En Sueño Profético decían:
Hasta que el hombre no practique
la Palabra de Dios y la enseñe, no conocerá al Prójimo. Que conocer al Prójimo es
sentir a Dios.
Si el hombre sintiera este
Contacto Eterno, no habría guerras, no habría hambrientos, y tú sentirías el
sufrir del Prójimo.
Dijo uno:
Sin Amor a Dios, no sirves al
Prójimo, porque lo cuadrado lo pondrás redondo. Si el hombre, el dinero que
emplea para romper los Mandamientos de Dios, lo destinara a la miseria, se
hablaría ya del hambre como del Diluvio, que pasó a la historia.
Se ha repetido mucho en los
Mensajes, que si el hombre creyera en el Juicio Final, no podría hacer nada,
que luego tuviera que darle cuentas a Dios, en contra de su Mando.
Si el hombre creyera en Dios y Lo
amara, el tiempo que estuviera en la Tierra, sufriría el dolor de la carne, o
sea, carne enferma, pero otro sufrimiento no existiría.
Desperté, oí:
La muerte se esperaría
a sabiendas de que no mueres.
Igual que se preocupa el hombre
de que el niño ande,
debería preocuparse
de que nadie muriera de hambre.
Todos los que ves andando,
alguien se ocupó de ellos,
familiares o extraños.
Si el hombre,
como hace con el Prójimo,
no ocuparse,
hiciera con los cuerpos cuando nacen,
pocos verías de pie.
Pues igual hay que enseñar
que no lo que no es de Dios,
no lo debes practicar.
El hombre llama adelanto
a no creer en otro Mundo.
El hombre llama adelanto
a matar rápido al cuerpo.
El adelanto sería
que el hombre se avergonzara
cuando viera que otro hombre moría
porque otro lo mataba.
Esto sería vergonzoso,
con tanta universidad,
tanto crimen y tanto robo.
Desde que está el adelanto
hay más hombres matados
que hombres muertos.
Hazle entierro al adelanto,
y que empiece un mundo nuevo.
***
Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C8
Que hagan recuento de lo que dice Dios y verán que no hay verdad más grande que Su Palabra dicha en el Profeta y en Su Cuerpo cuando vivió de Carne.
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