domingo, 3 de noviembre de 2024

Cuando os retiréis de mi Presencia, poned fuerza en las Palabras

En Sueño Profético decían:

Los que están más cerca del Elegido deben pensar que, si los espíritus del mal pudieran, los retirarían de este Pregón Divino, y ellos se sentirían un mal estar, que nada que tuvieran, alegría les daría.

Dijo un espíritu de la Gloria:

Yo, cuando vivía con cuerpo, tenía amistad con los Discípulos de Dios. Cuando se sentaban a la Mesa, El Maestro, estas Palabras decía. Palabras, que va a decir Santiago, que era el que me las decía a mí.

“Cuando llegábamos, antes de sentarnos, por las caras, sabía si íbamos contentos o el pensamiento lo llevábamos en algo que habíamos oído y al Maestro no lo tuviera en el sitio de Dios Hijo. Éstas eran sus Palabras:

“Cuando os retiréis de mi Presencia, poned fuerza en las Palabras, porque os perseguirán los que quisieran que de los que estáis aquí, en la Mesa, conmigo, no quedara ninguno, porque para Mí sois todos mis Discípulos”.

Estas Palabras son dichas y dictadas para que este Elegido piense el mal que quieren hacerle con los que tiene a su servicio con la confianza de que son de Dios. Todo el que haga servicio aquí, es a Dios al que se lo está haciendo.

“Yo tuve gran persecución para que me retirara del Maestro y los Discípulos. Pero a mí, las palabras, me salían con alegría y con fuerza. Y cuando pronunciaba el nombre de Santiago, la gente hacía parada, y me salían unas palabras, que los que me acompañaban, que también eran Discípulos, me decían: “Tú no puedes faltar donde vamos los demás”.

Este Caso, ya, lo que pide, es Escándalo, como lo dimos los Discípulos.     

Aquí queda mi nombre con el Mando de Dios: Santiago.

Desperté, oí:

Todo el Arrobo hablaba de los Discípulos, cuando eran perseguidos, para que a Dios Hijo, su Maestro, que era como Dios quería que Le llamaran, no lo sirvieran.

A todo el que le sirva al Elegido, Dios, la paga le dará. En unos quedará en silencio. Y otros, su vivir, no lo podrán ocultar.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C3 

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