dijo:
–Como quiero que Me crean, no creen. Y como creerían, no quiero que crean. Es más amo el que al criado le da las llaves de su casa y le dice donde tiene las monedas, que el que tiene que estar siempre vigilando al criado para que no robe. Esto es trato de hombre, pero no de Dios al hombre. Yo amo, y el que desprecia mi Amor, no cumple lo que mi Padre enseña en mi Carne, y mi Padre no retira lo que Yo voy enseñando. Cuando se acabe mi tiempo, luego irán buscándome, y ya oirán mi Palabra, pero ya en otra carne.
Desperté, oí:
Es la Libertad de Dios
la que desconcierta al hombre.
Los que Le piden a Dios
que haga de Dios del Cielo,
es que creían y amaban,
y tenían sufrimiento
de que oían las palabras
con desprecio al Maestro.
Querían ver el castigo
haciendo de Dios en el hecho.
Y Dios contesta las frases
dichas en el Dios del Cielo:
“Como quiero que Me crean,
no creen.
Y como creerían,
no quiero que crean”.
Este Dios está en el Cielo
y también está en la Tierra,
pero este Hecho ocurrió
cuando vivió con Materia.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 198-199
Dios manda en la voluntad del hombre, manda por ser Dueño, pero Dios, mientras tiene movimiento la carne –vida que recibe del espíritu–, le deja que él administre lo que Dios con Libertad le ha dado.
Dijo uno:
Se ha hablado mucho de la Libertad que Dios deja. Y ha habido hombres de gran resonancia cultural en la Tierra, que han dudado del Poder de Dios por no poner Dios exigencias al buen comportamiento.
Aquí digo yo una frase que Dios Hombre les dijo a unos que vivían en Samaria y que le dijeron:
–Maestro, deberías usar tu Poder cuando no cumplieran tus Palabras, y así creerían.
Se paró el Maestro y les dijo:
–Como quiero que Me crean, no creen. Y como creerían, no quiero que crean. Es más amo el que al criado le da las llaves de su casa y le dice donde tiene las monedas, que el que tiene que estar siempre vigilando al criado para que no robe. Esto es trato de hombre, pero no de Dios al hombre. Yo amo, y el que desprecia mi Amor, no cumple lo que mi Padre enseña en mi Carne, y mi Padre no retira lo que Yo voy enseñando. Cuando se acabe mi tiempo, luego irán buscándome, y ya oirán mi Palabra, pero ya en otra carne.
Desperté, oí:
Es la Libertad de Dios
la que desconcierta al hombre.
Los que Le piden a Dios
que haga de Dios del Cielo,
es que creían y amaban,
y tenían sufrimiento
de que oían las palabras
con desprecio al Maestro.
Querían ver el castigo
haciendo de Dios en el hecho.
Y Dios contesta las frases
dichas en el Dios del Cielo:
“Como quiero que Me crean,
no creen.
Y como creerían,
no quiero que crean”.
Este Dios está en el Cielo
y también está en la Tierra,
pero este Hecho ocurrió
cuando vivió con Materia.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 198-199
martes, 9 de octubre de 2012
Literatura Divina, dictada por Dios
En Sueño Profético hablaban del Libro a la venta. Decían:
Este Libro hará que mucho se hable de ella. Este Libro será la revolución de los que a Dios aman. Este Libro hará que muchos digan: “Señor, ¿por qué hable mal de ella?”. Este Libro, habrá familiares que tengan uno por cabeza. Al que le guste la literatura, busca este Libro.
Dijo Agustín:
Esta Literatura se puede llamar Literatura Divina, dictada por Dios y llevada por espíritus de su Gloria. Esto es Literatura pura, Literatura donde el hombre no ha intervenido. No habrá quien lea estos Libros y caigan estas frases en saco roto.
Yo, otra cosa en mi vida material, tal vez no amaría, pero una buena frase, me hacía olvidar ya todo lo demás que hubiese escrito. No quería ni mirar, ¡pues mira que leí lectura buena, y oí hablar a quien hablaba para que lo oyeran! ¡Pero todo el que habla no es para que lo oigan! Hay quien no debería hablar, porque su habla envenena; envenena y hace mal a aquél que es persona buena; envenena al que no ama; y al que ama, le da pena. Pues nada de aquello comparo, viendo ya estas Libretas.
Desperté, oí:
Yo no puedo comparar,
por ser Dictado de Dios,
ni me atrevería jamás.
¿Cómo puedes tú decir,
que Palabra que Dios diga,
sea comparada ahí?
Yo hablo para que vean,
que si mi cuerpo murió
y enterraron mi materia,
mi espíritu sigue Vivo
para aquél que a Dios quiera.
Ahí mandé, a esta Gloria,
a todo el arrepentido
que me contaba su historia.
Y hoy, Aquí, en la Gloria,
llevo Mensaje de Dios,
para que a este Dios conozcan.
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 163-164-165
Este Libro hará que mucho se hable de ella. Este Libro será la revolución de los que a Dios aman. Este Libro hará que muchos digan: “Señor, ¿por qué hable mal de ella?”. Este Libro, habrá familiares que tengan uno por cabeza. Al que le guste la literatura, busca este Libro.
Dijo Agustín:
Esta Literatura se puede llamar Literatura Divina, dictada por Dios y llevada por espíritus de su Gloria. Esto es Literatura pura, Literatura donde el hombre no ha intervenido. No habrá quien lea estos Libros y caigan estas frases en saco roto.
Yo, otra cosa en mi vida material, tal vez no amaría, pero una buena frase, me hacía olvidar ya todo lo demás que hubiese escrito. No quería ni mirar, ¡pues mira que leí lectura buena, y oí hablar a quien hablaba para que lo oyeran! ¡Pero todo el que habla no es para que lo oigan! Hay quien no debería hablar, porque su habla envenena; envenena y hace mal a aquél que es persona buena; envenena al que no ama; y al que ama, le da pena. Pues nada de aquello comparo, viendo ya estas Libretas.
Desperté, oí:
Yo no puedo comparar,
por ser Dictado de Dios,
ni me atrevería jamás.
¿Cómo puedes tú decir,
que Palabra que Dios diga,
sea comparada ahí?
Yo hablo para que vean,
que si mi cuerpo murió
y enterraron mi materia,
mi espíritu sigue Vivo
para aquél que a Dios quiera.
Ahí mandé, a esta Gloria,
a todo el arrepentido
que me contaba su historia.
Y hoy, Aquí, en la Gloria,
llevo Mensaje de Dios,
para que a este Dios conozcan.
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 163-164-165
Etiquetas:
dictada,
Dios,
Divina,
Investigaciones a La Verdad,
Libro 7,
Literatura
lunes, 8 de octubre de 2012
Esta Gloria no la explica aquel que Dios no lo trae
En Sueño Profético hablaban varios y decían:
Esto no es para llevarlo a la materia; esto es Enseñanza para el espíritu arrobado; esto, el hombre, lo trataría de locura; esto es Dios llenando el espíritu que va a hacerle servicio al mismo Dios; Dios que da Sabiduría y Fuerza Divina a un espíritu de su Gloria, pero que ahí el hombre ve materia que Aquí viene su espíritu; que vive Aquí y ahí enseña al hombre; materia viviendo con los que vivieron Ahí; materia con una Sabiduría incomprendida por el hombre. Esta materia, que recibe al espíritu tantas veces como Dios quiera, puede conversar y poner razones que al hombre callar manda. A este espíritu, en esta Gloria se le hace Visión de volumen, de color, de Palabras, de sonido; y luego, en la explicación, desaparece el sonido, el volumen, y queda la explicación; queriendo a veces palpar aquella Visión que ve; o querer reverenciar y quedar las manos juntas y rodillas sin llegar. Otras veces ves la Gloria y a Dios quieres implorar por algo de ahí de la Tierra que tú quieres preguntar, o saber para decir: “Dios esto me ha dicho, pues nada de esto será”. El espíritu, cuando vive sin materia, está en el Mando y en Flotación Divina, sin voluntad ni acción material. Aquí ve, oye y dice lo que Dios deja que diga; lo que es Enseñanza jamás será olvidado ni mal dicho.
Esto tendrá un valor incomparable para el teólogo que de Dios quiera saber para enseñar.
Desperté, oí:
Teólogo o quien quiera saber de Dios.
Este Dictado es para ir repasando
Palabras y Frases que leas,
sin que te estén esperando.
¡Cómo describe el espíritu!
¡Cómo te describe el cuerpo!
¡Cómo te explica este Dios
lo que tú sientes por dentro!
Por dentro sin haber carne,
sólo espíritu en el Cielo.
¡Cómo el cuerpo te lo deja
como un objeto viejo!
Como cosa que no sirve
y el hombre tanto queriendo.
¿Cómo puede saber nadie
este Saber tan Eterno?
¿Cómo puede explicar alguien
el vivir de estos arrobos?
Esta Gloria está abierta
para aquel que mucho ame.
Esta Gloria no la explica
aquel que Dios no lo trae.
Porque si dice “yo veo”,
el sentir, luego, no sale.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 172-173-174
Esto no es para llevarlo a la materia; esto es Enseñanza para el espíritu arrobado; esto, el hombre, lo trataría de locura; esto es Dios llenando el espíritu que va a hacerle servicio al mismo Dios; Dios que da Sabiduría y Fuerza Divina a un espíritu de su Gloria, pero que ahí el hombre ve materia que Aquí viene su espíritu; que vive Aquí y ahí enseña al hombre; materia viviendo con los que vivieron Ahí; materia con una Sabiduría incomprendida por el hombre. Esta materia, que recibe al espíritu tantas veces como Dios quiera, puede conversar y poner razones que al hombre callar manda. A este espíritu, en esta Gloria se le hace Visión de volumen, de color, de Palabras, de sonido; y luego, en la explicación, desaparece el sonido, el volumen, y queda la explicación; queriendo a veces palpar aquella Visión que ve; o querer reverenciar y quedar las manos juntas y rodillas sin llegar. Otras veces ves la Gloria y a Dios quieres implorar por algo de ahí de la Tierra que tú quieres preguntar, o saber para decir: “Dios esto me ha dicho, pues nada de esto será”. El espíritu, cuando vive sin materia, está en el Mando y en Flotación Divina, sin voluntad ni acción material. Aquí ve, oye y dice lo que Dios deja que diga; lo que es Enseñanza jamás será olvidado ni mal dicho.
Esto tendrá un valor incomparable para el teólogo que de Dios quiera saber para enseñar.
Desperté, oí:
Teólogo o quien quiera saber de Dios.
Este Dictado es para ir repasando
Palabras y Frases que leas,
sin que te estén esperando.
¡Cómo describe el espíritu!
¡Cómo te describe el cuerpo!
¡Cómo te explica este Dios
lo que tú sientes por dentro!
Por dentro sin haber carne,
sólo espíritu en el Cielo.
¡Cómo el cuerpo te lo deja
como un objeto viejo!
Como cosa que no sirve
y el hombre tanto queriendo.
¿Cómo puede saber nadie
este Saber tan Eterno?
¿Cómo puede explicar alguien
el vivir de estos arrobos?
Esta Gloria está abierta
para aquel que mucho ame.
Esta Gloria no la explica
aquel que Dios no lo trae.
Porque si dice “yo veo”,
el sentir, luego, no sale.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 172-173-174
domingo, 7 de octubre de 2012
"MAS SE CONOCE AL CORDERO POR LA BALADA QUE POR LA LANA"
En Sueño Profético decían:
¡Qué fácil y qué normal ve todo el que mucho ama a Dios, lo que de Dios le digan!
El Amor te hace que veas su Poder, el Amor y la confianza en su Existencia; el haber entrado en tu espíritu sus Palabras o Evangelio con fuerza de huracán: “Yo voy al Padre y vendrá mi Espíritu”. Pues su Espíritu manda que hable en un hombre.
Estas Palabras eran muy del Maestro:
“Mas se conoce al cordero por la balada que por la lana. La balada le sale del corazón. La piel no pudiera ser suya”.
“Buscad de dónde sale mi Voz y conoceréis mi Lugar, y ya Me veréis a Mí, y podéis ser mi Lugar”.
“Siempre que el hombre dude de mi Poder, no cree que soy Dios. Cuando éste vea mis costumbres en otra carne, ya actúa el Poder de mi Padre viéndome a Mí”.
Despierta, oí:
Manda el Padre y ves al Hijo.
El Padre se hizo Hombre e Hijo suyo, y ya no ves al Padre.
El Padre no Es a la vista del hombre, por ser Espíritu.
Pero si a Dios amas, ves fácil esta explicación dada de Aquí.
Dios que se hizo Hombre, y Dios que continúa en su Mundo Espiritual.
Dios que espera a los espíritus que Él hizo y los mandó a ese mundo a que le dieran vida a la carne que Él también permitió.
El que con firmeza sabe que Dios está Aquí Vivo, ve a Dios en el que su Doctrina haga.
El que sabe que el río lleva agua, no le extraña que si caes te mojes.
Si estás fija en la llama de la hoguera, no te extraña que si echas el lino arda.
Dudar es no tener seguridad ni estar en lo cierto:
¡Puede que no Viva! ¿Quién está en lo cierto que exista la Gloria?
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - Pag. 169-170
¡Qué fácil y qué normal ve todo el que mucho ama a Dios, lo que de Dios le digan!
El Amor te hace que veas su Poder, el Amor y la confianza en su Existencia; el haber entrado en tu espíritu sus Palabras o Evangelio con fuerza de huracán: “Yo voy al Padre y vendrá mi Espíritu”. Pues su Espíritu manda que hable en un hombre.
Estas Palabras eran muy del Maestro:
“Mas se conoce al cordero por la balada que por la lana. La balada le sale del corazón. La piel no pudiera ser suya”.
“Buscad de dónde sale mi Voz y conoceréis mi Lugar, y ya Me veréis a Mí, y podéis ser mi Lugar”.
“Siempre que el hombre dude de mi Poder, no cree que soy Dios. Cuando éste vea mis costumbres en otra carne, ya actúa el Poder de mi Padre viéndome a Mí”.
Despierta, oí:
Manda el Padre y ves al Hijo.
El Padre se hizo Hombre e Hijo suyo, y ya no ves al Padre.
El Padre no Es a la vista del hombre, por ser Espíritu.
Pero si a Dios amas, ves fácil esta explicación dada de Aquí.
Dios que se hizo Hombre, y Dios que continúa en su Mundo Espiritual.
Dios que espera a los espíritus que Él hizo y los mandó a ese mundo a que le dieran vida a la carne que Él también permitió.
El que con firmeza sabe que Dios está Aquí Vivo, ve a Dios en el que su Doctrina haga.
El que sabe que el río lleva agua, no le extraña que si caes te mojes.
Si estás fija en la llama de la hoguera, no te extraña que si echas el lino arda.
Dudar es no tener seguridad ni estar en lo cierto:
¡Puede que no Viva! ¿Quién está en lo cierto que exista la Gloria?
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - Pag. 169-170
sábado, 6 de octubre de 2012
Dios Hijo murió siendo Valiente
En Sueño Profético decían:
La prudencia agrada a Dios. La prudencia con la valentía defienden la Palabra de Dios. Dios, en su Vida Pública, enseñaba humildad, y les daba de compañera la valentía.
Dijo uno:
Si eres humilde y no tienes valentía, no puedes seguir a Dios.
Estas frases fueron del Maestro dichas en una Enseñanza suya:
Tened humildad, pero que no sirva esta humildad para haceros cobardes.
Tenéis que estar preparados para las preguntas que os harán los que no quieren que divulguéis mis Palabras, pero tenéis que actuar valientes, siempre sin aceptar lo del hombre que irá en contra de mis Palabras.
Habrá quien quiera que Me neguéis, por no saber que detrás de la humildad está la valentía.
Sabrán que Yo soy Dios, porque Yo mismo Me doy el nombre de Padre Eterno.
Me verán Humildad al trato que Me da el hombre, y Me verán Valentía cuando mi Cuerpo manche el madero de Sangre.
Nunca podré callar lo que diga en Mí mi Padre.
Si esto Yo lo pudiera sujetar, ya no era Hijo y Padre, y Dios no está hoy en la Tierra.
Desperté, oí:
La humildad que enseña Dios
es distinta a la del hombre.
Y la prudencia de Dios,
te enseña a ser valiente.
El hombre quiere decir
prudencia al que desmiente.
Pues si callas la verdad,
ya dejas de ser prudente.
Dios Hijo enseñó prudencia,
y murió siendo Valiente.
No ocultaba el Dios,
y así Lo vió la gente,
que era Dios y permitió
el mal trato de palabras,
de azotes, y hasta de Muerte.
Que el hombre le siga a Dios
en humildad y en valiente.
Que no hay cosa más verdad,
que no calle el inocente.
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 86-87-88
La prudencia agrada a Dios. La prudencia con la valentía defienden la Palabra de Dios. Dios, en su Vida Pública, enseñaba humildad, y les daba de compañera la valentía.
Dijo uno:
Si eres humilde y no tienes valentía, no puedes seguir a Dios.
Estas frases fueron del Maestro dichas en una Enseñanza suya:
Tened humildad, pero que no sirva esta humildad para haceros cobardes.
Tenéis que estar preparados para las preguntas que os harán los que no quieren que divulguéis mis Palabras, pero tenéis que actuar valientes, siempre sin aceptar lo del hombre que irá en contra de mis Palabras.
Habrá quien quiera que Me neguéis, por no saber que detrás de la humildad está la valentía.
Sabrán que Yo soy Dios, porque Yo mismo Me doy el nombre de Padre Eterno.
Me verán Humildad al trato que Me da el hombre, y Me verán Valentía cuando mi Cuerpo manche el madero de Sangre.
Nunca podré callar lo que diga en Mí mi Padre.
Si esto Yo lo pudiera sujetar, ya no era Hijo y Padre, y Dios no está hoy en la Tierra.
Desperté, oí:
La humildad que enseña Dios
es distinta a la del hombre.
Y la prudencia de Dios,
te enseña a ser valiente.
El hombre quiere decir
prudencia al que desmiente.
Pues si callas la verdad,
ya dejas de ser prudente.
Dios Hijo enseñó prudencia,
y murió siendo Valiente.
No ocultaba el Dios,
y así Lo vió la gente,
que era Dios y permitió
el mal trato de palabras,
de azotes, y hasta de Muerte.
Que el hombre le siga a Dios
en humildad y en valiente.
Que no hay cosa más verdad,
que no calle el inocente.
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 86-87-88
viernes, 5 de octubre de 2012
¿Hay quien haga esta vida si Dios no viviera en él?
En Sueño Profético hablaba Juan de Dios. Dijo:
Voy a dar mi dictado para que vean la razón:
Cuando uno está en el enfermo constantemente y va dispuesto a todo, que no te venga la duda de que aquí habla Dios.
Yo, a cualquiera le diría: "Dos meses nada más vas a estar visitando enfermos, cada uno diferente y la mayoría contagiosos, porque lo que no se contagia es la hermosura de un rostro". Esto lo decía un médico con el que yo mucho hablaba.
Diré las muchas posturas que en el enfermo puedes ver:
Presentarte en sus grandes lamentos
cuando el dolor no respeta la carne
y trata de destruirla;
cuando te llaman porque hay enfermedad,
no hay dinero y hay soledad,
soledad del hombre,
que no tenía que faltar.
En otros ves cómo tienen
al enfermo "apartao",
porque alguien les avisa
que es enfermo de "cuidao".
Otros te miran con ansia,
cuando ven que eres tú,
como pidiendo que tú pidas
cuando te hable este Dios.
No te dejan los recados
pidiendo tu protección:
llévame a un hospital
y déjame en el portalón.
Otros, que te tocan sucios
porque tiempo estaban ya sin salario,
sin familia, de esos pobres de asustar,
por no saber el empiezo,
por dónde vas a empezar.
Otros, éstos los peores,
los que de Dios no quieren hablar,
porque creen que es culpable
de esa fría humanidad,
que Dios en libertad los tiene
hasta que Aquí llegan ya.
Desperté, oí:
Nadie sabe lo que es
siempre pidiendo favores
y que no te traten bien.
Siempre oyendo lamentos,
sin tener para comer.
Siempre diciendo: ¡Dios mío!,
¿qué más querían aquí ver?
Siempre pidiendo a Dios temple
“pa” poderse contener.
¿Hay quien haga esta vida
si Dios no viviera en él?
Que te acuestas con tu cuerpo,
pero no puedes quedar
como cuerpo que se acuesta
para poder descansar.
Ve dos meses a los enfermos,
día tras día sin descansar,
por la noche, la mañana
y en hora de sestear.
Y cuando esta vida hagas,
es cuando compararás
al que lo hace año tras año,
sólo por a Dios agradar.
No tiene duda ninguna,
que aquí es Dios el que va.
JUAN DE DIOS
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 123-124-125
Voy a dar mi dictado para que vean la razón:
Cuando uno está en el enfermo constantemente y va dispuesto a todo, que no te venga la duda de que aquí habla Dios.
Yo, a cualquiera le diría: "Dos meses nada más vas a estar visitando enfermos, cada uno diferente y la mayoría contagiosos, porque lo que no se contagia es la hermosura de un rostro". Esto lo decía un médico con el que yo mucho hablaba.
Diré las muchas posturas que en el enfermo puedes ver:
Presentarte en sus grandes lamentos
cuando el dolor no respeta la carne
y trata de destruirla;
cuando te llaman porque hay enfermedad,
no hay dinero y hay soledad,
soledad del hombre,
que no tenía que faltar.
En otros ves cómo tienen
al enfermo "apartao",
porque alguien les avisa
que es enfermo de "cuidao".
Otros te miran con ansia,
cuando ven que eres tú,
como pidiendo que tú pidas
cuando te hable este Dios.
No te dejan los recados
pidiendo tu protección:
llévame a un hospital
y déjame en el portalón.
Otros, que te tocan sucios
porque tiempo estaban ya sin salario,
sin familia, de esos pobres de asustar,
por no saber el empiezo,
por dónde vas a empezar.
Otros, éstos los peores,
los que de Dios no quieren hablar,
porque creen que es culpable
de esa fría humanidad,
que Dios en libertad los tiene
hasta que Aquí llegan ya.
Desperté, oí:
Nadie sabe lo que es
siempre pidiendo favores
y que no te traten bien.
Siempre oyendo lamentos,
sin tener para comer.
Siempre diciendo: ¡Dios mío!,
¿qué más querían aquí ver?
Siempre pidiendo a Dios temple
“pa” poderse contener.
¿Hay quien haga esta vida
si Dios no viviera en él?
Que te acuestas con tu cuerpo,
pero no puedes quedar
como cuerpo que se acuesta
para poder descansar.
Ve dos meses a los enfermos,
día tras día sin descansar,
por la noche, la mañana
y en hora de sestear.
Y cuando esta vida hagas,
es cuando compararás
al que lo hace año tras año,
sólo por a Dios agradar.
No tiene duda ninguna,
que aquí es Dios el que va.
JUAN DE DIOS
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 123-124-125
Etiquetas:
Dios,
Dios Comunica y Da Nombres,
Enfermo,
Enfermos,
Haga,
Hay,
Juan de Dios,
Libro 5,
Quien,
Vida
jueves, 4 de octubre de 2012
Lloró después de su Resurrección
En Sueño Profético decían:
Todo el que pudo tener amistad con el Maestro y no la tuvo, lloró después de su Resurrección. Venían a que nosotros les habláramos de Él. Nos hacían preguntas y nuestras respuestas eran distintas a las que hubiera dado el que nos enseñó. Él nos enseñó y nosotros teníamos su Enseñanza. Éramos sus Discípulos y Él era Dios.
Dijo Juan:
Un día, se acercaron a mí unos que llevaban mi mismo camino, y mirándome sin pestañear, me dijo uno:
–¿Tú eras uno de los que siempre ibas con el Maestro?
No pude contestarle rápido como cualquiera que no hubiera tenido intimidad con Él. Noté frío en mi cuerpo y sudor a la vez. No quería oír “Maestro” como no fuera a alguno de los que habíamos estado hasta el final con Él. No sabía si eran algunos de los que no lo querían a Él.
¡Qué trabajo me costaba tenerle que responder, sin saber si ellos amaban y yo no poder pasar sin Él, aunque sentía su Presencia, que no era verlo a Él!
Desperté, oí:
Le contesté: “Yo soy uno de los que iba siempre con Dios Hijo”.
Y hoy ando sin tino,
sin saber por dónde ando.
Gracias que los Diez me tienen
como que soy el menor.
Y me buscan cuando quedo
sentado en cualquier rincón.
Ya, cuando me voy con ellos
y empiezan a predicar,
quiero hacerme a la idea
de que lo voy a encontrar.
Todo esto lo pasé
cuando con materia estaba,
hasta que vine Aquí con Él.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 275-276-277
Todo el que pudo tener amistad con el Maestro y no la tuvo, lloró después de su Resurrección. Venían a que nosotros les habláramos de Él. Nos hacían preguntas y nuestras respuestas eran distintas a las que hubiera dado el que nos enseñó. Él nos enseñó y nosotros teníamos su Enseñanza. Éramos sus Discípulos y Él era Dios.
Dijo Juan:
Un día, se acercaron a mí unos que llevaban mi mismo camino, y mirándome sin pestañear, me dijo uno:
–¿Tú eras uno de los que siempre ibas con el Maestro?
No pude contestarle rápido como cualquiera que no hubiera tenido intimidad con Él. Noté frío en mi cuerpo y sudor a la vez. No quería oír “Maestro” como no fuera a alguno de los que habíamos estado hasta el final con Él. No sabía si eran algunos de los que no lo querían a Él.
¡Qué trabajo me costaba tenerle que responder, sin saber si ellos amaban y yo no poder pasar sin Él, aunque sentía su Presencia, que no era verlo a Él!
Desperté, oí:
Le contesté: “Yo soy uno de los que iba siempre con Dios Hijo”.
Y hoy ando sin tino,
sin saber por dónde ando.
Gracias que los Diez me tienen
como que soy el menor.
Y me buscan cuando quedo
sentado en cualquier rincón.
Ya, cuando me voy con ellos
y empiezan a predicar,
quiero hacerme a la idea
de que lo voy a encontrar.
Todo esto lo pasé
cuando con materia estaba,
hasta que vine Aquí con Él.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 275-276-277
miércoles, 3 de octubre de 2012
El hombre se hace Sabio cuando en todo a Dios llama
En Sueño Profético decían:
El hombre se hace Sabio cuando en todo a Dios llama.
El hombre se hace Sabio cuando en todos sus actos consulta con Dios, cuando sigue el camino que llega a encontrarse con Él, entonces a este hombre lo verá el hombre como un hombre Sabio.
Dice uno:
Un día yo vi a dos hombres que otro hombre les hacía esta pregunta –éste que preguntaba era un gran científico, y a los que preguntaba eran diferentes, con una grande diferencia: uno, en grande cultura. Y otro, tenía fama de Sabio, pero su vivir era de jornalero; empezaba su trabajo con el sol, y con el sol terminaba; manos callosas y ropa oliendo a jara, pero de unos sentimientos grandes y unos deseos siempre de servir, que tenías que quererlo; más de 40 no tenía–. Esta fue la pregunta:
¿Qué es la vida? –y se dirigió primero al de grande cultura.
Empezó éste poniendo ejemplo y palabras, todas bien dichas, medidas, de haberlas aprendido de grandes profesores; palabras encofradas, que él creía seguras, sujetando la firmeza de sus razones; él hablaba y ninguno comprendía.
Ya le pregunta al Sabio: ¿Qué es la vida?
Y da la contestación que pensaba no tenía. Mientras que el otro hablaba, él consultaba en el Cielo, y la respuesta le llega:
La vida es algo que Dios nos deja,
que esta vida viene de Él,
que como Dueño de ella
debemos siempre tener
a Dios en nuestra presencia.
Nadie es dueño de su vida,
ni sabe cuándo la entrega.
Ésta puede ser para el Dueño,
o el Dueño según la vea.
Si la ve sucia, de cieno,
Dios la tira y la desecha,
porque la Gloria de Dios
es el mismo Dios Vivienda.
Esto es lo que a mí, Dios,
me ha hecho que yo comprenda.
Desperté, oí:
Este hombre tenía siempre
la pregunta Aquí en el Cielo.
Todo lo veía engaño,
si a Dios no decía primero.
Señor, que yo, lo que haga,
no tema que me estés viendo.
Señor, que mi vida es tuya,
y yo bien poco merezco.
Que nunca manche la vida
con el pecado del cieno.
En cambio, el que los libros
había equivocado,
se veía tan seguro
como edificio encofrado.
Si éste de la cultura,
deja cultura a materia
y al espíritu le enseña
Sabiduría sin Tierra,
se hace un hombre Sabio,
con Cultura, pero Eterna.
El hombre se hace Sabio
cuando todo a Dios pregunta
y hace lo que contesta.
La gente comprende al Sabio,
porque Dios da la respuesta.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 232-233-234
El hombre se hace Sabio cuando en todo a Dios llama.
El hombre se hace Sabio cuando en todos sus actos consulta con Dios, cuando sigue el camino que llega a encontrarse con Él, entonces a este hombre lo verá el hombre como un hombre Sabio.
Dice uno:
Un día yo vi a dos hombres que otro hombre les hacía esta pregunta –éste que preguntaba era un gran científico, y a los que preguntaba eran diferentes, con una grande diferencia: uno, en grande cultura. Y otro, tenía fama de Sabio, pero su vivir era de jornalero; empezaba su trabajo con el sol, y con el sol terminaba; manos callosas y ropa oliendo a jara, pero de unos sentimientos grandes y unos deseos siempre de servir, que tenías que quererlo; más de 40 no tenía–. Esta fue la pregunta:
¿Qué es la vida? –y se dirigió primero al de grande cultura.
Empezó éste poniendo ejemplo y palabras, todas bien dichas, medidas, de haberlas aprendido de grandes profesores; palabras encofradas, que él creía seguras, sujetando la firmeza de sus razones; él hablaba y ninguno comprendía.
Ya le pregunta al Sabio: ¿Qué es la vida?
Y da la contestación que pensaba no tenía. Mientras que el otro hablaba, él consultaba en el Cielo, y la respuesta le llega:
La vida es algo que Dios nos deja,
que esta vida viene de Él,
que como Dueño de ella
debemos siempre tener
a Dios en nuestra presencia.
Nadie es dueño de su vida,
ni sabe cuándo la entrega.
Ésta puede ser para el Dueño,
o el Dueño según la vea.
Si la ve sucia, de cieno,
Dios la tira y la desecha,
porque la Gloria de Dios
es el mismo Dios Vivienda.
Esto es lo que a mí, Dios,
me ha hecho que yo comprenda.
Desperté, oí:
Este hombre tenía siempre
la pregunta Aquí en el Cielo.
Todo lo veía engaño,
si a Dios no decía primero.
Señor, que yo, lo que haga,
no tema que me estés viendo.
Señor, que mi vida es tuya,
y yo bien poco merezco.
Que nunca manche la vida
con el pecado del cieno.
En cambio, el que los libros
había equivocado,
se veía tan seguro
como edificio encofrado.
Si éste de la cultura,
deja cultura a materia
y al espíritu le enseña
Sabiduría sin Tierra,
se hace un hombre Sabio,
con Cultura, pero Eterna.
El hombre se hace Sabio
cuando todo a Dios pregunta
y hace lo que contesta.
La gente comprende al Sabio,
porque Dios da la respuesta.
***
Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 232-233-234
martes, 2 de octubre de 2012
El que tiene su espíritu sano, no tiene enfermedad, aunque la carne le duela
En Sueño Profético decían:
La enfermedad del espíritu puede poner enferma la carne. Hay enfermos de espíritu que contagian su enfermedad. Estos enfermos dan dolor de cabeza al que trato tenga con ellos; dan malestar; dan impaciencia a tu vivir; ven todo siempre en un lío, sin reposar el vivir; siempre les faltará el decir: “Yo soy feliz, yo tengo más que tenía, y más que a Dios le pedí”.
Dijo uno:
El que tiene su espíritu sano, no tiene enfermedad, aunque la carne le duela.
Estas frases eran de un médico que yo tenía amistad con él, y con el que me gustaba pasar las horas fuera de la consulta, cuando ya estaba en familia. Él adoraba la medicina y yo la literatura. Aunque parezcan éstos, caminos opuestos, los dos componíamos el diagnóstico. Había enfermos que él los curaba con mis cuartillas, que sus frases literatas te acercaban a Dios. Había días que cuando le enseñaba el trabajo, ya él le aplicaba el medicamento. Le tuvieron envidia algunos compañeros que vivían bastante lejos de Dios. Éstos creían ser ellos el oxígeno, ser los que mantenían la materia, los que sus laboratorios nunca mentían, los que creían que Dios no era Dueño de la materia, los que nunca creían ser los equivocados, los que les molestaba oír esta frase: “Dios lo ha curado”.
Desperté, oí:
Pocas veces se le oye
esta hermosa frase al hombre:
“Ha sido Dios quien lo ha curado”.
Ni esta otra:
“Mientras no sane su espíritu,
no sanará su carne”.
“Sus síntomas son sin duda
de enfermedad no de carne”.
Aquí tiene ya el conflicto
el médico con la carne.
Que manda medicamento
porque algo hay que mandarle.
Sin ocuparse de Dios,
si no es enfermedad de carne.
El médico que es de Dios,
sabe que él no lo cura,
si no manda curar Dios.
Un literato y un médico
hacen gran servicio a Dios.
El médico, “pa” la carne,
y el literato te escribe
Amor de Dios “pa” salvarte.
Si siempre el Amor de Dios
lleva el médico delante,
verá que las curaciones
es Dios el que se las hace.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 119-120-121
La enfermedad del espíritu puede poner enferma la carne. Hay enfermos de espíritu que contagian su enfermedad. Estos enfermos dan dolor de cabeza al que trato tenga con ellos; dan malestar; dan impaciencia a tu vivir; ven todo siempre en un lío, sin reposar el vivir; siempre les faltará el decir: “Yo soy feliz, yo tengo más que tenía, y más que a Dios le pedí”.
Dijo uno:
El que tiene su espíritu sano, no tiene enfermedad, aunque la carne le duela.
Estas frases eran de un médico que yo tenía amistad con él, y con el que me gustaba pasar las horas fuera de la consulta, cuando ya estaba en familia. Él adoraba la medicina y yo la literatura. Aunque parezcan éstos, caminos opuestos, los dos componíamos el diagnóstico. Había enfermos que él los curaba con mis cuartillas, que sus frases literatas te acercaban a Dios. Había días que cuando le enseñaba el trabajo, ya él le aplicaba el medicamento. Le tuvieron envidia algunos compañeros que vivían bastante lejos de Dios. Éstos creían ser ellos el oxígeno, ser los que mantenían la materia, los que sus laboratorios nunca mentían, los que creían que Dios no era Dueño de la materia, los que nunca creían ser los equivocados, los que les molestaba oír esta frase: “Dios lo ha curado”.
Desperté, oí:
Pocas veces se le oye
esta hermosa frase al hombre:
“Ha sido Dios quien lo ha curado”.
Ni esta otra:
“Mientras no sane su espíritu,
no sanará su carne”.
“Sus síntomas son sin duda
de enfermedad no de carne”.
Aquí tiene ya el conflicto
el médico con la carne.
Que manda medicamento
porque algo hay que mandarle.
Sin ocuparse de Dios,
si no es enfermedad de carne.
El médico que es de Dios,
sabe que él no lo cura,
si no manda curar Dios.
Un literato y un médico
hacen gran servicio a Dios.
El médico, “pa” la carne,
y el literato te escribe
Amor de Dios “pa” salvarte.
Si siempre el Amor de Dios
lleva el médico delante,
verá que las curaciones
es Dios el que se las hace.
***
Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 119-120-121
Etiquetas:
Carne,
Dios No Quiere Permite,
duela,
Enfermedad,
Espiritu,
Libro 8,
Sano
lunes, 1 de octubre de 2012
Confianza en Dios y en sus Caminos
En Sueño Profético decían:
La Justicia de Dios siempre hace su presentación. Ésta es más entendida en el que ama, porque no desconfía; porque la Confianza en Dios viene del Amor.
Dijo uno de sus Discípulos:
Yendo con el Maestro, algunas veces hubo alguno de nosotros que Le dijo:
–Maestro, ¿y si cortáramos por aquel camino, no llegaríamos antes?
Esta fue una de las contestaciones que nos hizo pararnos y contestar: “¡Perdona Maestro!”.
Dijo este Dios que ellos veían de Hombre:
–Si Yo hago lo que vosotros ibais a hacer, no era Dios del Cielo. Dejad sueltas vuestras ideas y confiad en quien soy, que Yo lo que hago es lo que manda mi Padre, y antes de que Me lo mande, Yo lo veo bien. Si mi Padre está en Mí, ¿quién sabe más que mi Padre? Y si Yo estoy en vosotros, ¿cómo aconsejarme a Mí? O Yo no soy Dios, o vosotros no Me amáis, y ya no existe obediencia. Amad, que en amando, veréis lo que no tienen vuestros ojos delante.
Desperté, oí:
Eran Enseñanzas tan grandes, que a Dios veías de Hombre.
Si Dios así no les habla y acepta sus consejos, no ven a este Dios de Carne.
Él los callaba diciendo: ¡Si Yo soy Dios y no hago nada sin que lo diga mi Padre!
¿Quiénes sois vosotros para decirme que Yo cambie el camino?
Si Yo lo tracé en la Gloria antes de bajar de Hombre.
Es la Justicia de Dios la que da Premio a los hombres.
Pero tienen que seguir el Camino que Dios pone.
Que siempre será el seguro, aunque así no quiera el hombre.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 17-18
La Justicia de Dios siempre hace su presentación. Ésta es más entendida en el que ama, porque no desconfía; porque la Confianza en Dios viene del Amor.
Dijo uno de sus Discípulos:
Yendo con el Maestro, algunas veces hubo alguno de nosotros que Le dijo:
–Maestro, ¿y si cortáramos por aquel camino, no llegaríamos antes?
Esta fue una de las contestaciones que nos hizo pararnos y contestar: “¡Perdona Maestro!”.
Dijo este Dios que ellos veían de Hombre:
–Si Yo hago lo que vosotros ibais a hacer, no era Dios del Cielo. Dejad sueltas vuestras ideas y confiad en quien soy, que Yo lo que hago es lo que manda mi Padre, y antes de que Me lo mande, Yo lo veo bien. Si mi Padre está en Mí, ¿quién sabe más que mi Padre? Y si Yo estoy en vosotros, ¿cómo aconsejarme a Mí? O Yo no soy Dios, o vosotros no Me amáis, y ya no existe obediencia. Amad, que en amando, veréis lo que no tienen vuestros ojos delante.
Desperté, oí:
Eran Enseñanzas tan grandes, que a Dios veías de Hombre.
Si Dios así no les habla y acepta sus consejos, no ven a este Dios de Carne.
Él los callaba diciendo: ¡Si Yo soy Dios y no hago nada sin que lo diga mi Padre!
¿Quiénes sois vosotros para decirme que Yo cambie el camino?
Si Yo lo tracé en la Gloria antes de bajar de Hombre.
Es la Justicia de Dios la que da Premio a los hombres.
Pero tienen que seguir el Camino que Dios pone.
Que siempre será el seguro, aunque así no quiera el hombre.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 17-18
Etiquetas:
Caminos,
Confianza,
Dios,
Hechos de Jesus Perdidos Hoy Dictados en Gloria,
Libro 10
Suscribirse a:
Entradas (Atom)