miércoles, 29 de febrero de 2012

"SON MÁS LOS QUE CREEN EN MI PADRE Y NO AMAN, QUE LOS QUE NO CREEN QUE EXISTA MI PADRE”


En Sueño Profético hablaban de la Vida de Dios Hombre.

Dijo uno:

Muchas veces le oí al Maestro estas Palabras y estas sentencias:

“Son más los que creen en mi Padre y no aman, que los que no creen que exista mi Padre”.

“Son pocos los que cuando no les sirve el hombre, no llaman a mi Padre”.

“Aquí hay creencia, pero no Amor”.

“Creer sin Amor es peor que no creerlo”.

“El que cree y desprecia al Hijo del Hombre, que no pida Perdón cuando no pueda ejercer pecado”.

“Mis Palabras son de Salvación, y mi Presencia anula el pecado”.

“Por eso dejo Libertad para el que me quiera y para el que me desprecie, para el que quiera seguirme, y para el que quiera pecar”.

“Si busco al que no me quiere, le quito Libertad”.

“Si busco al pecador, puede que me quiera y ya no peque, que para esto soy mandado por mi Padre, para Salvar al que quiera ser Salvado”.


Desperté, oí:

Dios se hace Hombre para quitar de pecar a los pecadores.

Dios se hace Hombre para enseñar a ir a su Reino.

Dios no se hubiera hecho Hombre para buscar al que no lo amaba.

Entonces queda en su Reino, y desde el Reino ya manda.

Hay pecados que hace el hombre por falta de la Enseñanza.

No hay pecado peor hecho, que pecar sabiendo que hay Dios.

No hay pecado perdonado, sin que quieras el Perdón.

Por eso, los que Dios busca, son los que no creen en Dios, para decirles Dios de Hombre: “Yo soy el Salvador”.

También busca pecadores por si no quieren pecar; Él los perdona y los entra en la Gloria Celestial.

El que sabía que era Dios y mandó crucificar, a éste nunca Dios buscó, porque nunca quiso amar.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 90-91

martes, 28 de febrero de 2012

No hay quien piense en la muerte, y no pida perdón a Dios


En Sueño Profético decían:

No hay quien piense en la muerte, y sea malo de espíritu.

No hay quien piense en la muerte, y no pida perdón a Dios.

De la muerte no habla el hombre, por miedo.

Dijo uno:

El hombre es cobarde cuando oye hablar de Dios.

Al hombre se le acaba la valentía cuando ve la hora final.

Otro dijo:

No hace falta ver que muere.

Aquí te voy a contar un pecador grande que yo conocí. Este hecho ocurrió a cien metros de donde yo vivía: era un hombre de una grande salud y de unos grandes ingresos, pero más grande que estas dos cosas eran sus pecados. Tenía a la barriada del pueblo asustada. Este lugar era más bien una ampliación del pueblo inmediato, que por las faenas campesinas fueron haciendo allí viviendas y abriendo algunas tiendecillas para que aquellas familias vivieran un poco más acomodadas dentro de su rudo trabajo. Pues este hombre, de una salud envidiada –y él que hacía porque más se destacara del que tenía tenguerengue–, una mañana le llegó el paro forzoso a sus piernas y brazos; tan sólo podía mover la lengua, y cuando quería nombrar a Dios, no podía pronunciar estas letras en palabras: "Dios". "Dios" no podía decir su lengua, y cuando alguno iba a verlo y nombraba a Dios, él decía:

–No puedo decir ese Nombre; quiero pronunciarlo y no puedo; pedid que pueda decirlo, que le pida perdón; pedidle perdón por mí; pedidle que tenga compasión de mí, que yo pude ser más malo y no lo fui, que yo pude trataros peor por ser dueño”.

Y dirigiéndose a una mujer le dijo:

–A tu hija le pagué el pecado, que sí, era mi culpa, pero ya se lo pagué.

Desperté, oí:

Este hombre duró años,
no moría y cobardía le entró.

Se acostó aquella noche
con un saco de pecados,
su salud y su dinero.

Y a la mañana siguiente,
no pudo mover sus pies;
sus brazos, sin movimiento,
dejaban lágrimas caer.

Dios no oye su perdón,
por pedirlo con pecado.

Dios no quiere que su Nombre,
por él fuera usado.

Cuando alguno quería
pedir el Perdón para él,
el Dios que habita en el Cielo,
labios no dejaba mover.

No era arrepentido
de saber que hizo daño.

No era arrepentido
de pensar: la muerte llega.

Era el arrepentido
que si las piernas moviera,
otra vez haría pecados,
aunque Dios no lo quisiera.

Dios le dejó el sufrimiento:
que su nombre no dijera.

Y no lo podía decir
aquél que por él pidiera.

Esto no es arrepentimiento,
estas palabras lo cuentan:

“Pídele que tenga compasión de mí,
que yo pude ser más malo
y no lo fui”.

Aquí, sigue aún más pecando.

Le pide compasión,
y le dice que no fue más malo
por compasión a Dios.

Si éste piensa en la muerte,
hoy no está fuera de Dios.

Porque en la muerte pensada,
el pecado nunca entró.


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Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 166-167-168-169

lunes, 27 de febrero de 2012

Esto es perro ladrando a la Luna


En Sueño Profético hablaban de muchos que Dios habló en ellos, y también hablaban de los que Le pusieron la prohibición a la Palabra dicha de Dios y oída en el hombre. Éstos decían lo que Dios les mandaba que pronunciaran sus lenguas, y siempre actuaban con el Mando de Dios. A estos Profetas les vieron cosas raras: unas, en cobardía; y otras, con grande decisión; éste es el comentario que en boca del hombre se oía; pero el Profeta seguía el Mando y la Obediencia a la Voz de Dios, y a la Visión. ¿Cómo poder meter esto al que no creía la Existencia de Dios? ¿Y cómo se irá a callar y contentar, ante este Profeta, el fariseo? Ya inventaría calumnias; ya iría en busca de los hombres de la Tierra que ocupaban grandes cargos; ya harían su dictadura, amenazando al Instrumento de Dios, escribas y hombres de leyes, corregidores y gobernadores, reyes con grandes palacios y emperadores con batallones de hombres. Eran los que perseguían a los que Dios manda que hablen.

Dijo Catalina de Siena:

Esto es perro ladrando a la Luna.

¿Quién puede a Dios revocarle,
cuando Él le diga a uno:
“Ésta es mi Gloria.
Éste es mi Padre.
Yo paro las tempestades
y soy Dueño de los mares,
que tan sólo de mirarlos,
el agua puede acabarse”
?

Yo, Catalina de Siena,
no pude su Mando parar,
ni tener en silencio sus Palabras,
para donde iban mandadas.

Yo me enfrenté con el bueno,
que bueno decían que era;
le contesté al fariseo,
a tantas palabras necias
que quería desmentir
sin pensar que yo no era
la mujer que él veía,
que él veía
a Catalina de Siena.

Desperté, oí:

El que no amaba, oía
sin sentir Amor de Dios.

Sin saber que todo callas,
menos Palabras de Dios.

Palabras, no que tú lees,
Palabras que sólo Dios
las dice en el que coge.

Y éstos ya darán el son,
donde Dios quiere que suenen.

Unas veces verán cosas tibias,
y otras, reacciones fuertes.

Todo, menos el silencio,
aunque vayan a la muerte.

Porque mataron el traje
creyendo que daban muerte.

Aquí se descubre claro
que no creen que Dios vive,
y que pueden ser juzgados.

El que persiga al que diga:
“Dios me trae Aquí a su Gloria”,
no le va que luego diga:
“Señor, ten Misericordia”.

Porque en la llamada a Dios,
tienen momentos que llaman
cuando ya no oye Dios.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 57-58-59-60

domingo, 26 de febrero de 2012

Si sus Discípulos aceptan los consejos del pagano, Dios hace que desaparezcan sus Discípulos


En Sueño Profético hablaban los Discípulos de Dios Hombre. Dijo Felipe:

Un día, cuando ya no teníamos Maestro en la Tierra y estábamos casi todos reunidos con las manos sujetando nuestra frente, llegó uno que cualquiera apostaría que amaba al Maestro por la forma de querernos consolar. Dijo éste:

–Tenéis que cambiar de vida, buscar la distracción donde la pena se vaya, y luego tendréis tiempo de sentir. Así no tendréis fuerzas para hablar de vuestro Maestro, ni podréis enseñar su Doctrina.

Fueron a levantarse tres o cuatro, pero Juan cogió la palabra:

–¡Vete!, que me estás recordando la escena que pasó con Pedro cuando no quería que sufriera el Maestro y la Voz de Dios Padre resonó en la boca de Dios Hijo y Maestro: vio que Luzbel cogió la lengua de Pedro para que daño Le hiciera al Maestro.

Rompimos todos en llanto: ¡querer que la ausencia de nuestro Maestro nos la quitáramos a manera de fariseos, anticristos!

–Antes de hacer tu petición, ¡vuelvan a verse las tinieblas, rasgándose los mantos del Cielo, descargando una nube de fuego y piedra, quedando el Mundo arrasado!

Todos nos fuimos llorando, pero contentos de haber echado a Satanás.

Desperté, oí:

Ellos querían que la pena, Dios se la quitara dándoles fuerzas.

Ellos querían seguir enseñando, pero ¿por qué no llorar y apenarse?

¡Si esto era llamar a Dios, para que Dios los confortara!

Dios oía la llamada de Amor que ellos Le hacían, y Dios les mandaba su respuesta haciendo ver que el Maestro iba con ellos.

Si ellos buscaban el consuelo donde no hacían lo que Él había enseñado, ¿cómo Él iba a consolar?

Si sus Discípulos aceptan los consejos del pagano, Dios hace que desaparezcan sus Discípulos.

Dios no puede permitir que a los que Él elige para que su doctrina enseñen, ensucien el Nombre de su Padre.

Como tampoco permite que tengan amistad con el Lugar, y luego lleven sus Palabras a sitio que habita el pecado.

Éstos, Dios los aparta por no querer abrigar sus Palabras, una vez que antes han sido premiados.

El Lugar que Dios habla en él, dice lo que Dios ya ha hablado, pero no puede quitar lo que Dios ya ha comunicado.

Oye lo que dice el Lugar, pero si no obedeces, es Dios el que te juzgará.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 114-115-116

sábado, 25 de febrero de 2012

¡Qué Bueno eres, Señor!


En Sueño Profético yo decía:

Señor, ¡qué Bueno eres! Enfádate cuando yo te ofenda, cuando yo te haya querido ofender. Si por falta de paciencia te ofendiera, no es mía la culpa.

Apareció una mujer vestida como cuando Dios vivió de Hombre, y dijo:

Yo soy de Samaria, y éstas eran mis palabras, bastantes veces repetidas, cuando mi vida con materia: “Maestro, ¡qué Bueno eres!

Yo presencié varias veces maltratarlo de palabra. Esto que voy a decir, no pongo ni quito nada:

Venía yo con mi hijo y la yegua, de por agua, y de donde yo venía iba el Maestro, Tomás, Mateo y Matías. Venían casi igualados unos cuantos con nosotros. Y al rozarse las ropas de juntos que se cruzaron, dijo uno:

–¡Bien está ya tanto engaño, tanto Dios, tanto Maestro!

Este Dios quedó de piedra, con daño hecho por dentro. Quisieron cogerle el Brazo, y los tres se precipitaron a terminar con los cuerpos, con los cuerpos que vivían por quien ellos ofendían.

Pidió el Maestro obediencia, y obediencia le dieron. Pero mi hijo, que estaba hablando siempre con ellos, con Pedro o con Felipe, con Juan siempre iba a buscarlo, y su ansiedad era crecer. No amanecía un día que cambiara estas palabras: “Madre, cuando crezca, me pierdes. Me iré con los que siguen al Maestro”. Pues tenía 13 años–, se acercó al Maestro y le dijo:

–¡Qué Bueno eres Maestro! ¿Quieres que yo les pegue, que no soy tu Discípulo?

Contestó el Maestro:

–Tu no eres mi Discípulo, pero eres un espíritu de la Gloria de mi Padre, que ya vives Gloria suya, y no puedes manchar la Gloria y tu inocencia con el pecado. En este momento ya los está juzgando mi Padre.

Desperté, oí:

¡Qué Bueno eres, Señor!,
que dejas que haga el hombre,
lo que ahí quiera,
en contra de Dios.

Señor, ¡qué Bueno eres!
¡Qué Bueno eres, Señor!,
que el hombre pasa, te insulta,
y queriendo golpearte,
no consientes que los tuyos
la mano se la levanten.

Qué alegría como el pequeño,
que soñaba con crecer,
para irse de su casa
y al Maestro obedecer.

Él aprendió de su madre
esta frase al nacer:
¡Qué Bueno eres, Maestro!
El Maestro, ¡qué Bueno es!

Él siempre veía en la madre,
al Maestro antes que a nadie.

La madre, de Dios le habló,
y el hijo, se le perdió.

Se le perdió cuando pudo
seguir Camino de Dios.


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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 117-118-119

viernes, 24 de febrero de 2012

No ocultes lo que Dios manda, que Dios te puede ocultar


En Sueño Profético decían:

Hay cosas tan imposibles de ocultar, que quedan al descubierto. Y hay cosas tan fáciles de comprender, que no te va el decir: “Yo esto no lo comprendo”.

¿Quién escondería el día, cuando el día ya está amaneciendo, y el Poder de Dios lo manda a que se esconda lo malo y a que conozcan lo bueno?

Esto no hay hombre que lo oculte. Pues esto mismo está ocurriendo con estas Comunicaciones.

Dijo uno:

¿Quién leería, diciendo: “la Verdad yo no la entiendo”? Eso sería ver llover y decir: “seco está el suelo”.

¿No verán los buenos –buenos repetido en ellos–, que Aquí se ve la Verdad sin nombrar al Instrumento? ¿No ven Palabra de Dios, en ellos dicha: Evangelio? ¿No ven que Dios va guiando de sitio en sitio al que le dice en Arrobo: “Siempre el hombre Me dio desprecio, siempre me va persiguiendo, siempre ponen la muralla queriendo apartar del Cielo”?
Estas mismas Palabras las repite Dios muchas noches al Instrumento, que son las veces que el Instrumento no recuerda más y Aquí en la Gloria no se dictan por cortar Dios el Mando.

Desperté, oí:

Dan comparaciones en la Gloria,
sin poderlas mejorar.

¿Quién ocultaría el día,
dejando noche “na” más?

El mismo que los Mensajes
los quisiera destrozar.

Con ira, con dinamita,
con dejar “incomunicá”
a esta Gloria que es Vivienda
que Dios no deja de hablar.

Ya tiene el hombre sufrir
con querer a Dios callar.

Pero que piense el que aguarda
aquí, en la eternidad,
el sufrir que tiene ahí
es comienzo sin final.

Dios al que da su Palabra,
tiene el hombre que aceptar,
como el día que destapa
lo que se quiere ocultar.

El Instrumento, el día,
la noche, el respirar, el andar,
se ve claro es de Dios,
esto y muchas cosas más.

No ocultes lo que Dios manda,
que Dios te puede ocultar.

Que si Dios te deja vivo,
es porque hay un lugar
donde te darán martirios.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 110-111-112

jueves, 23 de febrero de 2012

Dios quiere que tú mucho le pidas


En Sueño Profético me hablaban de varias cosas y me las explicaban con estampas. Apareció un cuadro y se veían muchos rosarios. De pronto se quitaron los rosarios y quedó la Virgen. Dijeron:

"Los Rosarios los invoca Domingo de Guzmán para que interceda la Virgen". Esta estampa más bien parecía una mujer. Se puso otra estampa y era un hombre hambriento y medio desnudo. Dijo el que explicaba las escenas: "Esto es la enfermedad, la falta de salario. Aquí es Juan de Dios el que intercede". Apareció otra estampa con Dios Hijo y una mujer de rodillas delante. Con las manos se tapaba la cara y decía: "Señor, mis ojos no merecen Verte." Dijeron: "Aquí es Agustín de Mónica el que intercede, para que el pecador se descubra el rostro, prometiendo a su Dios la Salvación de otros pecadores".

Desperté, oí:

Todos éstos son los que se comunican en el momento que Dios va a realizar una petición.

Dios quiere que tú mucho le pidas.

Porque por mucho que tú Le pidas, más tiene para darte.

Ama mucho a Dios y no temas en pedirle.


DOMINGO DE GUZMÁN
JUAN DE DIOS
AGUSTÍN DE MÓNICA


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 68

miércoles, 22 de febrero de 2012

Que tu espíritu haga lo mismo que los de esta Gloria


En Sueño Profético decían:

Si quieres saber si amas a Dios, ten amistad con el que Dios se comunica, y en cada hecho que haga, piensa si tú lo harías igual, y si tus reacciones serían las mismas en el momento de desmentirte, guardar silencio a los insultos del hombre, borrar con facilidad el mal que te hayan hecho, cambiar tu bien por el mal recibido.

El que Dios se comunica, es su Amor tan grande a este Dios, que junta el mal que le hacen al bien que él quiere hacerle a Dios, que ya no ve mal.

Si tú haces esto, tú amas a Dios sin medida, tú Lo amas y puedes enseñar a que amen.

Dios, cuando trae Aquí a un espíritu, es porque este espíritu vive ahí la Paz, y Dios lo entra normal Aquí en la Gloria, y normal Dios habla en esta carne.

Esta Vivienda en la que Dios vive cuando tiene que hablarle al hombre, ya se ofreció para que Dios viviera en ella, ofrecimiento que Dios sabía, pero ella no.

El que Dios le habla, antes ha tenido su espíritu contacto con la Gloria. Este espíritu ha estado en el Prójimo; ha practicado la Paciencia, el Perdón y ha sufrido por el pecador. Esto a Dios agrada, pero cuando tú lo haces sin saber vas a ser cogido como Vivienda.

Desperté, oí:

Haciendo tu espíritu lo mismo que los de esta Gloria, Dios vive Aquí y en tu espíritu.

Vivir "con" tu espíritu, no es vivir "en" tu espíritu.

Al vivir con tu espíritu, te deja Libertad. Al vivir en tu espíritu, te deja sin voluntad ni mando.

A Dios enfada el que duda aquí ponga.

Dios hace sencilla su Comunicación, para que acepte el hombre.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 159-160

martes, 21 de febrero de 2012

La reacción del que ya está perdonado


En Sueño Profético hablaban del que peca y ya no peca, pudiendo pecar.

Dijo uno:

Éste ya tiene la fuerza para impedir el pecado y para quitar al que está pecando. Éste, el arrepentimiento lo hace fuerte en la tentación.

Yo oí a la Magdalena después de ya no pecar. ¡Y qué palabras más firmes!
¡Qué firmeza tenía su contestar! No fui yo sólo el que esto oí.

Estábamos unos amigos reunidos a la entrada del pueblo, en un mesón muy conocido, por ser la mesonera persona de admitir a todo el que fuera bueno de espíritu. Esta mesonera, como igual el marido, tenía buenas palabras y modales para todos igual, sin cambiarle su agrado las vestimentas del que allí llegara. Esto se aceptaba, el pobre y el poderoso. El poderoso quitaba de apuros, y el humilde le hacía faenas en los trabajos que éste le mandaba. Aquí se cundió el nombre de “El mesón de todos”. También, como no, iba el Maestro cuando era su paso. Allí dejaban ropas, y al regreso, recogían, y muchos días hacían su almuerzo, que éste siempre era ligero, y hablando más que comiendo.

Entró la Magdalena y se fue en busca de la mesonera, que buena amistad ya les unía cuando dejó de pecar, y uno le dijo:

–Magdalena, ¿todavía te dura el no pecar? ¡Pues cuando hagas otra vez tu vida, más risa vas a dar...!

Quedó parada Magdalena, y le dio este contestar:

–Antes de hacer pecado a Dios, que es el Maestro, le he hecho una súplica: que sin tener compasión, mi cuerpo que es conocido, los demonios me destrocen, y esto sea visto por todos; que en público me dé un castigo de lepra, de rabia, y que esto sirva para todos; que no me den sepultura; que en mí caiga maldición sin que la tierra me cubra, para que mi cuerpo sea alimento de cuervos.

Esto lo oí yo y todos los del mesón, y su fuerte llanto dejó silencio y palidez en todos los rostros.

Despierta, oí:

Aquí se ve la reacción
del que ya está perdonado.

Aquí ven que Magdalena
lleva al Maestro a su lado.

Estas palabras llegaron
al Maestro, sin palabras.
Estas palabras venían
del mismo que las mandaba.

Ella, cuando oyó palabras
que venían con pecado,
su recuerdo era para el Maestro,
y ya lo siente a su lado.

¡Qué fuerza de no pecar,
que a todos dejó callados!

Si no quieres pecar más,
te acuerdas de Magdalena,
y al Maestro sentirás.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 137-138

lunes, 20 de febrero de 2012

“El hombre que más sabe”


En Sueño Profético decían:

No sabe más
el que dicen que más sabe.

El saber saber,
es saber aquello
que es lo que más vale,
es no quitar el valor
a las cosas espirituales.

El que Aquí dé valor,
sí puedes decir que sabe.

El que se inclina dando valor
a las cosas materiales,
no le hagas muchas preguntas,
confiándote en que sabe,
que es un saber tan tonto
como a la Luna soplarle.

Dijo uno que cuando vivió con materia le llamaban: “El hombre que más sabe”:

Yo mismo voy a contar
el porqué de así llamarme:

Me gustaba pararme a pensar
las cosas materiales;
le daba el valor
a lo que no mandaba el hombre;
vivía una vida de Paz,
pero una Paz tan grande,
que de mí se retiraba
la intranquilidad.

Los malos humores,
los pensamientos oscuros,
las iras y los corajes.
nadie pudo ver en mí.

El que tenía sufrimientos
por las cosas materiales,
pronto venía en mi busca,
y yo, antes de escucharle,
le nombraba a Dios del Cielo,
y ya empezaba a aplacarse.

Este era mi consejo:

¿Cuánto tiempo tienes de vida?
¡Seguro que no lo sabes!
Si piensas en este premio,
se te quitan los corajes.

Vive con la Paz de Dios,
y echa los sufrimientos al aire,
que cogerán el camino
de los hombres que no saben.

¿Tú has pensado en el Mundo
que Allí ya somos iguales,
que allí no cabe materia
por ser el Amor tan grande,
que Allí sólo te presentas
con la llamada del Padre?

Desperté, oí:

¡Qué bien puesto estuvo el nombre
“el hombre que más sabe”!

Quiere que aprecien valor,
adonde valor lo hay.

Todo el que lo buscaba,
se llevaba algo de Dios,
y allí dejaba corajes.

Esto se cundió en el pueblo,
y siempre que alguien quería
quitar su tribulación,
"al que más sabe” acudía.

Oías de boca en boca:
“es el hombre que más sabe,
porque te da palabras
que te remedían tus males”.

Era el hombre que pensando,
Saber venía a aconsejarle.

Pero le venía del Cielo,
ondeando por los aires.

Éste es Saber de Dios,
que vuelve de donde sale.

Que Dios lo manda saber
al que sabe que no sabe.


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Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 229-230-231

domingo, 19 de febrero de 2012

A este Lugar Dios lo enseña con la misma Enseñanza que Dios Padre enseñó al Hijo


En Sueño Profético hablaban del Lugar que Dios coge para hablarle al hombre:

A este Lugar Dios lo enseña con la misma Enseñanza que Dios Padre enseñó al Hijo. Aquí ve el hombre distinto Lugar, pero las mismas Palabras y Enseñanza. Este Lugar tuvo su Enseñanza de cómo conocer a los espíritus malignos, diabólicos. Dios le hizo que conociera a Luzbel, dejando Dios a este espíritu que tomara parte en el Arrobo, para que después, con esta Enseñanza, este Lugar enseñara a derrotarlo. Este Luzbel es príncipe de los espíritus diabólicos, ejército que él tiene en el abismo. Todo esto está visto y apartado por este Lugar. Ya, una vez enseñado, quedan a una distancia de apartamiento, teniendo este Lugar fuerza para separarlo de donde esté este Lugar.

Si la Enseñanza no fuera de Dios, los espíritus diabólicos atormentarían al Lugar, trabucándole la Enseñanza y dejando desmentido el Mensaje. Este Lugar está preparado para enseñar a cualquiera que duda tenga, si la Visión es Dios o de Luzbel. Aquí es donde se ve si el espíritu es traído por Dios o es actuación de pecado para desmentir el Poder de Dios.

Desperté, oí:

Si Dios no enseñara actuación y los resultados del demonio –nombre conocido por todos–, el hombre le pondría pruebas a este Comunicante.

Le pondría las pruebas, y mayoría de veces ofendería a Dios.

Dios, cuando deja que hagan uso de su Palabra, es porque antes Él enseñó.

En el Dictado es sin equívoco, por ser dictado por Dios y comunicado por espíritus de su Gloria, que antes vivieron como el Comunicante.

En el Arrobo no puede haber fallo, puesto que este Arrobo no lo puede hacer nadie si no es Dios.

Cuando es el hombre el que hace, queda claro en lo material; en lo Divino no hay quien pueda llevarse el espíritu y luego dejarlo donde fue sacado, dándole vida otra vez a la materia.

Si de Dios Vivo quieres saber, busca el Lugar donde hable Él.

Y aquí aprenderás lo que luego los Libros publicarán.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 101-102

sábado, 18 de febrero de 2012

Para hablar de Dios tienes que amar a Dios


En Sueño Profético hablaban del hablar de Dios. Decían:

Para hablar de Dios tienes que amar a Dios. Si no amas, hablas de Dios fríamente, sin seguridad de lo que dices, por seguro que fuera lo que de Dios hablaras, cambiando tu opinión por lo que dice otro. Aquí va mi caso encajado a lo que voy a contar:

Estando yo en un mesón arreglando unas cántaras, llegó Pedro, el Discípulo de Dios Hombre, y al dueño del mesón, al que conocía, le refiere un hecho ocurrido delante de él con su Maestro:

“Íbamos 3 y el Maestro, cuando al pasar cerca de unos segadores, se oyeron unas fuertes carcajadas. Hizo el Maestro que nos paráramos para Él parar la risa, ya que sabía la causa que la produjo”. Dijo el Maestro:

–Sí, Yo soy ese que tanta risa te ha dado el que te digan que soy Dios.

Y dirigiéndose a uno le dijo:

–Cuando hables de Dios Hombre, habla con la seguridad de que a tu cuerpo lo mueve tu espíritu. Si nombras a mi Padre y al Hijo, por nombrarlos, vendrán espíritus a mi contra, y tú te irás con ellos, sirviéndole de refuerzo a Satanás. Tú estabas diciendo que habías conocido a Dios Hijo, enviado por Dios Padre, y como no amas, te faltó fuerza para parar la risa. Puedes darlo todo por segado, porque mañana os encontrareis siembra.

Desperté, oí:

El Amor a Dios te da fuerza para parar la risa.

Cuando esta risa sea para ofender a Dios.

Él quiso hablar de Dios como se habla de la estación del año.

Como se habla de la estación del año, que admites la opinión de que el verano fue más corto, que el frío pronto pasó.

Como se habla de todo, que cualquiera da opinión, que a veces lo que tú has dicho sirve de risa “pa” “tos”.

La risa se les quitó cuando el Maestro dijo: La siega se cambiará, cuando mañana la tierra la veas toda “sembrá”.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados En Gloria - Tomo I - Pag. 101-102-103

viernes, 17 de febrero de 2012

"EL QUE NO TE OBEDEZCA, FALTA AL PRIMER MANDAMIENTO”


En Sueño Profético decían:

Esto se llama vivir Dios contigo: Dios quiere vivir con todos, pero todos no quieren vivir con Él; si quisieran vivir, todos verían su Gloria. Ésta exige querer.

Tu Sabiduría es para el que sabe de libro tras libro, vea que no sabe nada.

El médico no puede asegurar la vida del cuerpo. Tú sí la del alma.

Tus palabras cierran llagas.

Desperté, oí:

Pensar que sólo hay este mundo, es como pensar que el corazón palpita sin válvula.

“El que no quiere oír tu Palabra, no cree en mi Existencia. Como el que no te obedezca, falta al primer Mandamiento”.


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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 177

jueves, 16 de febrero de 2012

Ignorancia del hombre


En Sueño Profético hablaban de la ignorancia que el hombre tiene cuando habla alguno que Aquí trae Dios.

Dijo Tomás de Aquino:

Debía de estar el teólogo y el que quiere saber de Dios, dando gracias a este Cielo, que ésta es Casa de Dios y la Casa del que diga: “Señor, tu Casa la quiero yo”.

Siempre que Dios habla en el hombre, no es para el hombre, es para que el hombre aprenda. Esto es para que el teólogo pregunte, compare y estudie palabras del hombre y Palabras de Dios; para que el hombre compare la Verdad y la mentira; para que todos, con exactitud, hablen y sepan dar la respuesta a la pregunta que hace el inocente o el ignorante; para que todos vayan por el mismo Camino; para que no quieran saber unos más que otros; para que la Palabra de Dios sea dicha y oida en todos lo mismo; para que no sea discutida esta Gloria, queriendo el hombre reformarla; para que la Teología tenga en todos los teólogos el mismo color, y así no haya polémicas de lo sencillo de Dios.

Esta pura Teología que de Aquí se lleva el arrobado, es pena que no sea recibida como si vieran al mismo Dios. De estas Palabras saldría una Enseñanza con Paz Divina; saldría toda la Enseñanza a manera de nivel, a manera de medida, como medida por Él.

En mis escritos, que Aquí me mandan dictar, sí aseguro que para estudiar Teología, no hay libro que te dé la Enseñanza como este Libro que Dios coge de Altavoz.

Desperté, oí:

Aquí te insiste Tomás,
que oigas al que Dios arroba.

Éste fue un gran Teólogo,
reconocido en la Historia.

Y sabe lo que hace el hombre,
transformando a Dios su Gloria.

Que esta transformación
le quita a muchos la Gloria.

Hace al hombre vanidoso;
hace al hombre que se esconda
de decir: “Yo amo a Dios,
yo quiero saber de Gloria”.

El hombre, con no querer
oír la Palabra en la Gloria,
que Dios manda para aprender,
cada hombre va enseñando
cosas mal y cosas bien.

Si a todos los que Dios arroba
los buscaran con Amor,
verían la misma Historia
y una Enseñanza de Dios,
de Dios, pero Aquí en su Gloria.

No es Teología de Dios,
si el hombre cambia la Historia.

Que se junten los que aman,
y hagan la misma Historia,
pero sin cambiar Palabra.


TOMÁS DE AQUINO


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 116-117-118

miércoles, 15 de febrero de 2012

Alegría, buen humor y paciencia


En Sueño Profético hablaban de la alegría, del buen humor y de la paciencia. Decían:

Esto te produce Paz.

Los niños suelen tener estos dones: alegría, risa y paciencia. El niño es normal esté las horas con el mismo entretenimiento. Todo esto viene de Dios. El alboroto, la poca paciencia y el mal humor, esto no es parte de Dios.

Aparecieron unos niños, y rápido se veían unos ángeles sin cuerpo, y ya no se veían los niños. Con la misma rapidez se vieron varios hombres con los puños cerrados, las manos hacia arriba y gritando. Se quitó esta visión, y quedaron serpientes y unos bichos como sapos, pero de tamaño de medio metro. Se vio un camino y venía una mujer mayor con un saco cargado a cuestas, y por un roto del saco se le derramaron unas alubias que le habían dado unos conocidos para que las vendiera, por estar el marido meses en cama y no tener para su alimento.

Dijo el mismo que explicaba:

Tres veces se le han salido las alubias, porque el saco es viejo. Yo le ayudé a recogerlas y jamás se enfadó. Me dio una enseñanza, que ahora yo enseño. Estas fueros sus palabras:

–No se moleste, me las han dado y éste es el pago. ¡Qué poco, para tanto bien como me van a hacer cuando las venda! Querían darme otro talego, pero ya me han dado bastante, y además, los he dejado llorando. No quise darles pena, pero querían saber y me preguntaron, y sentí alegría al oír sus palabras.

Desperté, oí:

¡Qué Amor tenía esta mujer,
y qué Paz le rodeaba!

¡Qué paciencia demostró
cada vez que se agachaba!

Tenía el humor de Gloria
y vida sin importancia.

Ella sola se quitaba
el enfado y se agachaba.

Ella se ponía contenta
cuando a su casa llegara
y le dijera al marido:
¡Esto no me ha "costao" nada!

Ésta vivía con Dios,
sin alterarle nada.

Nunca acudieron los bichos
de Luzbel a su llamada.

Siempre cruzaba sus manos,
y jamás las empuñaba.


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Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 219-220-221

martes, 14 de febrero de 2012

“DONDE HAYA UN POBRE O ENFERMO, ALLÍ ESTOY YO”


En Sueño Profético hablaban de los defectos que te retiran de Dios. Decían:

La vanidad es uno de los grandes defectos, que es más defecto porque el hombre no le ve defecto. La vanidad hace que te retires del sitio que a Dios llaman; la vanidad te hace que te retires del pobre, del humilde, y por consiguiente, del que enfermedad tiene. La vanidad no es amiga de la Ley de Dios.

Dijo uno:

Dios, siendo Dios, se hizo Hombre y no cogió sitio que vivieran la vanidad.

El que vive este gran defecto para el hombre, y gran pecado para Dios, luego se avergonzará ante estas Palabras que Dios ya dijo a muchos:

“Si no quisiste mi Doctrina allí en la Tierra, Aquí no puedes querer mi Reino. Si allí despreciaste al humilde, aquí Me verás con ellos, porque Yo allí en la Tierra los quise siendo Yo el Dueño. Yo enseñé mi Doctrina sin diferencia. El que a mi Padre amaba, ya era mi compañero. No puede entrar Aquí el que ahí Me dio desprecio”.

Desperté, oí:

Estas Palabras Dios dijo
cuando Lo vieron de Hombre:

“Donde haya un pobre o enfermo,
allí estoy Yo”.


Si el vanidoso se aparta,
ya no está donde está Dios.

A Él Lo vieron en la mesa
del poderoso y del pobre.

Al poderoso le hablaba
para que busque al humilde
y practique su Enseñanza.

Para que le dé un salario,
y consuelo en sus palabras.

Si el poderoso ya tiene,
es Dios el que se lo manda.

Que a veces este mandar
es para que dé Enseñanza.

Enseñanza como Dios,
que a la pobreza buscaba.

Desprecia la vanidad,
para que luego Aquí Dios
no desprecie tu amistad.

Que es más grande y poderoso
el que a Dios quiera imitar.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 188-189-190

lunes, 13 de febrero de 2012

Dios vivía en él


En Sueño Profético decían:

Al que Dios le habla, éste tiene que publicar la Comunicación. Dios permite al hombre, pero lo para cuando el hombre quiere decirle a Dios que no hable. Decir que estos Escritos no los dicta Dios, es no querer saber de Dios.

Si al que Dios le habla Aquí, te lleva la Paz ahí, no sigas el discutir, discutir sin fundamento, discutir alborotando, y no queriendo ir a oír donde Dios está hablando, que habla también para ti.

Dijo uno:

Yo tuve intimidad con Álvaro, y de él no me despegaba. Todo lo que Dios le hacía, todo a mí me lo contaba, a mí y a todo el que por su lado pasaba. Lo que le pasaba en el campo, lo contaba en la ciudad; y lo que le pasaba en la ciudad, lo contaba en el campo. Todo lo llevaba en orden, todo, menos el callar. Dios no quería aquí el silencio, Él habla "pa" predicar; encaja más la palabra: repetir todo lo que habla Dios en el Lugar que eligió.

Álvaro siempre decía: “Si te pones en oración y en éxtasis ves a Dios, por fuerza el grito tú das sin poderte aguantar esta fuerza que es de Dios”.

Nunca dirá “yo veo a Dios”, aquél que nunca Lo vea. Esto nos repetía mucho este gran Álvaro; consolador con su oración; daba alimento a nuestro espíritu; sus palabras consolaban a los caminantes.

Desperté, oí:

Todo lo que de Aquí sabíamos era por Álvaro. La oración suya nos hacía que también nosotros amáramos.

Amáramos e imploráramos fuéramos todos “Álvaros”.

La vida de Álvaro decía que Dios vivía en él.

Lo decían las palabras y sus obras.

Al que Dios se comunica, Dios quiere que vean que las obras son suyas.

Si desmienten las palabras, las obras no pueden derrumbarlas.

Y obras sin Dios, no hay.


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 113-114-115

domingo, 12 de febrero de 2012

Amor es vivir aliento del amado


En Sueño Profético decían los Discípulos:

El Amor de Dios es voluntario, éste no te amarra ni te lleva donde tú no quieras. El que mucho a Dios ama, es condena el retirarlo de Él. Amor es vivir aliento del amado.

Dijo Matías:

Pasábamos sin comida, pero no sin su Palabra. La Palabra se hacía dueña de la voluntad y ya todos seguíamos al Maestro, olvidándonos de todo lo que el Maestro nos mandara. Había quien al pasar nos miraba con mirar de censurar. Esta mirada no era nunca del que a Dios quería amar, porque ya el que lo amaba, su vivir era como el nuestro. ¡Cuántas veces acampábamos, porque nos rendía el sueño! Teníamos gran intención de seguir sin acampar, pero el Maestro siempre nos recomendaba:

“No seguidme a Mí queriéndome imitar en el comer y en el sueño, que Yo, si esto lo hago, es para que veáis a Dios Hombre, pero una vez que vosotros sabéis que soy enviado del Padre, vive mi Carne al aliento de mi Espíritu”.

Desperté, oí:

Ya que Él nos explicaba,
nos sobraba
lo que nosotros pensábamos.

El daba la explicación,
pocas Palabras,
pero sí mucho Amor.

Amor que luego ya repartíamos,
repartíamos del llenar,
del llenar que Él nos llenaba,
sabiendo que repartíamos
al que de Dios tenía ganas.

Dios te llena si repartes,
Dios te habla si suplicas,
Dios te elige si tú quieres,
Dios vive en ti si Lo admites.

Si tú quieres, Él te da,
y si desprecias su Gloria,
sin Gloria te quedarás,
viviendo en el Abismo,
por una eternidad.

No te extrañe que Dios dé,
y pídele tú también.

Pídele sólo Amor,
Amor sin Gloria ni Cielo,
y dile: “A Ti prefiero
por una eternidad
aunque Gloria no me dieras,
pero yo te querría más”.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I

sábado, 11 de febrero de 2012

El Misterio de los Cielos


En Sueño Profético hablaban de los misterios de Dios; de la claridad de Dios, que para el hombre, a veces, es oscuridad.

Dijo uno:

Yo viví cerca de un Sabio y aprendí mucho de él. Éste decía que el Amor a Dios no le iba el investigar, que el investigar era para la duda; que donde había investigación, faltaba Amor; que el grande Amor no pregunta, por temor a la respuesta.

Éste daba unos consejos que quitaban las quimeras. Si eran hombres casados, les hablaba de manera que transformaba sus vidas.

Siempre tenía una palabra para quitarte la ira y que tú mismo dijeras: “esto no tiene importancia, la importancia la tendría si yo a Dios no Lo amara; esto sí que era sufrir, no lo que hoy me pasa”.

Decía, que el menos saber, era el que más sabía, porque admiraba el Saber, Saber de Sabiduría; que él había oído a hombres sin saber en la materia, y que eran grandes profesores en la vida espiritual; que decían palabras sin admitir respuestas; que estos hombres no investigaban por estar con rebose de Dios, y en este rebose ya va la Sabiduría; que estos hombres no sabían valorar las ciencias que tanto lucha el sabio por ellas, el sabio de ahí de la Tierra. Estos hombres hacían sus estudios con la propia naturaleza, esperaban la luz del día con la azada en la tierra, y cuando veían la noche daban corte a su faena, pero nunca investigaron por qué Dios deja las penas, por qué Dios tiene humildes y poderosos en la Tierra. Decía este sabio-sabio, que estos hombres vivían despegados de la materia, y que hasta los ofendían cuando alguien les decía: “siempre estas trabajando, y siempre entre la tierra”. Pronto miraban al Cielo, y pronto daban respuesta: “¿Qué nos podrá unir a Dios más que cavando la tierra, y teniendo este contacto con propia naturaleza?”.

Desperté, oí:

No es más sabio el que investiga
por libros hechos del hombre,
si esta investigación sirve para saber
lo que Dios te pone claro
y tú oscuro lo ves.

Bien dice el Sabio en la Gloria,
que de un Sabio aprendió,
que las cosas de este Reino
no tienen investigación.

Hay veces que el grande Amor
no deja que veas el mal
que el que no ama lo vio.

El Misterio de los Cielos
es un Misterio sin voz,
que lo entiende el que ama,
porque conoce su Voz.


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Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 10-11-12-13

viernes, 10 de febrero de 2012

1000 Amigos en Facebook

¡Ya tenemos más de 1000 amigos en Facebook!
Muchas gracias a todos/as por seguirnos a diario y leer estos Mensajes Divinos dictados por Dios a Ana García de Cuenca. Espero que sigamos creciendo y que cada día la Palabra de Dios llegue a más personas.

Un abrazo
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Cómo el espíritu del mal se apodera de un espíritu


En Sueño Profético hablaban de cómo el espíritu del mal se apodera de un espíritu:

Este espíritu maligno busca la forma de que el espíritu desee lo que al espíritu del mal le gusta, haciendo ver que es de Dios. Esto se lo hace ver al que no está entregado a Dios, al que vive con gente de Dios y al que vive con gente pecadora haciendo la guerra en contra de Dios. Éste quiere que hagan vida que Dios no tiene trazada, y al no hacer la Ley de Dios, ya está este espíritu en peligro de recibir el ofrecimiento de Luzbel. Este ofrecimiento puede ser en unas ofrendas de gran precio y de gran deseo para el que se las ofrecen, viéndose en la tentación de aceptar, y terminando por aceptarlas.

Hay quien pierde su espíritu por defender la razón que siempre cree que tiene, éste es cizaña del mal.

También es muy tentado el que su mal lo ve peor, el que cree que Dios interviene, dándole preferencia al más poderoso, dándole riqueza, y a otro miseria. En esto, el mal espíritu media para que Dios sea blasfemado.

Desperté, oí:

No hagas lo que a Dios no vaya a honrar.

Vivir con gente pecadora, es darle amistad al demonio.

Si vives la Ley de Dios, te llegarán espíritus malos, pero de lejos.

Si te ofrecieran un caudal y no viniera de Dios, antes de a tus palabras darles el sonido de negación, pon tu gesto de horror.

El que a Dios ama, pierde su razón, pero da Paz.

Pensar que Dios es Padre de todos, te quita de que pienses que tenga preferencias.

Dios deja Libertad al hombre en su materia y en los bienes materiales.

Dios deja ahí Libertad al hombre, porque es vida temporal.

Dios deja ahí la Libertad
porque la prueba es corta,
es prueba sin ignorancia,
es prueba con Libertad,
es prueba que si tú amas,
es prueba que está de más.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 110-111-112

jueves, 9 de febrero de 2012

"MIRAOS VUESTRA CARNE Y LA VERÉIS ERIZADA"


En Sueño Profético vi a dos hombres, era en el campo; uno venía a pie y el otro iba montado en un burro. Dijo el que iba en el burro:

–¿Ya vienes de oír al hijo del carpintero?

Contestó:

–Si.

–¿Y es tal como ayer nos contaron?

–No. El que nos habló, nos habló como el que oía a un hombre inteligente y sabio. Pero yo te digo, que yo Lo he oído y no hay duda es Dios. Terminó el sermón con estas Palabras: “Para que veáis las Palabras son de mi Padre dichas en Mí, miraos vuestra carne y la veréis erizada”. Fue un acto de grande emoción cuando todos nos mirábamos y brazos y cara fueron a obedecer a la misma Voz. Hubo más que inclinaron las rodillas, que quedaron de pie. Dijo uno con buen vozarrón: “Perdónanos, que éramos incrédulos cuando nos hablaban de Ti y de tu predicación. Ya no dejaré de seguirte y no volveré más a ofenderte”. Le atendió el Maestro –yo ya siempre digo Maestro– sus Palabras y esta contestación dio para todos: “Si el Perdón que uno ha pedido, todos lo deseáis, queda para mi Padre todo perdonado, por ser pedido por Mí”. No se oyeron palabras y sí llantos. Cuando terminó el Sermón, quedó un silencio como si en el campo no hubiera nadie.

Desperté, oí:

Cuando todo ya contó, tenía el amigo la carne erizada y las lágrimas en los ojos.

Éste le habló con tanta fuerza, que sintió la Voz y el Amor hacia Dios.

Ya éste buscaba al Maestro sin oír a los fariseos, que tanto mal Le hacían a este Maestro.

Que más se Le veía “el Dios” cuando no los dejaba muertos, lo mismo que era el Dios de resucitar a los muertos.

Más tardaba en decir “levántate del Sueño Eterno”, que levantar el Brazo y apartarlos.

Dios es Dios sin comparaciones, y cuando tú Lo buscas, Él ya te esperaba. Tú ibas a por el Perdón, y Él te perdona y te ama.

Éste es el Dios del Amor, del Perdón y la Esperanza.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados En Gloria - Tomo I - Pag. 23-24

miércoles, 8 de febrero de 2012

No pidas la curación si antes no das Amor


En Sueño Profético yo decía:

“Señor, que no sea yo la que voy a los sitios; que no hable yo ni las respuestas sean mías. Mi alegría sería que siempre te vieran a Ti”.

Dijo uno:

El que a Dios ama, nunca ve al Comunicante, ve a Dios, porque la fuerza de sus palabras hace que sientan al que las comunicó. Todos los que Dios habló en ellos fueron conocidos por la Paz que transmitieron. El espíritu del mal, muchas veces, hace de frontera para que la Comunicación no llegue a sitio de divulgación. El primer síntoma que nota el que se acerca al que tiene contacto Aquí, es Paz. Este Instrumento de Dios es reclamado por tantos como lo oyeron, sembrando un sí y un no hasta triunfar el sí. La persona que es Aquí traída es para transmitir esta Gloria y dar claridad al espíritu, quitando atribulaciones que atormentan al bien.

Dijo Juan de Dios:

Yo, cuando iba a los sitios
que antes me habían "llamao",
me quitaba mi amargura
al dejarlos "consolaos".
Y había sitios que no llevaba
porque estaban "acomodaos".

Les decía unas palabras
de sentir a Dios a mi "lao",
y seguro que Dios era,
porque yo no había "hablao",
cuando antes de que hablara,
decían: ¡Ya estoy "curao"!

Me entraba como un rubor,
como estar "avergonzao"
de que pensaran de mí,
que en mí no hubiera "pasao"
aquello que yo sin culpa,
Él me había "manejao".

Esto lo cundió la gente,
y siempre estaba "ocupao"
para llevarle alimento
o para estar a su "lao"
con palabras de consuelo.

Había veces que la noche me llegaba,
y yo aprisa la faena no acababa.

Muchos me decían: “Juan,
¿has visto en el hospital
cómo se les ven las caras
cuando saben que tú vas?
¡A mí me hacen preguntas
que yo no sé contestar!

Desperté, oí:

Todos los que a Juan oyeron,
hoy fijo están en el Cielo.

Si era enfermo que sanó,
hablaba siempre de Dios.

Si el enfermo no sanaba,
a Juan siempre reclamaba.

Si era enfermo y sin salario,
Juan siempre llevaba algo.

Algo, y no sólo a él,
Juan llevaba a sus hijos
y a su mujer.

Él decía:
“Dándole al enfermo Amor,
comida y buenas palabras,
mi oración fijo que alcanza”.

No pidas la curación
si antes no das Amor.

JUAN DE DIOS


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Libro 7 - Invesigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 261-262-263

martes, 7 de febrero de 2012

Hay quien sufre porque su bien lo maltrata


En Sueño Profético decían:

Hay quien sufre porque no sabe no sufrir. Hay quien sufre porque su bien lo maltrata. Y hay quien sufre porque va en contra de Dios.

Dijo uno:

Iba a mi casa una parienta, ya lejana, de mi madre, que te hablaba del sufrir, que lo entendía más que nadie. Nunca faltaba a mi casa por la mañana o por la tarde. El día que ya era tarde y veíamos que no llegaba, alguno salía al encuentro, y de su casa sacaban. Esta mujer, donde iba, siempre quedaba admirado todo el que la conocía. Era una mujer de una gran comprensión para todo el que le decía: “Esto no lo sufro yo”. Ella daba su respuesta: “No digas sufrir a nada de lo de la Tierra, cuando sepas que el sufrir no va a ser después de muerta”. Esta mujer, ya mayor, de una gran experiencia, había sufrido desde chica, no conoció a un familiar. El primero fue el marido, que con ella hacía bien mal, y seis hijos se fugaron por al padre no aguantar. Ella trabajó en el campo, segando, en la aceituna, y hasta guardando ganado. Pero siempre la veías contenta, y estas palabras decía: “¡Bueno, esto ya mismo ha "pasao"!. ¿Qué importancia tiene el sufrir que el hombre pone? ¡Esto ya mismo ha "pasao"! Yo lo llamo sufrimiento cuando Dios te ha "retirao". ¡Sufrir en este pasar, más cerca Dios a tu "lao"!

Desperté, oí:

Esta parienta lejana,
tan lejana y sin familia,
tenía un sufrir tan grande,
tan grande, que no sentía.

Había "pasao" de todo:
trabajo y sin comida.

Pero el sufrir mayor,
era que no la querían.

Ninguno de su familia,
a ella podía amar;
ninguno podía quererla,
porque ella no era igual.

Ella vivía para Dios,
y lo demás no importaba.

Ellos no querían a nadie,
porque a Dios no buscaban.

Si ellos buscan a Dios,
no se retiran de ella,
porque tenía resplandor.

Esta parienta lejana,
lo sufría "to" por Dios.

Cuando la oías contenta decir:
“Esto ya mismo ha pasao”,
entonces caías en la cuenta
de que tú estabas "equivocao".

No te merece el sufrir,
si te pones a pensar
que de ahí te tienes que ir.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 201-202-203

lunes, 6 de febrero de 2012

"Si tu espíritu está sano, tu carne nunca está mala"


En Sueño Profético hablan dos doctores. Uno, el Doctor del espíritu, y otro, el doctor de la materia.

Dijo el doctor de la materia, que antes de soltar la materia, ya vivía Gloria, y a sus pacientes impregnaba.

No hay desacierto mayor, que poner atención antes a la materia que al espíritu; que querer tener el cuerpo sin un rocecito de dolor, y no preocuparte de la gran epidemia del espíritu, epidemia que el mismo hombre contagia.

Ya habló el grande Doctor del espíritu:

Dios se comunica para llevar el medicamento, para sanarlo, quitar el contagio y apartar al infeccioso que su curación no quiera, para llevar la Salud Eterna, Salud sin final y sin vejez, medicamento que llega sin que la materia pueda detener, sin que le prohíban sus tomas, sin que le cobren dinero, sin que intervenga la cirugía, que también es por dinero.

Dijo el doctor de la Tierra:

Ya, oyendo al Doctor del Cielo, debía el de la Tierra dejar su medicamento, y aconsejar al paciente que se curara primero lo que no daba dolores, ni le costaba dinero, y ya su receta era legalizada en el Cielo.

¿No te parece cristiano, éste, un buen medicamento?

Desperté, oí:

Los dos doctores eran santos,
por la Presencia de Dios.

Uno hablaba de materia.
Otro el Doctor de Dios.

¡Qué sencillo se comprende
cuando habla la razón!

El hombre debía al nacer,
tener el primer Doctor,
hecha ya por los mayores
una receta de Dios.

Y en esta receta escrito,
con unas letras bien claras:
“Si tu espíritu está sano,
tu carne nunca está mala”.

Si el espíritu está sano,
la Vida no se te acaba.

Y cuando la carne enferme,
Dios el médico te manda.

Un médico que es de Dios,
que conserva los espíritus,
porque sabe son de Dios.

Conserva sano tu espíritu,
y ya di: “Yo amo a Dios”.

Y coge por medicina,
Los Mandamientos de Dios.


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Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 255-256-257

domingo, 5 de febrero de 2012

Caridad y abrigo


En Sueño Profético hablaban de la Caridad y del Amor a Dios. Decían:

La Caridad, pocos saben hacer uso de ella. La Caridad hay varias formas de emplearla. Hay quien le tiene caridad sólo a las cosas materiales, olvidándose del espíritu y no dando Caridad en sus palabras.

Dijo uno:

La ropa abriga al cuerpo. Y las palabras de Amor de Dios abrigan al espíritu. La Caridad en palabras es la mayor. Si haces Caridad en palabras, la haces en ropa. Si abrigan tus palabras el sufrimiento, y consuelas al afligido, tú vistes al desnudo porque el espíritu te lo manda.

Más se ocupa el hombre del cuerpo de otro hombre, que del espíritu.

Estas palabras son corrientes oírlas en fechas señaladas: “Yo les he llevado comida y alguna ropa, ¿qué más quieren...? Si esto lo pensaran, ya faltaban a la Caridad.

El que vive Amor de Dios, lleva palabras de fortaleza, palabras de compasión, palabras, que con una palabra te hace llamar a Dios, y ya sientes el espíritu con grande Abrigo de Dios.

Ésta es la Caridad que Dios siempre nos mandó.

Desperté, oí:

Si haces la caridad
pensando que mucho haces,
pronto te entrará cansancio,
que esto es fácil que te pase.

Hay quien compra traje al desnudo,
pero lo trata en desprecio,
y otra vez queda desnudo.

Desnudo queda para Dios,
aunque tú lo ves vestido.

Es mayor la Caridad,
cuando les llevas palabras
que a Dios puedan acercar.

Las palabras con Amor
dan alimento y abrigo.

Alimento que te notas
como si hubieras comido,
y abrigo que es complemento
del sentir que no has comido.

La Caridad en palabras,
el hombre tiene en olvido,
sin pensar que la palabra
da comida y quita frío.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 150-151-152

sábado, 4 de febrero de 2012

Publicar, pero sin descanso


En Sueño Profético hablaba Tomás de Aquino y se dirigía a varios. Decía:

¿Cómo pueden interpretar que Dios coja una materia, y el Espíritu del mismo Dios le hable al hombre para que este hombre sepa de Aquí directamente –mientras hable en esta materia u otra que Él elija–, y quiera dejar todas estas Comunicaciones para que sean leídas y explicadas por otra materia?

Esto es querer dar el Premio que Dios da a esta materia, a otra. Y quién mejor que Dios podría hacer este cambio.

Dios habla para que sus Palabras sean reverenciadas en el momento de la Comunicación, y puestas en práctica.

Cuando falte esta materia –Lugar que Dios utiliza–, entonces el hombre leerá y explicará todo cuanto Dios le mandó escribir, y el hombre seguirá reverenciando y besando la Palabra dicha por el mismo Dios.

Desperté, oí:

Si de Dios quieres saber,
y a este Dios dices que adoras,
busca palabras que vayan
dichas de esta misma Gloria.

Yo, Agustín, de acuerdo estoy
con lo que dice Tomás,
y todos los de esta Gloria
quieren que publiques ya.

Publicar, pero sin descanso,
todo lo que dicta Dios.
Unas veces te lo dice Juan;
otras, Pedro;
y Teresa con sus versos;
y en Teología, Tomás;
y Magdalena te cuenta
todo lo que hizo pecar.

Si numerara espíritus
que de Aquí van para allá,
verías cuántos te manda
el Rey de esta Eternidad.

Publicar, pero sin descanso,
todo lo que dicta Dios.
Unas veces lo dice Juan;
otras, Pedro;
y otras, yo.

AGUSTÍN DE MÓNICA


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 7-8

viernes, 3 de febrero de 2012

"OIRÁN PALABRAS QUE NO SERÁN DE LA MEDIDA DEL QUE LAS ESTÉ DICIENDO"


En Sueño Profético decían: “Hay quien ve un imposible el poder saber dónde Dios habla”.

Dijo uno de sus Discípulos:

Aquí refiero yo un hecho que ocurrió estando yo delante. Le preguntaron al Maestro dos mujeres:

–Quisiéramos saber cómo se conocerá al que Tú en él hables cuando a Ti ya no te estemos viendo. Sabemos que te vas a tu Reino, y que Palabras que no nos has dicho, luego las dirá el Espíritu de Dios Padre que hoy está en Dios Hijo, y Todo es un Mismo Dios.

Dijo el Maestro:

–El que te oiga hablar como ahora estás hablando, ya sabe no eres tú la que hablas. Esas Palabras son de mi Padre, para que sean dichas por Mí. Tú no puedes decir que esas Palabras las has oído en ninguna boca, una vez que mi Padre me las ha mandado para que sean dichas por Dios Hijo mañana en la montaña. Pero Yo he querido que tú seas la primera en saber lo que el Padre de Allí manda.

–¿A que tú te has extrañado cuando has oído el habla? Pues eso es lo que verán cuando mi Espíritu venga: oirán Palabras que no serán de la medida del que las esté diciendo.

–El que me ama, sentirá sed de mis Palabras. Y el que me desprecie, le molestará oír al Sediento.


Desperté, oí:

Ella misma se extrañó cuando oía sus Palabras.

Dios da la contestación de lo que ella preguntaba, porque en ella habla Dios.

Que fueron unas Palabras que el mismo Hijo le dio.

Estas dos mujeres aman tanto a Dios Hijo, que quieren no dejar de oírlo, en la carne que sea, pero oír sus Palabras.

Dios le da la Enseñanza en ella misma, y Dios Hijo le pasa sus Palabras.

Dios Hijo y Dios Padre querían que ella enseñara, cuando el Espíritu de Dios en cualquier carne hablara.

Lo verían en la Fuerza, de abundancia de Palabras.

Lo verían en que dice lo que su carne no habla.

Él sabía, el que el Padre las Palabras revelaba.

Porque Dios vivía de Hombre, y Dios, de Dios se quedaba.

Se quedaba Allí, en su Reino.

Esto es lo que no comprende el que a Dios no lleva dentro.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 91-92-93

jueves, 2 de febrero de 2012

Barro moldeado en Cielo


En Sueño Profético decían:

Mas se aprenden las costumbres malas que las buenas, y más se busca lo temporal que lo Eterno.

Dijo uno:

Hay refranes que son dichos casi siempre por abuelos. Mi abuelo era aún joven cuando decía esto que yo Aquí cuento:

No cojas costumbres feas, porque a ti te verán feo.

Las buenas costumbres forman a la persona en una joya de gran valor, es barro en buenas manos, moldeado con Amor, porque las buenas costumbres siempre te llevan a Dios.

Hay personas que siendo buenas, tienen costumbres feas.

Debes siempre copiar aquello que veas hacer que sirva a la humanidad.

Los consejos bien llevados, descanso al juez has dado.

Paciencia y buenos modales, te abren puertas principales.

La respuesta, si es mal dada, seguro que ha Dios enfada.

Yo creo que estos consejos los puedes dar sin ser viejo.

Desperté, oí:

Si estudias al que es de Dios,
siempre buen consejo dio.

Siempre te llevo al camino
que te encontraste con Dios.

Hay quien no admite consejo
ni del joven ni del viejo.

Éste cree que al consejo
se le debe dar desprecio.

Un consejo dado a tiempo,
puede librar del Infierno.

Y un consejo no tomado,
puedes vivir en pecado.

No desprecies los consejos
de aquél que te nombre a Dios.

Porque consejo de viejo
con la Palabra de Dios,
es Enseñanza del Cielo.

Vive las buenas costumbres,
y serás para este Dios,
barro moldeado en Cielo.

Porque la Gloria de Dios
tiene los grandes alfareros.


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Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 78-79-80

miércoles, 1 de febrero de 2012

No es sólo Amor a Dios el amarlo

En Sueño Profético decían:

“No es sólo Amor a Dios el amarlo”.

Dijo uno:

Estando un día quedándonos con las Palabras que el Maestro nos estaba dando, llegaron unos y le preguntaron al Maestro:

–Maestro, ¿podemos nosotros llevarnos Enseñanza como se la llevan éstos? –y señaló a los Discípulos.

Anduvo el Maestro unos pasos a la vez que decía:

–“Yo doy mis Palabras no sólo para uno. Tú, si te las llevas, tiene que ser para que más Me conozcan. Primero las practicas con Amor, y luego, sean enseñadas con este mismo Amor. No es sólo Amor a Dios –que es el que te está hablando– el amarlo. Es más Amor a mi Padre el enseñar a que muchos amen. No cumplir estas Palabras, no sirve este Amor que muchos creen que Me tienen”.

Quedaron estos hombres de piedra, cuando oyeron lo que ellos hacían: amarlo, pero indiferentes al que no Lo amaba. Esto no era Amor a Dios queriendo servir a Dios, ni cundir a Dios de Carne, era un amor que iría perdiendo grados, un amor que la falta de Amor lo ahogaría.

Desperté, oí:

Éstos que a Dios buscaron,
amaban con un amor
que irían perdiendo.

Encerraban las Palabras,
como bóveda en el Cielo.

Pero con la diferencia,
que la Bóveda es su Reino.

Y la bóveda de ellos
eran palabras y entierro.

Era guardar las Palabras
por no disgustar a Dios.

Esta era la enseñanza
del que no aceptaba a Dios.

Cuando oyeron al Maestro,
tristes miraron los dos.

La razón tenía el Maestro,
fue lo que ellos pensaron.

Luego pidieron perdón,
por razón haber pensado.

Le dijeron al Maestro:
¿Quedaremos perdonados?

Te hemos dado razón,
y en la razón hay pecado.

Esa palabra es del hombre,
y nosotros hemos pecado.

Mil veces decían a dúo:
¡Es palabra de pecado!

Siempre que digas “razón”,
no la des a Dios hablando.

Estos hombres ya vivían
con el Amor practicado.


***

Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 30-31-32