jueves, 31 de marzo de 2022

El Amor a Dios te hace ser bueno

En Sueño Profético decían:

El Amor a Dios te hace ser bueno, aunque tú quieras ser malo porque malos sean contigo. El Amor a Dios lo van publicando tus actos, tu consejo y tu cobijo. El Amor a Dios te retira del pecado, de la venganza y de la ira, y ya vives moldeando tú a la vida, que es lo que el hombre no hace porque de Dios se olvida.

Dijo uno:

Si el hombre amara a Dios y creyera que de Hombre vivió en la Tierra, su vista la echaría al Cielo y su reverencia a la Tierra. El hombre habla del nacimiento de Dios como si fuera una leyenda que alguno se inventó. Son pocos los que no olvidan que Dios se hizo Hombre y Maestro para la Salvación del hombre. Para que el hombre supiera que había dos vidas: la del espíritu y la de la materia, pero que siempre era el mando del espíritu, que el espíritu sin el cuerpo vivía, pero el cuerpo sin el espíritu quedaba muerto.

A esto bajó Dios a la Tierra, a enseñar. A sabiendas de que serían pocos los que a Él lo seguirían, de que serían pocos los que todo dejarían dándole a Él la preferencia. Son muy pocos los que cumplen contentos los Mandamientos.

Desperté, oí:

¡Qué sufrimiento tan grande tiene el que tiene que decir “esto para el espíritu, esto para la carne”, de ver que muy pocos al espíritu prefieren!

De ver el poco deseo que de saber de Dios tienen.

Cierto que al hombre le molesta cumplir lo que Dios dijo en la Tierra.

Le molesta porque no cree que sea Dueño y la Libertad les deje.

Dios se hace Hombre y ofrece su Libertad.

Pero el que ama, cierra puertas y a la Libertad no le permite entrar.

El que haga este desprecio, que espere de Dios su mandar.

No hay más creencia y Amor que despreciar la Libertad.

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Libro 74 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IX - C7

miércoles, 30 de marzo de 2022

La Paz la lleva el espíritu, pero la publica el cuerpo

En Sueño Profético decían:

No hay alegría mayor que la Paz que el cuerpo deja cuando la Paz es de Dios.

Dijo un espíritu de Dios:

El que sienta esta Paz, ya alboroto despreció. Y aunque sus deseos no le lleguen, la Paz no la achicó.

Esto lo pueden ver en este Elegido, que aunque no reciba lo que pide, nadie le nota cambio ni en espíritu ni en cuerpo.

La Paz la lleva el espíritu, pero la publica el cuerpo.

El Elegido piensa que el Premio mayor que uno puede tener es que Dios arrobe su espíritu y le dé Poder para enseñar y perdonar. Pensando esto, ya todo queda sin deseo. Porque el deseo mayor es estar cerca del Reino de Dios.

Esto, para comprenderlo, tienes que creer en el Cielo.

Desperté, oí:

Va el Mensaje, a que cuando tú espíritu vive Paz de Dios, por mucho sufrir que te llegue, más Paz te ve el que tus pasos sigue.

Y ya esta Paz Dios la premia con peticiones que tengas.

Dicen en la Gloria, que el que haya oído las palabras que hoy ha dicho el Elegido, tiene que pensar que no se enfada por nada.

Éstas son las palabras:

Yo no me enfado por lo que no me han dado, porque no hay premio mayor que el Premio que Dios me ha dado:

Llevar mi espíritu a su Gloria y enseñarlo para que de su Gloria vaya enseñado.

La defensa de este gran milagro es presentar más Libros. Porque cuantos más Libros, más Escándalo.

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Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C4

martes, 29 de marzo de 2022

Si te llega sufrimiento, cámbialo amando a Dios.

En Sueño Profético decían:

Cuando vives alegrías de Dios, ya retiras los sufrimientos. Cuando vives alegrías de Dios, ya tu vida es diferente. Todo lo que te llega lo recibes nombrando a Dios: en el sufrir, para pedir fuerzas y que la Fe no te falte y el Amor a Dios sea cada día más grande. En las alegrías, que Dios te ponga un camino, para que estas alegrías puedan contagiarse.

Se vio una casa grande y una mujer salía de ella con un niño de la mano y otro en brazos. Iba vestida con ropa nueva, pero su cara llevaba pena. Ya se oyó una voz que a ella presentaba:

Todo lo que se ha dictado es de la vida de esta mujer. Con tantos sufrimientos como tenía, su consejo era siempre dando alegrías. Éste era su consejo:

“El que se vaya de esta vida sin tener sufrimientos, no puede servir a Dios para ir dando, a ricos y a pobres, ejemplo”.

El marido, del trabajo que tenía, quedó paralítico en un sillón. La familia no les abría mucho las puertas. Pero a ella no le faltaba el trabajo. Se ofrecía a cuidar niños donde a los suyos los admitieran. Esto se cundió y todo el pueblo la buscaba, y en la iglesia la encontraban. Iba todas las mañanas con el niño de un año en brazos, y al de tres lo llevaba de la mano. Sus consejos eran de alegría con estas palabras:

“Yo hago mi trabajo, y donde voy, a mis hijos me los cuidan, dándoles más que yo puedo darles en casa. A mi marido se lo llevan, en el sillón de ruedas, al mesón que hay cerca de casa. Les sirve para acarrear clientes cuando se enteran de la vida que yo hago con mis hijos. Esto no es milagro para que yo esté contenta. Yo no podría vivir quejándome de lo que Dios ha permitido para darme premio mayor”.

Desperté, oí:

Cuando llegaba a mi casa, mi marido contaba alegrías, y yo más grandes las contaba.

Mis alegrías le podían al sufrimiento. Estas palabras no son mías, son de mi marido, al que todos los días lo llamaban en el mesón para que hablara de Dios.

Decían, que él tenía alegría porque su enfermedad le daba mayor renta cada día.

Que si no hubiera tenido el accidente de muerte que tuvo, podría haber perdido la Gloria.

Al pensar estas palabras, doy las gracias a Dios. Prefiero lo que nos ha pasado, antes que vivir como veo que vive el rico y sano que no se acuerda de Dios.

Mi marido era pobre y retirado de Dios.

Este sufrir me abrió las puertas de la Gloria, y Aquí estoy con Dios.

Si te llega sufrimiento, cámbialo amando a Dios.

Esto ha sido contar un poco de la familia que su gran sufrimiento, a muchos del pueblo, les hizo buscar a Dios.

El sufrimiento hace falta para que elija Dios.

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Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C2