En Sueño Profético decían:
¡Qué
concepto más pobre tiene el hombre de esta Gloria!
El
hombre no acepta que Dios se comunique en el mismo Lugar día y noche.
El
hombre le pone falta a la Comunicación que Dios hace.
El
hombre quiere someter a Dios a una misma literatura y a un mismo lenguaje.
Dijo
uno:
Si
el hombre pensara y analizara con Amor lo que es Dios, aceptaría todo lo que de
Él viniera.
Dios
tiene que comunicarse normal a las mentes del hombre.
Este
mundo espiritual es el mismo que el material: ahí, empiezo de esta Eternidad;
ahí, con Libertad de Dios; y Aquí, sólo adoración a la misma Voluntad.
Este
Dios en Espíritu y estos espíritus de Dios tienen que comunicarse igual que si
tuvieran materia, para que sean comprendidos los dos mundos de este Dueño.
Si
falta Amor o creencia de de la Existencia de Dios, no serán estos arrobos
comprendidos.
Dios
habla para todas las inteligencias del mundo material. Dios usa la literatura
que Él ve que le va mejor al hombre.
Los
espíritus que hay Aquí, en su Gloria, fueron hombres ahí normales, que vivieron
con la misma Grandeza que Dios manda hoy desde Aquí. Esta Grandeza es: aire,
sol y agua. Esto es Poder de Dios. Esto es contacto del Poder de Dios con
Libertad por haber materia.
Dios
comunica su Palabra con espíritus de su Gloria, normal, como las palabras del
hombre. Y arroba normal, trayendo Él el espíritu, y llevándolo para que dé
Enseñanza, sabiendo el Mismo Dios el sitio donde será rechazado.
Desperté, oí:
Dios
habla con su Sabiduría al hombre, y en su Comunicación ya va el Saber.
¡Es
tan de niños pensar que Dios en estos tiempos no esté acertado…!
Es atrevido decir
que
Dios se haya equivocado.
Más que atrevido, es
encontrarte
endemoniado.
Si amas, siempre verás
el
Mensaje bien mandado.
Porque diciendo, es de Dios,
con
Amor hay que aceptarlo.
Los dos mundos son iguales,
pero
ése es el del pecado.
Dios entona su Palabra
con risa, Amor o llanto,
pero diciendo, es de Dios,
adora
y estás rimando.
Porque Dios tiene un Lenguaje
que
siempre está cambiando.
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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - C6