En Sueño Profético decían:
Tiene que llegar el momento –que este
momento tiene su día– de decir las Palabras como Dios a ti te las diga. Las que
te diga en Palabras, o las que te diga sentidas.
Si el Instrumento acepta en
contra de lo que Aquí digan, sufre y no enseña.
Esto es semilla que echas. La
tierra tiene que aceptar esta semilla; y si no la acepta, tú te llevas la
semilla y buscas otra tierra.
Esto lo creen pocos de los que
esta semilla echaste y no hubo buena tierra,
Habla un labrador que su cuerpo
este espíritu lo dejó ya va contando más del siglo y dos docenas de años:
Yo, cuando hacía la siembra, al
echar la semilla, miraba al Cielo y mandaba estas palabras: “Señor, que yo eche
la semilla y no pierda el tiempo. Mándale a la tierra que el tallo no esconda.
Que se vea cosecha. Sabes que no es por mí, es por el que espera que llegue la
espiga y el molino muela”.
Desperté, oí:
Este sembrador
quiere la cosecha
más que para él,
para el que cosecha espera.
Quiere que se cunda
la semilla que echa.
Que miren al Cielo
y que siempre oiga:
“¡Bendito sea Dios!
¡Qué año más bueno!
¡Tú has visto la espiga,
sin un grano seco!”.
Él, no era por él,
que el año fuera bueno.
El siempre tenía
a Dios en Presencia,
lo mismo en sequía,
en lluvia o tormenta.
En el trueno grande,
cuando lo nombraban, decía:
“Señor, aunque sea en el trueno,
pero que te nombren”.
¡Bendito sea Dios!
Era, en las palabras,
la terminación.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C4
Cuán necesario es hacer oración continua suplicando a Dios ser esa tierra buena para que eche buena cosecha.
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