En Sueño Profético hablaban de la
enfermedad del cuerpo y de la enfermedad del espíritu. Decían:
La enfermedad
de la carne no tiene cura cuando se enferma para la muerte, y el mismo que la
tiene ve que se muere y no puede hacer nada.
Al que tiene
el espíritu enfermo, o se le está enfermando, lo puede curar el Medicamento
Divino, que es la Palabra de Dios. Éste, si quiere, él solo se cura siguiendo
el Mando del que Dios tiene para Enseñanza de la inmortalidad del espíritu.
Dijo uno:
Siendo el espíritu el que no
muere, el hombre lo tiene en abandono.
La carne la
entrega para que sirva de experimento para otros cuerpos. Paga la factura, que
mayoría de veces es hecha sin caridad, sin compasión y sin pensar en el
sufrimiento que tiene el que la tiene que pagar.
Esto lo busca
el hombre para el cuerpo, cuando se enferma.
Desperté, oí:
Hay reflejos en la carne
que los manda
el espíritu.
¡Es lástima que los hombres
cuiden la corbata
y abandonen el
cuello!
Plato con buena comida
delante de cuerpo
muerto.
El hombre lucha y paga
por la curación de cuerpo,
y el que dicen que lo cura,
el suyo,
también ven muerto.
El que te da la receta
cuando está el espíritu enfermo,
si haces lo que te dice, curas,
y cuenta que
vienes al Cielo.
El que la carne la cura,
no puede curar
su cuerpo.
De casta de muertos viene,
y su cuerpo
será muerto.
¡Ocúpate del espíritu,
y después
cúrate el
cuerpo!
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C6
Lo que me ha gustado lo de la casta de muertos!!
ResponderEliminarCómo siempre es Único Nuestro Dios hablando!