domingo, 28 de marzo de 2021

El Maestro me ha curado

En Sueño Profético se vio un camino. No era calle ni carretera, era un camino que habían hecho los pies de los caminantes yendo de un pueblo a otro para ver al Maestro. Unos, ya Lo conocían. Y otros, iban a Conocerlo. Pero el camino parecía que lo habían hecho las manos, de lo bien que estaba hecho.

Aparecieron dos hombres y dos mujeres con ellos. Las palabras que iban hablando no se entendían si de segundo en segundo no se nombraba al Maestro.

Ya se oye a uno hablar de lo que se estaba viendo:

Estas dos mujeres pasaron este camino muchas veces solas, sin poder a los maridos traer al sitio que ellas iban para oír al Maestro. Hay trozos del camino que sus lágrimas cogieron. Los cuatro trabajaban juntos en la finca del mismo dueño. Que éste no quería oír nada que fuera del Maestro.  Tenía un hijo enfermo y otro se fue cuando tenía 15 años con el hijo del casero, y ya no volvió a la casa porque el padre tenía un hacha preparada, y la madre sabía que a Dios no quería, por el destrozo que había en la casa.

El hijo enfermo tenía 4 años, y no sabías si conocía, si estaba vivo o estaba muerto. Era un mueble de carne.

Pues estas mujeres, un día, se atrevieron a decirles a los maridos: “Le vamos a decir a Ginés –que éste era el nombre del dueño– que deje que le llevemos el niño al Maestro, para ver si el niño pudiera transformar esa casa que el Demonio es el que manda. Los maridos se miraron y estas fueron sus palabras:

   –Nosotros no lo sabemos, ¡pero manos al trabajo!, en el molino está ahora.

Llevaban Fuerza Divina cuando con él se encontraron. Y una dijo:

   –Ginés, le voy a pedir un favor, que ya he dicho que me lo concede: que me lleve al niño mañana para que el Maestro lo vea, y aunque no se cure, yo sé que trae Premio.

Cual fue mi alegría cuando dijo:

   –Que lo lleve su madre y que Le pida que me perdone.

Las dos miraron al Cielo y allí vieron al Maestro.

Desperté, oí:

No hay palabras para decir, cuando el Maestro las vio con la madre y con el niño, las miradas que les dio. Y acercándose al niño, le dijo:

Ya corre por el campo,

que aunque pises la siembra,

tus pies, abono Mío llevan.

Cuando llegues a tu casa di:

“El Maestro me ha curado”.

Porque tú, mi curación querías,

cuando me has dejado.

Los maridos y las mujeres

el camino lo agrandaron.

Primero fue una vereda,

y luego un camino ancho.

Esto hace el no callar

cuando tú estás amando.

***

Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C7

1 comentario:

  1. Solo Dios sabe el fondo del corazón humano.
    Cuando he visto que se nombraba al padre del chiquillo por su nombre, ya sabía que era porque había de cambiar para bueno.
    La Mirada de Dios daba tanto Amor que no había palabras para explicarla.

    ResponderEliminar