jueves, 31 de mayo de 2012

El Poder es inmenso, pero el Amor lo rebasa

En Sueño Profético decían:

Dios obedecía al Padre siendo Hombre. Hoy es Tres en Uno y una sola Voluntad.

Si Dios actuara con el Poder de Dios, no era Dios. Dios es Amor y Poder. El Poder es inmenso, pero el Amor lo rebasa. El Amor es de tal fuerza, que inutiliza el Poder. Donde hay Amor, no actúa el Poder.

Desperté, oí:

El progreso intenta anular a Dios.

Pero como Dios es el Progreso, Éste no permite ser anulado.

Se puede obedecer y no creer, pero no se puede creer y no obedecer.

La ira, la soberbia y la violencia son de un mismo tronco.


***

Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 241

miércoles, 30 de mayo de 2012

El rezo no te sirve porque estás metida en el pecado

En Sueño Profético decían:

El rezo y los ruegos llegan Aquí cuando no haces pecados, o cuando los has hecho y te horroriza el haber pecado.

Dijo una mujer:

Yo vivía dando escándalo con hombres que no eran míos. Rezaba yo algunas veces por grandes contrariedades que me venían. Estas contrariedades eran que mi deseo y mi avaricia no me venían a las manos. Exigía a lo que no era mío, que lo suyo abandonara, que a mí me diera el salario, y que no pensara en nada, en nada que le dijeran que era malo para su alma. Pues con todo esto que yo hacía, me ponía a rezar, y un día se acercó a mí un hombre y me dijo:

   ―El rezo a ti no te sirve, porque estás metida en el pecado, y no sólo pecas, sino que quieres meter la oración en el lodo. Dios te deja Libertad para que a Él no Lo ames, pero no quieras que Dios te ayude en el pecado cuando tu pecar sea de avance.

Quise contestarle y no pude de lo que aquellas palabras en mí hicieron.

   ―¿Es que tú también has pecado, en cantidad, como yo?

   ―¿Tú no has oído decir, el gran Santo de Agustín? Pues yo soy sólo Agustín, ya lo demás que lo digan ellos.

Yo pequé y hoy quisiera,
aunque hubiera pecado más,
que el pecado no lo conociera
el que no fuera a buscar
a este Dios que tanto sufre
por no quererte obligar
a que ruegues y no peques,
o a que peques sin rogar.

Ya, desde este momento,
se terminó mi pecar,
y mandaré a los que vienen
a mi casa a pecar,
vayan y busquen lo suyo,
que allí se encontrarán
a la madre, a los hijos,
y dentro de aquel lugar,
el susurro de una oración,
que ésta, a Dios, llega ya.

Desperté, oí:

Yo no podía dejar
el ver tantos pecados
y luego a Dios llamar.

A mí, los muchos pecados,
no me podían asustar.
Lo que sí me asustaba
era el verla rezar.

Cuando yo a Dios llamé,
fue cuando ya no pequé.
No pequé y miré al Cielo,
y allí encontraba el consuelo 
de encontrarme "perdonao".

Yo le entregué materia
para que Él la mandara
en los sitios de pecado
que Él supiera que hacía falta.

Sin pensar fuera de día,
de noche ni madrugada,
ni que pasara los ríos,
ni que los aires sonaran.

Cuando yo me vi Agustín,
por este Dios "perdonao",
le hice un ofrecimiento:
que nadie ya pecaría
cuando estuviera a mi "lao",
y buscaría a aquellos
que a Dios nunca habían "amao".

Esto es lo menos que hace
aquel que fue "perdonao".

AGUSTÍN DE MÓNICA

***

Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 92-93-94-95

martes, 29 de mayo de 2012

A las tres de la tarde

En Sueño Profético hablaban los Discípulos de Dios Hombre, de casos ocurridos yendo con el Maestro.

Dijo Pedro:

Un día, estábamos todos reunidos esperando que nos mandara a cada uno al sitio que Él mejor viera íbamos a hacer el cometido que nos encomendara. Yo, mi suerte fue ir con Él.

Pasando por la casa de unos que tenían fama –y así lo era– de adorar al Maestro, salió una mujer y dijo:

   –Maestro, ¿qué haría yo para que mi marido y su madre Te conocieran? Pues sé, que al conocerte, te amarán.

Contestó el Maestro:

   –Mujer, ya has hecho todo. Tú me amas, y me dices que qué harías para que me conocieran. Pues con decírmelo, ya me conocen. Cuando llegues a tu casa, te esperarán en la puerta y te dirán que ya me conocen, porque mi Padre ha oído tu súplica, y en estos momentos ellos también me están viendo. Cuando llegues, pregunta la hora en la que me vieron, y verás es esta misma.

Desperté, oí:

Dios Padre hizo
que Dios Hijo llegara a su casa
a la misma hora
que ella lo estaba viendo.

Llegó el Maestro con Pedro
y contaron lo ocurrido.

La mujer, al día siguiente,
fue en busca del Maestro
con lágrimas en los ojos,
pero no de sufrimiento.

¡En la puerta me esperaban,
también llorando y contentos!

Estas fueron las palabras:
¡He conocido al Maestro!
Serían las tres de la tarde,
y se me entró un Hombre dentro,
y me dijo: “Yo soy Dios,
al que le llaman Maestro”
.

Quise ir hasta la puerta,
por ver cómo fue aquello,
pues dentro ya de la alcoba
se iba desapareciendo.

Ella amaba tanto a Dios
y le pedía en silencio
que su marido y su madre
conocieran al Maestro.

Las tres de la tarde eran,
cuando lo estaban "tos" viendo.

En esta casa entró la Paz
que el Padre mandó del Cielo.

***

Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 200-201

lunes, 28 de mayo de 2012

En la casa que hay Paz

En Sueño Profético hablaban de la Paz. Decían:

En la casa que hay Paz, no preguntes si a Dios aman. Hay casas que Paz no tienen por dentro y quieren que vean la Paz por fuera.

Dijo una mujer:

Yo viví con materia en Samaria, y mi madre era una mujer de una Paz que rebosaba; nada le alborotaba su Paz. Mi padre murió cuando yo tenía cinco años no completos y otra hermana con tres. Pero nos juntábamos cinco chiquillos, ya que mi madre se hizo cargo de tres sobrinos por parte de mi padre que quedaron huérfanos un año antes de la muerte de mi padre. Estos tres, el mayor tenía siete años. Pues nos contaba mi madre y los vecinos más inmediatos, que en el mismo entierro de mi padre, llegaban queriendo alborotarle la Paz con palabras de consuelo, pero que ella sabía que no eran palabras de Paz. ¡Bien pocos la consolaban con palabras de Paz de Dios! Todos le recriminaban el haber recogido a los niños que no tenían más familia que ellos. Esto se oía mucho:

   –No vayas a quitarle un pedazo de pan a tus hijos para éstos que a ti no te tocan nada. ¡Repártelos! ¡Y tú con tus hijos, que ya tienes buena carga!

Pronto dicen que mi madre los callaba. Cuando el mayorcillo a su cuello se enganchaba, ellos oían de mi madre:

   –¿No puede que esta escena a mí me pase mañana? ¡Ya ha faltado mi marido! ¡Yo puedo faltar mañana! ¡O puede que sea hoy, hasta las doce no es mañana! Cuando los traje a mi casa, fue sabiendo que tenía que estar trabajando sin descanso, pero contaba con Dios, que sé que no me dejaría, y ahora, en este momento, sé que menos me dejará cada día. Yo pienso seguir con mi Paz, que es la que Dios me envía. Y con mi Fe y mi Paz, ¡verás como se me crían! Ya tengo allí a otro que sé fijo que me ayuda.

Desperté, oí:

La Fe y la Paz
forman un muro eterno.

Esta mujer tenía Paz por fuera,
del rebose que había dentro.

La Paz es comunicación
de espíritus en silencio.

Que éstos son los que aconsejan
de lo malo y de lo bueno.

De lo bueno, “pa” que sigas
siempre haciendo lo bueno.

De lo malo, “pa” que digas:
“esto es malo y yo ya iba a hacerlo”.

Donde no hay Paz,
siempre habrá un descontento.

Siempre notarás un mal,
que el mal te empujará
a no ser un hombre bueno.

Esta mujer los crió
con la Paz “mandá” del Cielo.

Confiaba siempre en Dios
cuando la noche llegaba.
Confiaba siempre en Dios
cuando el día apuntaba,
y decía esta oración:

Quiero Paz, y a tu servicio
sé que no me faltará
el sustento “pa” los cinco,
que nadie me puede dar.


***

Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 62-63-64

domingo, 27 de mayo de 2012

El espíritu enferma con más facilidad que la carne

En Sueño Profético decían:

Son pocos los que conocen las enfermedades del espíritu. El espíritu enferma con más facilidad que la carne, y su curación no todos pueden hacerla. El hombre no se preocupa de esto. Esta curación puede hacerla todo el que tenga sano su espíritu. La materia puede curarla el alimento, medicamento o cirugía, cuando Dios diga “Sí”. El espíritu enfermo tiene que ser curado por espíritus que están cerca de Dios. En la materia Dios puede decir: “Sí, hágase su curación”, cuando Él quiera. Pero Dios no puede otorgarle la petición a un espíritu que no esté con Él. La curación del espíritu es más fácil y más difícil. La materia la puede curar uno que no ame a Dios, por ser este vivir corto. Pero el espíritu es eterno, y aquí tiene que ser curar y amar; curación que Dios concede con paso a la Eternidad, para que este mismo espíritu luego haga curaciones desde la Gloria. De estas curaciones y diagnósticos se habla poco y se sabe menos.

Desperté, oí:

El hombre no se ocupa del espíritu, aunque sabe que éste es el que le da movimiento a su carne.

El hombre alimenta su espíritu con lo que sabe que más daño le hace.

El espíritu se va enfermando de hacer lo que Dios no manda.

El espíritu enfermo, si no se cura, tiene continuación.

La carne enferma, si no se cura, tiene final, muerte del traje de lo que nunca muere.

El cuerpo de lo que nunca muere, tiene entierro, con cuido y sin cuido.

El hombre aquí se entrega, abandonando lo Eterno.

Cuida no enfermar tu espíritu, y ten Amor a curar al enfermo.

Al enfermo que se retira de Dios.


***

Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 116-117-118

sábado, 26 de mayo de 2012

Pide el Perdón cuando ya no hagas pecados

En Sueño Profético decían:

Hay quien pide a Dios el Perdón para otro, sabiendo él que no está perdonado. Hay quien ve su pecado en otro, y en él lo ve virtud. Hay quien cree que él sí, pero aquél no. Éste es hombre con mando, pero sin Amor a Dios, hombre que manda a materia y quiere mandar a Dios.

Un día, estando parados con el Maestro, llegaron dos y le dijeron:

   –Maestro, creemos que eres el Rey del Cielo, y que tu Reino lo tienes Allí, donde el hombre ya no tiene mando. Pero aquí en la Tierra no sabemos si tienes Poder para que un amigo nuestro se vaya perdonado, ya que ha hecho muchos pecados.

Pocas Palabras dijo el Maestro, pero en las pocas dijo todo. Ya se oyó al Maestro:

   –Ve y di a tu amigo que venga, que las palabras que tú me estás diciendo para su Salvación no le hacen falta, por hacer tiempo que no peca y no deja de llamar a mi Padre. Él no ha venido en mi busca por creerse aún sucio de pecado. Pero tú pecas, Me buscas y no eres para pedirme el Perdón. Tu mando quiere que Yo, Dios y Hombre, te obedezca a lo que mi Padre en Mí tiene despreciado, y el porqué de mi bajar a la Tierra. Yo estoy en la Tierra por salvar al hombre del pecado.

Quedó el amigo con más llanto que este grande pecador, por servir el compañero a que Dios Hombre dijera Palabras que a él le daban sufrir, ya que era el Dios del Amor, y su grande sufrir era que el hombre pecara, y éste aún lo hacía.

Desperté, oí:

Este pecador, pecando busca al Maestro, para que diera el Perdón a uno que él lo tenía porque había pecado mucho.

Quería mandar en la Gloria y que el mismo Dios le sirviera.

Aquí te dan una Enseñanza de creer, amar y arrepentirse.

El amigo que pecó, siempre estaba diciendo: “Si yo no hubiera pecado tanto, voy a ofrecerme al Maestro”.

Para que Él me mandara donde nada fuera bueno, pero que yo le sirviera como Santiago o Pedro.

Cuando me refiere el trabajo que van haciendo, entonces me da una pena, que siento ahogo en silencio.

El que estaba aún pecando, él se veía un hombre bueno.

El veía los pecados en el que hacía lo que él, aunque lo hubiera dejado.

Dios conoce al que pecó y al que aún sigue pecando, y el Perdón lo recibió el que ya no esta pecando.

Pide a Dios el Perdón cuando ya no hagas pecados, porque con pecado y Perdón, te quedas avergonzado.

Te quedas avergonzado y no sabes de este Dios.

Porque el mando del hombre es separación de Dios, cuando con Amor no mande.


***

Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 214-215-216

viernes, 25 de mayo de 2012

Ella vive más vida espiritual que material

En Sueño Profético yo decía:

“Señor, yo que soy feliz con lo que tengo, y entro en casas que tienen de todo y no están contentos. Yo, Señor, sufro cuando veo que quieren mucho para estar contentos. No hablan nada más que de cosas materiales. Yo quisiera que se ocuparan más de Aquí, por eso no vivo hasta que vea los Libros metidos en todas las casas, y todos leyéndolos, para que conozcan cómo eres Tú y tu Gloria. Yo cuento todo, pero me faltan tus Libros para que me crean”.

Estando diciendo esto, no veía a Dios, pero Lo sentía. De pronto, vi como una nube en forma de bóveda, y estaba el Padre de medio Cuerpo. Yo intenté ponerme de rodillas –no me sale cómo lo hice. Me están diciendo: “eso es querer hacer uso de la materia cuando sólo hay espíritu”–. Había un espesor grande de cabezas de niños con alas pequeñas. Dijeron:

“Ésta es la Gloria de mi Padre. Esta Gloria, no puede contar cómo es, el que Aquí no haya entrado, porque mi Padre no le da Palabras. Las Palabras de esta Gloria son Palabras de Vida Eterna. Con las Palabras de mi Padre viven los espíritu de su Gloria, y los manda que actúen en la materia que Él coge para hablarle Yo al hombre”.

Desperté, oí:

Ella vive más vida espiritual que material.

Este Escrito de la Visión que Dios Padre le ha hecho y de la explicación que Dios Hijo le ha dado, no lo compararán con ninguno que haya en otros libros.

Dios quiere que el hombre no niegue tanto que Dios habla al hombre.

No le pongas tantos obstáculos al que Dios Aquí lo traiga.

Dios lo trae para que tú aprendas de él, para que a ti te traiga también.


***

Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 151-152

jueves, 24 de mayo de 2012

No sería Dios, sería un dictador

En Sueño Profético decían:

El espíritu de Dios necesita el recato como el guerrero la lanza. El Infierno lo tiene todo el que no quiere estar con Dios. Con Dios hay sufrimientos, y esto es participar de su banquete. En su Última Cena estuvieron los más preferidos, y quiso enterarlos y que participaran de su sufrimiento. Esto fue lo más grande de su Vida Pública: saber que Lo perdían, o sea, la Despedida.

Desperté, oí:

¿Cómo poder pasar sin Él?: esto es la Gloria. Y no querer estar con Él: es el Infierno.

Muchos dicen: “¿cómo Dios consiente que se condenen una eternidad?”. Esto lo dice el hombre que Amor no siente.

El que ama, contesta: “Si no lo dejara, no era Dios, era un dictador”.


***

Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 224

miércoles, 23 de mayo de 2012

El hombre, si quiere, ve a Dios

En Sueño Profético decían:

El hombre, si quiere, ve a Dios; ve a Dios porque Dios quiere que el hombre lo vea. Dios podía dejar que el hombre Lo viera cuando soltara el hombre la materia, pero ya no era vivir con Libertad, y Dios tenía que decir: “Éste, conmigo; y éste, separado de mí”. Dios siempre está comunicando espíritus de su Gloria al hombre. Dios siempre está haciendo que veas su Poder. Todo lo creado por Dios no obedece al hombre. Todo lo creado por Dios, obedece al Dueño. Aquí ve a Dios el hombre si quiere. Hay quien no quiso ver a Dios, porque no hacía lo que Dios mandaba; éste no tuvo propósito de enmienda. En su Vida Pública hubo quien peco mucho y quiso verlo; éste sí tenía propósito de no pecar más. Había pecadores que Lo seguían, éstos Lo seguían e iban oyendo insultos del que se creía había estado siempre limpio de pecado. Dios, con su Mirada, buscaba al que fue pecador, porque sabía que ya Lo amaba.

Desperté, oí:

El que busca a Dios, aunque mucho haya pecado, éste Lo ve.

El que cree que no ha pecado y no busca a Dios, ya está pecando.

Si no pecas y no buscas a Dios, tú no verás su Gloria.

La Gloria de Dios, Dios la tiene para el que Lo busca.

Si Dios te busca a ti, tú tienes que entrar en su Gloria.

Si Dios se hiciera presente al hombre, el hombre no pecaba.

Dios se hace presente al hombre cuando tú Lo buscas y Lo llamas.

Dios te responde olvidando tus pecados.

Responde porque te Ama, y olvida por no perderte.


***

Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas Con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 144-145

martes, 22 de mayo de 2012

“AMARÁS A DIOS ANTES QUE A TODAS LAS COSAS”.

En Sueño Profético decían:

El que tiene contacto con el Profeta, ya le da Dios un privilegio. Pero este contacto tiene que ser cada día más íntimo y más deseado, con un propósito de imitación al Profeta.

Al Profeta le son precisos sus discípulos. Dios Hijo y Profeta, los tuvo.

A Dios le gusta más que tú te ofrezcas, que Él te mande.

Lo que a Dios le agrada, esto todos lo saben.

Desperté, oí:

El que es malo, no es que es malo, es lo malo que hace.

La Enseñanza del espíritu es imprescindible para la Vida Eterna.

Si en lo material no educaran y enseñaran a la carne, habría más crímenes que personas.

Esta educación es admitida después de la del espíritu, una vez que la carne acaba y el espíritu continúa.

Si crees en Dios, aparta la carne y sigue al espíritu.

Escrito está: “Amarás a Dios antes que a todas las cosas”.


***

Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 109-110

lunes, 21 de mayo de 2012

Tiene que dejar el mismo eco que oyó en el Arrobo

En Sueño Profético hablaban Tomás de Aquino y Agustín de Mónica.

Decía Tomás:

El hombre no quiere reconocer lo que es “Dios hablando” y lo que es el “hablar de Dios”. Hablar de Dios no es decir “me dice Dios”. “Me dice Dios” es para después hablar de Dios. Esto es sencillo que el hombre lo abrazara como madre al hijo cuando aún es niño, que en el abrazo siente su protección. Esta entrega es la que tenía que tener el hombre.

La Teología se habla y se aprende del que Dios eligió. Dios se hizo Hombre para Enseñanza y Ejemplo. Volvió a su Reino, y desde Allí manda su Espíritu para que actúe en el hombre, normal al hombre, pero no es como el hombre. Por dentro está lleno de Amor a Dios, rebose que sale por fuera, rebose que no ve el hombre por faltarle por dentro Amor, aunque afuera no saliera.

Dijo Agustín:

Ahora va mi Dictado
con la Palabra de Dios:

Que el hombre tenga entendido
que si hembra o varón,
culto, aldeano o santo,
que quiera decir “soy yo”,
no detienen estos Mensajes
que van del Reino de Dios,
y tiene que ser por ella
decirlos en alta voz,
porque nadie les da el eco
que su espíritu absorbió.

Es pena que diga el hombre:
“¡todo es hablar de Dios!”.
Esto no es, dijo Dios,
esto es me lleva el Padre,
que todo es el mismo Dios,
que Él quiere que diga el hombre:
“la Gloria la veo yo”,
y me dice que publique
"pa" quitar al pecador
que no sabe la existencia
de esta Gloria de Dios.

Tiene que dejar su eco,
el mismo eco que oyó
cuando estaba en el Arrobo,
Arrobo que Dios llevó.

Desperté, oí:

Va diferencia sin culpa,
el oír hablar de Dios,
y oír las mismas Palabras
dichas por el mismo Dios.    

Debía de ser alegría,
en vez de ser discusión.

Siempre que habla este Dios,
el hombre intenta y procura
el quitarle su valor.

Esto, si el hombre lo hace,
no está fijo que vive Dios.

TOMÁS DE AQUINO y AGUSTÍN DE MÓNICA


***

Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 162-163-164

domingo, 20 de mayo de 2012

Querían desmentir a aquel Judío

En Sueño Profético hablaba Juan y Tomás de una mañana en la sinagoga.

Dijo Juan:

Yendo un día con el Maestro –pues íbamos los doce–, cuando pasamos por un rincón de una calle –esta calle era donde vivían los más poderosos en dinero y en amistad con el recaudador, escribas y gente de mando–, al pasar estaba el rincón de la calle ya referida, lleno de gente, esperando que pasara el Maestro.

Dijo uno de los que nos esperaban:

   –¿Ya vais camino de la sinagoga?

Contestaron tres o cuatro:

   –Sí, según nos ha dicho nuestro Maestro.

   –Si nosotros vamos, ¿entramos?

Dijo el Maestro:

   –Yo, cuando hablo, predico y perdono, es para todos igual; ya queda el sí o el no para vosotros.

Siguieron detrás de Dios Hombre, y al llegar a la sinagoga, se extrañaron del gentío que allí aguardaba a este Maestro. Estaban en la puerta unas mujeres y le tiraron a los Pies unas hierbas muy olorosas que se criaban en aquel tiempo. Querían, los que lo habían seguido, que el Maestro les dijera qué tema tocaría –esto lo hablaban con los Discípulos que atrás quedaban–. Ya que el Maestro entró y quedó silencio, dijo el Maestro:

   –Yo, cuando hablo, es mi Padre el que elige el tema. Mi Padre habla a los espíritus que lo escuchan; unas veces vienen a oírlo con Amor, y habla para ésos; y otras veces son fariseos, y tiene que hablar para fariseos. El que viene a oír, no sabe lo que mi Padre va a hablar; mi Padre sí sabe a lo que vienen.

Desperté, oí:

Ellos querían saber el tema, para con su sabiduría desmentir a aquel Judío, que este nombre era muy corriente, como creyendo avergonzarlo.

Cuando el Maestro decía: “Mi Padre Me ha dicho”, y con esa dulzura accionaba, vieron que era Dios.

Cuando echaba la vista a algún extremo, sus caras palidecían.

Se guardaron las libretas que pensaban sacar para poner sus comparaciones.

Ellos querían decirle: “Tú no eres el Dios de Israel”.

Y el Padre quería decirles: “Éste es mi Hijo amado”.

El que a Dios Padre amaba, por el Amor conocía al Hijo.


***

Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 228-229-230

sábado, 19 de mayo de 2012

Con Dios, no te hace falta nada

En Sueño Profético hablaban del vivir con Dios o sin Él:

Si vives con Dios, no te hace falta nada, y todo te sobra.

Dijo uno:

Te sobra, porque lo que muchos no pueden pasar sin ello y les hace falta, tú no lo necesitas. Al vivir con Él, Él te va allanando el camino, y tú ya vas caminando. Mientras otro, que al pasar, como no vive con Él, las piedras irá quitando, y lo último el caminar.

Yo esto lo he vivido
con dos de gran amistad:
Uno era vendedor
del queso que él hacía,
que las cabras y el "ganao",
su mujer e hijos, mantenían.

Los llevaban a pastar
sin que pagaran dinero
pa poder alimentar;
todo les salía de balde
y ganaban un buen jornal;
éstos eran conocidos
por "La mujer
y los hijos del rebañillo";

se metían por los "sembraos"
con tanta delicadeza
que estaban todos agradecidos
que le limpiaran la hierba.

Luego, al final del año,
un queso iba "pa" un sitio
y repartían unos cuantos;
Cuando recibían el queso,
no hacían ni probarlo
y contestaban contentos
mandando un buen regalo.

Siempre era dinero
y un letrero iba "sellao":
"Disponed de nuestras fincas,
si cuidáis del sembrao".

Ya tenían otro año
el "ganao alimentao".

Ya he terminao
con el hombre y familia
que Dios vivía a su "lao".

Ahora viene el que tiene,
sin estar Dios a su "lao":

Era familia pudiente
el que voy a contar,
"comparao" con esta gente.

Tenían un gran comercio,
un molino y una hacienda.

Éstos no estaban con Dios,
y siempre tenían pena;
Este era su vivir: 

Este año ya no es bueno,
la aceituna se secó;
la finca no me produce
si lo comparas lo que me costó;
la tienda lo que más vende
es lo que menos dejó;
no me producen los hombres,
y quiero hacer reforma
en lo que ya no me agrada;
no me compensan las tierras
que les tengo arrendadas.

Desperté, oí:

Éste, con "to" lo que tenía,
a Dios nunca Lo sentía.

Siempre algo le hacía falta,
y por mucho que tuviera,
más su cuerpo aún quisiera.

El camino iba pasando,
y piedras iba encontrando.

Estas piedras las ponía,
el bien que él "bien" decía.

El que vivía con Dios,
siempre el camino era llano,
sin tener preocupación.

No creas que te hace falta
nada “pa” vivir con Dios.
Él te allanará el camino,
si a cambio tú das Amor.


***

Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag.33-34-35-36

viernes, 18 de mayo de 2012

Medicamento para la enfermedad del espíritu

En Sueño Profético hablaban de los espíritus del mal; decían las muchas formas que tienen de arrancar al espíritu para que haga lo que no es de Dios. La mayoría de los espíritus se sienten mandados y acomplejados a su voluntad, recibiendo el mando de la materia, aceptando y cumpliendo lo que le impone el pecado.

El hombre vive arrastrado por una fuerte corriente, sin saber adónde va, sin saber el final que tendrá.

El hombre nunca ha sido enseñado a conocer los síntomas del empiezo del pecado o condenación.

El hombre no ha pensado que lo mismo que en la carne empiezan los primeros síntomas de la enfermedad, avisando de dónde está el mal, para ponerle el tratamiento, pues con más claridad empiezan los síntomas de la enfermedad del espíritu.

Comparemos síntomas de la carne: fiebre, desgana, deformación del algún remo, líquidos que salen del organismo con grande alarma, inseguridad en el andar, y muchos más aquí no citados. En ningún síntoma de éstos manda el médico medicamento para aumentar el mal.

Ahora citamos síntomas del espíritu: inapetencia a cumplir los Mandamientos de Dios, no preocuparse del Prójimo, empezar demostrando la soberbia, admitir amistades que practican el pecado, no querer decir que el pecado es pecado, tener pereza para las cosas de Dios, ir presentando tu carne como si no tuviera dueño. Y ya cierro el Arrobo: no buscando y desmintiendo donde Dios habla.

Desperté, oí:

El hombre no acorta ni da medicamento para cortar la enfermedad del espíritu.

El hombre no pregunta ni lee los Mandamientos para coger la Medicina que puede cortarle el pecado.

El hombre no usa el termómetro de su conciencia.

El hombre le da risa a Satanás y llanto a Dios.

Si el hombre dejara al cuerpo seguir la línea de Dios, habría pocos pecadores y muchos más de los de Dios.

Los síntomas del pecado te los puedes tú curar.

Primero mira al Cielo, antes que puedas pisar la raya que Dios nos traza para poder caminar.

Esta raya es la frontera de Dios en la Eternidad.

La carne queda sin dueño, por más cuido que le das.

Si el espíritu no enferma, a Dios no haces llorar.


***

Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 114-115-116

jueves, 17 de mayo de 2012

"SI TODOS HACEN LO QUE TÚ HACES, EL QUE ME VA A CRUCIFICAR NO TENDRÁ QUIEN SE LO IMPIDA"

En Sueño Profético decían:

Todo lo que no es de Dios no te da satisfacción, te da intranquilidad, desasosiego y te deja mal sabor; mal sabor que te hace que peques más; camino que tú coges buscando bienestar; bienestar que no encuentras mientras no dejes de pecar. Pecar no es sólo ofender a Dios.

Dijo una mujer:

Estando un día unos hablando de pecado y no poniéndose de acuerdo –cada vez levantaban más la voz–, pasó Juan y acercándose a ellos les dijo:

   –No sólo peca el que Lo ofende, también peca el que no Lo ama y puede pasar sin amarlo. Si éste no Lo ofende de palabra, lo ofende con su indiferencia. Os diré, y no es de mi agrado, lo que un día presencié que el Maestro le dijo a uno que creía no ofenderlo porque no oía su Palabra:

   –Si tú quieres salvarte es para entrar en el Reino de mi Padre. Si tú a Mí no Me oyes, aunque no Me ofendas, ya Me desprecias, y el mayor pecado es despreciar la Palabra del Padre que dice el Hijo. Si todos hacen lo que tú haces, ten por seguro que el que Me va a crucificar no tendrá quien se lo impida. Esto no es ofender de palabras, es silencio de aceptación, Palabras que el hombre no oye y Dios sabe que estás diciendo.

Aquí, ¡qué mal rato pasé cuando vi el Rostro del Maestro pálido, sudoroso y por detrás de su Cuerpo, una Cruz!

Desperté, oí:

Pasamos momentos de grande angustia cuando íbamos con Él y veíamos que no Lo aceptaban como el Hijo del Hombre.

Nos llenaba de gozo cuando se echaban a sus Pies con lágrimas y besos.

Entonces también llorábamos nosotros.

Llorábamos y pronunciábamos estas palabras: “Dios Padre te bendiga”.


***

Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 146-147-148

miércoles, 16 de mayo de 2012

El peor mal que el hombre ha hecho, es darle al pecado la graduación de cultura

En Sueño Profético yo decía:

“¡Gracias, Señor, por tantas cosas como me concedes!”.

Dijeron:

El que mucho ama a Dios, mucho ve que le da Dios.

El que pide y no ama, no da gracias, porque no ve lo que de Dios viene.

El que a Dios no ama, más gracias tenía que darle, de ver que a cambio de la ingratitud, Él le daba el oxígeno.

El que sabe cómo es Dios y a Dios no obedece, miedo tendrá al soltar la materia.

La Publicación es el final del Calvario. Final del Calvario y empiezo de Gloria.

El que vive para Dios, el Calvario termina en Gloria. 

El que vive en contra de Dios, el Calvario termina en Infierno.

Pecado es todo lo que retira de Dios.

El desnudismo y la sensualidad es uno de los pecados más difíciles de hacer retorno hacia Dios. Esto precisa espíritus muy sanos, y para hacer rechazo a este ofrecimiento que el espíritu del mal te hace. El que rechace el desnudismo y reciba las injusticias con bondad, a este espíritu no hay pecado que le llegue.

Desperté, oí:

El peor mal que el hombre ha hecho, es darle al pecado la graduación de cultura.

Cultura es aprender de Dios y hacer que corra esta Enseñanza.

Quien tuviera trato con el que Dios le habla, debía ser conocido.

Primero, destacar en presentación, y segundo, la forma de actuar. Ya tercero vendría esta pregunta: “¿Tú tienes unión con el Profeta?”. Esto sería conocido y cundido.

En la Vida Pública de Dios, nuestro Maestro, se conocían los cristianos, y éstos no presentaban señal ninguna. De no ser así, dicen mal de su Maestro.

Con Dios no puedes estar, y halagando al demonio.


***

Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 126-127

martes, 15 de mayo de 2012

Si amas, entiendes Arrobo

En Sueño Profético decían:

Hablar del Arrobo, hablar de la Gloria y explicar separación de carne y espíritu, de esto no puedes hablar con muchos. Esto, al oírlo, si falta Amor a Dios, tendrán estas reacciones:

Desmentirlo de palabra o con silencio de hipocresía; sentir odio y pensar contárselo a algún superdotado, que tú creas es ahí en la Tierra; hacer preguntas mal intencionadas; hacer daño y buscar quien el daño mayor pueda hacerlo; pensar sacarle defectos que hayan pasado desapercibidos en tiempos anteriores, o no fueron defectos, o si fueron pecados, Dios ya perdonó; no querer que nadie diga: “en tal sitio habla Dios”; no querer que le den crédito a este inmenso Valor. Éstas son las reacciones de uno que le falte Amor, que si falta, nunca hubo, porque el Amor a Dios es Perfección Divina.

El que ama a Dios, lo perfecciona y siente a Dios por el Arrobo contado al que Dios lo trae. En todo lo que oiga dicho por Dios, da el sí de afirmación, por el conocimiento de espíritu de Dios que estos espíritus tienen. Dios ya une su Amor para la comprensión de estas Palabras. Dios extiende su Gracia para el que la quiera, y ya supera la Gracia a la Libertad que Dios deja. Con estas personas sí puede haber diálogo de Dios, diálogo de Arrobo y diálogo de explicación, porque el Amor ya les hará librar la interpretación de que no fuera verdad.

Desperté, oí:

Hay diferencia de oyente,
del que ama o del que miente.

Del que de Dios tiene ansias,
o del que de Dios se cansa.         

Del que está mal "enseñao"
porque de Dios le han "hablao"
como Cosa que veneran,
pero que nadie diría:
Yo veo a Dios,
estando en la Tierra.

Yo veo a Dios en el Cielo,
y mi cuerpo ya no veo.

Yo oigo a Dios hablar
sin poder yo contestar.

Y me voy sin mi materia,
sin que digan que estoy muerta.

Que no voy sin que me lleve
el que al mundo lo mantiene.

Lo mantiene la Palabra,
que no diga: “Mundo, acaba”.

Lo mantiene la razón
de que el mundo sea de Dios.

Si amas, entiendes Arrobo,
porque ya mediará Dios.


***

Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 114-115-116

lunes, 14 de mayo de 2012

Que no espere el que no crea, más de esta aclaración

En Sueño Profético decían:

Dictado para enseñar y aprender donde Dios habla:

Todas las Comunicaciones son para enseñar. Ésta es una de las que el hombre puede tener por base: Aceptación y capacidad al sufrimiento; Amor al Prójimo, compadeciéndole sus defectos y ayudándo a corregírselos, pero con Amor a Dios; consolar al afligido; dar de comer al necesitado; desvelo por vestir al desnudo; guardar tu carne para que haya menos tentados; ir cortando tentación; mirar al Cielo en las injusticias, y Dios hará condena y premio; saber secar las lágrimas del que el dolor en la carne le atormenta, para que a su espíritu no lo dañe, que su espíritu más se una a Dios por el Amor de sus Palabras, que aquí ven ya es Fuerza de Dios; ser humilde como paloma y manso como cordero.

Si tú crees en Dios, y esto Aquí dictado siempre lo has estado cumpliendo, cierra los ojos y di:

Aquí habla Dios del Cielo.
No aceptar que Aquí habla,
es no creer en este Reino,
que de Aquí sale el Mando
de lo que tiene movimiento;
que de Aquí sale el Perdón
cuando tú lo estás pidiendo,
que de Aquí sale el Arrobo
cuando tú estás en el Sueño.

Desperté, oí:

Que no espere el que no crea,
más de esta aclaración.

Pues el que ama le sobra,
cuando la vea actuar
y cuente cómo la Arroba.

Y si lee los Escritos,
no podrá poner razones,
verá que Dios se los dicta.

Si Dios no se los dictara,
se perdería el Arrobo
y entonces ya Dios no hablaba.

Hablaría en otra forma,
y ya no era Enseñanza.

Lleva siempre este Dictado,
y cuando dudes, repasa,
y verás que no te miente
el que te dice: Dios me habla.

Pero sería mejor,
creer sin que repasaras.


***

Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 94-95

domingo, 13 de mayo de 2012

Vivir Gloria estando aún con materia

En Sueño Profético decían:

Hay quien habla de la Gloria de Dios sin hacer nada que a Dios Le agrade, sin pensar que la Gloria de Dios es hacer ahí lo que a Dios Le agrada. Eso es vivir Gloria estando aún con materia: tener paz, tener alegría y amar al Prójimo; desechar la ira, la vanidad, la soberbia, y considerarte hijo de Dios; aceptar todo lo que venga de Dios; librar tu carne del pecado; tener recato y quitar de que peque el que pecado está haciendo. Esto es la Gloria de Dios, o sea, esto es lo que tienes que hacer para entrar en la Gloria de Dios.

Si tú no quieres hacer esto, no pidas a Dios la Gloria cuando sueltes la materia, porque Aquí vives como Dios quiere que ahí vivas.

Desperté, oí:

La Gloria de Dios es la misma con espíritu y materia, que con espíritu sólo.

Dios quiere que ahí la practiques cuando tienes Libertad.

Ya, cuando sueltes la materia, tú has elegido venir Aquí.

Hay quien siempre está pidiendo venir Aquí, y haciendo lo que Dios no manda.


***

Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 163-164

sábado, 12 de mayo de 2012

No tenías que preguntarle: oye Juan, ¿tú a Dios amas?

En Sueño Profético decían:

No hay quien diga que a Dios ama y al Prójimo no vaya. Lo mismo que el que al Prójimo vaya, no hace falta le pregunten si a Dios ama.

Yo tuve muchos en contra,
porque no querían ver
que Dios me moviera a mí.

El que diga “yo veo a Dios”,
no se puede confundir
con otro que no Lo vea,
que lo quisiera decir.

Si Lo ves o vive en ti,
tienen que verlo por fuerza,
en la forma de vivir.

Ya, tu carne, no te importa,
y vas a cualquier lugar
que te llamen "pa" un enfermo
que tú no puedes curar.

Todo esto es sufrir
que no entienden los demás,
los demás que no quisieran
que esto fuera realidad.

Yo no podría decir,
no decir, sino pensar,
que haciendo una vida así,
éste pudiera engañar.

Si "na" más lo que se sufre
el verle a otro el mal,
no hay quien haga esta vida,
queriendo a Dios engañar.

Engañar, porque eres malo
y quieres a Dios mezclar,
usando en falso su Nombre,
que esto es estar ya "condená".

Yendo yo un día camino de uno que estaba tiempo enfermo, con llagas contagiosas, y que no tenía quien le llevara alimento, contaré a qué fue mi visita: a ofrecerme en dinero y alimento. Pero más, a lo que fui, fue a sacarlo de aquél sitio, que ya me habían dicho que era una pocilga. Pero yo quería sacarlo contento. Tenía unos malos olores cuando se entraba para adentro. Allí tenía un cubo viejo, que se lo limpiaba alguno que iba a verlo; una silla con un plato y un poquillo de alimento, que más bien parecía desecho para echárselo a los puercos. Pues cuando salí de allí, había unos que me conocieron y me insultaron de palabras, y se agacharon al suelo y buena nube de piedras descargaron en mi cuerpo. Daban gritos: ¡Loco, que a los inocentes engañas!

Desperté, oí:

Si esta vida hacía Juan,
sin que nadie le obligara,
no tenías que preguntarle:
oye Juan, ¿tú a Dios amas?

Embustero no cabía
el podérselo decir,
que él a Dios no vería.

Lo vería en mil formas.
Como él lo hacía por Dios,
él iba al Prójimo,
y allí se veían los dos.

Juan de Dios me conocieron,
no por Juan, sino por Dios.

JUAN DE DIOS


***

Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 120-121-122-123

viernes, 11 de mayo de 2012

"TU AMOR ES EL QUE HA LIBRADO, A TU HIJO DEL PECADO"

En Sueño Profético hablaban de la Vida de Jesús Hombre.

Dijo una mujer:

Lo veías entre todos, y sabías era Dios. Yo diré lo que me ocurrió a mí:

"Estaba yo en una higuera, en una sombra descansando, con un hijo de tres años que tenía, cuando oí un tropel y contar la gente no podía. Pues con tantísima gente se destacaba el Dios".

No crean que Él llevaba
algo puesto de valor,
que su Figura dijera,
esto sólo lo lleva Dios.

Sus ropas y su Presencia
tenían un gran valor.

La Presencia era la Carne,
que la presentaba Dios.
Y sus ropas las movía
la misma Carne de Dios.

Ya digo, era como otro hombre,
pero sabías era Dios.

Yo me puse de pie,
y mi hijo en los brazos,
en alto quise poner,
por querer que la Mirada
me la pusiera en él.

Me fui detrás del gentío,
unos ratos el niño andando,
y mayoría acunado.

Fue llegar a la montaña
y quedar en un silencio,
que descanso te venía,
y olvidabas sufrimiento.

Otra vez cogí a mi hijo,
en alto, puesto en mis brazos,
pero se oían protestas,
porque estaba molestando.

Estas fueron las Palabras
cuando todos protestaron:

"Donde dais la protesta,
a mí me estáis enfadando.

Esa mujer sólo quiere
que su hijo sea Mirado,
porque sabe que al Mirarlo,
jamás caerá en el pecado."


Fue abriendo el paso este Dios,
al que todos iban mirando,
y cuando llegó al sitio,
la madre con  grande llanto
le presentaba a su hijo.

"Todos los que han venido,
ninguno ha levantado al Hijo
y ninguno me ha seguido
con uno de tres años en brazos.

Tu Amor es el que ha librado,
a tu hijo del pecado."


Desperté, oí:

Esta madre quería al hijo,
y por eso amaba a Dios.

Esta madre confiaba
en la Mirada de Dios.

Sabía que no pecando,
tendría la Vida Eterna.

Sabía que su Mirada,
daría Amor sin penas.

El hijo quedó sin padre,
sabiendo que ella era buena.

Él vivía en el pecado
sabiendo que no era bueno.

Esta madre para el hijo,
no pedía que no sufriera,
esta madre no quería,
que como el padre viviera.

Le horrorizaba el pecado,
y soportaba las penas.


***

Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 84-85-86

jueves, 10 de mayo de 2012

La casa que cura penas

En Sueño Profético decían:

No hay quien viva bien, sin sentir a este Dios del Cielo. Este referir que Aquí refiero le ocurrió a mi familia:

Mi madre era de una familia que descendía de títulos, y siempre fueron conocidos entre los nobles. Tenían títulos, pero vivían de sus antepasados; siempre refiriendo las grandezas, siempre con papeles y documentos que acreditaban quiénes eran. De cinco hermanos que eran, mi madre era la que se salía de ser como ellos. No tenían ni un chavo, pero pergaminos había que por falta de dinero perdieron su valor. Pues en esta familia mía no se preocupaban de Dios; les molestaba cuando alguien, incluso mi madre, siempre estaba con la palabra de “Dios verá...”; “Dios que haga como Dueño lo que quiera...”; “yo, si me voy a retirar de Dios como vosotros, ¡malditos papeles!, dejadme fuera de esa herencia, que esa es la fuerza del pecado: la vanidad, el acaparar de la Tierra, dejando a Dios a un lado. Yo, todos mis deseos, son sentir a Dios, sentirlo para adorarlo”. Tenía la costumbre de recibir al día dando gracias a Dios, y cuando llegaba la noche, la despedía también con las gracias: “Gracias, día, que para mí eres Dios”. “Gracias, noche, que hoy sentí a Dios”. “También venero la noche que pido cobijo a Dios por los niños inocentes; que les procure un rincón con su cama, y si no tienen ropas, que su madre no les falte, que será el mejor calor”. Esto siempre se lo oía yo a mi madre contar a otras amigas, o cuando ella estaba en oración, se lo oía. Todos buscaban mi casa como bálsamo, y mucho se cundieron estas palabras: “No parece de la misma familia; aquí te entran a Dios; allí intentan sacarte a Dios”.

Desperté, oí:

Es camino de mal fin
querer vivir sin sentir
a Dios del Cielo.

Esta familia vivía
tan sólo de los recuerdos
que el hombre tiene en la Tierra
“pa” separarte del Cielo.

Pero no podían vivir
sin oír a Dios del Cielo.

La que despedía a la noche,
y de rodillas al día esperaba,
vivía repartiendo Paz
de conformidad de santa.

“La casa que cura penas”,
venían de lejos buscando.

Hubo nobles de gran rango
que buscaban, no nobleza,
pero sí iban preguntando
la mujer que recibía
al día para adorarlo.

Y cuando veía la noche,
siempre le hacía su encargo:

¡Que no les falte un rincón,
que a Ti te dejo el encargo!

A los niños inocentes
que viven sin el pecado.

Aquél que sienta a este Dios,
al día le hace ruegos,
para que les dé la mano,
y a la noche le recuerda
los niños abandonados.

Siendo la misma familia,
se repartieron en dos bandos.

Con Dios, los que Lo sentían,
porque adoraban su Mando.

Y sin Dios aún están
los que no quisieron amarlo.

Que vivieron en la discordia,
con títulos en la mano.


***

Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 142-143-144-145

miércoles, 9 de mayo de 2012

"EN EL FRUTO DE SUS OBRAS CONOCERÁS MIS PALABRAS"

En Sueño Profético decían:

¿Cómo no ve el hombre el Lugar que Dios ya habla, si a lo lejos ya se ve a Dios, en el camino que traza?

Dios, cuando se enfrenta con el hombre, actúa en el Lugar para que el hombre Lo vea, para que el hombre no pueda decir: “Esto no está claro”.
Dios, cuando actúa para enseñar, tiene que dejarse ver a través del Lugar.
Esto no es Dios que te hace ver su Gloria –premio que hace a quien Él quiere–, mayoría de veces sin poder justificar. Aquí justifican los Dictados dichos antes por Dios y dictados por espíritus de esta Gloria. Aquí tiene el hombre que aceptar o retirarse. Ahí él se retira, y Aquí Dios aparta: empacho primero que voluntario tuviste, dieta  imprescindible que viene. Dios irá haciendo lo que hizo, y por siglos sin fin verán el Lugar que sale su Palabra, que no es del hombre.

Cuando Dios da el nombre de Profeta, ven Sabiduría de Dios, Fuerza Divina, Iluminación de la Esencia del Padre que da el Hijo. Este hecho no puede faltar; Dios tiene que hablar en una carne, pero el hombre verá que es Palabra de Dios.

Desperté, oí:

El árbol lo justifica la fruta.

Sería de necios cortar racimos de uva y discutir no era viña.

Coger almendras diciendo es ciruelo.

Dios puso ese ejemplo para que el niño conociera el árbol.

Ejemplo claro que la intelectualidad del hombre quiere hacer oscuro.

Este es el estudio que tendría que hacer el hombre:

Si el árbol no tenía fruta, no dar cabida a las palabras “Dios me habla”.

Pero si tiene fruto y abundante, ¿por qué no hablar este Dios?

Ya que es Dueño de la Creación, de espíritu y materia.

Poder y Mando único.

Oye cuando Dios habla, coge el fruto y cuida el árbol.

Si coges el fruto sin conocer el árbol, nunca conocerás a Dios.

Siempre que diga un Lugar “Dios me dice y en mí habla”, en el fruto de sus obras conocerás mis Palabras.


***

Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 77-78-79

martes, 8 de mayo de 2012

"TIENES QUE ODIAR AL PECADO, PORQUE VA EN CONTRA DE MÍ"

En Sueño Profético veía mucho campo, pero un campo más bien feo al lado del campo que yo siempre he visto, digo campo porque no había casas; éstas se veían pocas y muy distanciadas unas de otras. Y dijo uno:

Éstos son terrenos de Israel. Estos caminos los pasó el Maestro, y en esta fuente... –y me hizo ver una fuente con un pilón, que también llegaban animales y bebían.

Siguieron diciendo:

Este Hecho que hoy me mandan dictar está perdido para el hombre. A esta fuente venían un día dos mozas a llenar dos cántaros que en el cuadril llevaban con grande aire de fortaleza y alegría, cuando a su vez un arriero daba de beber a sus dos mulas, mientras otros esperaban acercar sus animales para calmarles la sed. Estaban estas mujeres mandando el pecado a estos hombres con sus gestos y sus palabras, y apareció el Maestro con unos de sus Discípulos, y el arriero se fue para Él y Le dijo:

   –Maestro, no quiero pecar, pero esas mujeres vienen a llenar el cántaro todos los días cuando...

No dejó el Maestro que siguiera, y le dijo:

   –Cuanto tú pasas por la vereda, ellas saben que pasan los que quieren pecado. Ellas saben que el que no se oculta de mi amistad, no pasa por la vereda. Tú quieres decir que vas a oír al Maestro, según en el sitio que te oyen. Si tú no pasas por la vereda, y cuando te juntes en la fuente hablas de Mí y mi Enseñanza, le puedes al pecado. Pero viviendo agrandando el pecado, ya no estás en contra del pecado, estás en contra de la Enseñanza que yo voy enseñando. Tienes que odiar al pecado, porque va en contra de Mí.

Siguieron andando y, al llegar a la fuente, dijo este pecador –aunque no hizo graves pecados:

   –Maestro, si hoy no Te veo, hubiera estado todo el día en llanto. Anoche, cuando llegué a mi casa, mi mujer te estuvo buscando –porque yo la mandé– para siempre unirnos los dos a tu lado, para enseñar tu Doctrina, que va en contra del pecado –y se puso de rodillas esperando el Perdón.

Desperté, oí:

¡Cómo quedaron las mozas
cuando vieron al Maestro,
y delante de su túnica,
con las rodillas en el suelo,
el que ellas madrugaban,
todos los días por verlo!

Eran unas pecadoras
que pecaban y sabiendo
que donde ellas seguían
apartaban del Maestro.

Apartaban al que quería
de palabras al Maestro.

Éste no cayó en pecado
porque allí llegó el Maestro.

Al pasar por la vereda,
esto decía el arriero:

¡Si un día yo me encontrara
en la fuente al Maestro,
ya me quitaría este mal
que oculto dentro me siento!

Yo Le pedía Perdón,
y ya me daban desprecio.

A Dios llegan los deseos
que pide el arriero.

Allí, en una vereda,
le llega arrepentimiento.


***

Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 200-201-202

lunes, 7 de mayo de 2012

Busca al Pastor

En Sueño Profético vi que llegaban a mi cama muchos borregos.

Y dijo uno: "¡Es que buscan al Pastor!"

El Pastor arroba el espíritu, y mientras lo buscan los corderos, estos corderos no pueden pasar sin su Pastor.

Desaparecieron los corderos y quedaron muchos como haciendo oración, con las manos unidas, y se oía un canto que parecía una sola voz, y había muchísimos.

Estos espíritus son Comunicantes, y cuando Dios arroba, ellos dan el Mensaje que Dios les encomienda, siendo fácil para Dios y que el hombre ve tan imposible.

El hombre, si preguntara con Amor al que es Aquí arrobado, vería el Poder de Dios como actuaba. Dios maneja el espíritu tan sólo con su Poder, siguiendo este espíritu a la Obediencia Divina, no sintiendo necesidad ni cansancio, por ser sólo espíritu sin materia. La materia sí siente cansancio. El espíritu, su Alimento, es Amor. En esta Gloria la Vida es Amor. Este Dios da vida Eterna para el que no quiere morir para Dios.

Desperté, oí:

El que quiere Vida Eterna, ama y obedece al que se la ofrece.

Y busca, como los corderos, al Pastor.

A Dios lo buscan cuando quieren permanecer siempre vivos los espíritus.

El espíritu que no va con Dios es espíritu muerto, por todos los siglos, para Dios.

El espíritu es ahí donde elige, donde alaba y donde ofende.

El que a Dios alaba ahí, su sitio ya tiene Aquí.

El que ahí no alabó a Dios, Aquí ya no Lo encontró.

Si ahí él no quería saber ni preguntar, ¿qué Gloria iba Aquí a encontrar?

¡Sí! Dios te da Libertad, para que Lo quieras mucho o no Lo quieras amar.

Por eso, cuando Aquí vienes, es sitio que eliges ya.


***

Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 80-81

domingo, 6 de mayo de 2012

No hagas como Pilatos

En Sueño Profético decían:

El Amor a Dios no te cansa; te cansa lo que le llaman Amor de Dios.

Dijo uno:

El Amor que sientes en espíritu, éste nunca buscará el descanso. Este espíritu se cansa cuando está sin acción. Cuando acción tiene, hace que camine la materia a su mando, un mando que le da fuerzas, que este mando lo da el Amor Divino.

Nunca se vio a un Elegido que dejara de caminar por cansancio, o que callara por el silencio que el hombre le pusiera.

Con este estudio le sobraba al hombre para rectificar es actuación Divina, actuación Sobrenatural, que ves es movida por el Mando no del hombre. Ves un caminar tan firme, tan lleno de capacidad, que ridículo deja al hombre.

Todos los que persiguieron fueron luego despreciados, y algunos por sus mismas amistades. El hombre hace normal la postura de Pilatos. No puedes tener Amor, si juzgas, aunque te laves las manos, porque este Portavoz cumple tal o cual Mando; y si sigues el “Mandar”, verás siempre el mismo “tic”, verás siempre el mismo tacto, que ya esto te hará pensar: “No debo de dar mal trato. Si esto es manejo de Dios, ¿quién soy yo para cortarlo?”.

Desperté, oí:

El hombre no tiene duda
cuando duda se quiere quitar.

El hombre, cuando persigue,
si quiere llega al final.

Y entonces ve la mentira
o discute: “esto es verdad”.

Pues si esto usa el hombre
en la vida material,
¿por qué no escucha el Mensaje
y lo sigue, para saber si es verdad?

Que si con Amor lo sigue
y llega hasta el final,
ve la Palabra de Dios
en cualquier caminar.

Y si pregunta al que espera,
la verdad, mejor dirá.

Cuando vea la situación
y hablen con ansiedad.

Este Instrumento es de Dios:
mi casa llena de Paz.

El seguir te irá diciendo
la mentira o la verdad.

No hagas como Pilatos,
que tendrás un final fatal.

Sigue el Mando de Dios,
que Dios ya manda Verdad.


***

Libro 9 - Dios Habla Al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 94-95-96

sábado, 5 de mayo de 2012

Esto es Dios

En Sueño Profético vi el mar, el sol, las estrellas y el aire. Y dijeron:

Esto es el agua, el día, la noche y la vida. Esto, el extracto, es Dios. Esto fue lo que vio los martirios que a este Dios le dio el hombre. El hombre no quería ni quiere que Dios fuera el Dueño Único de todo lo nombrado, de toda la materia, y Creador del espíritu: Frontera que Aquí hay para el hombre. Esta Frontera la pasa quien trae limpio su pasaporte, que la limpieza la conserva el Amor a Dios y el bien que tú hagas.

Tan sólo sabe la verdad, el agua, el día, la noche y la vida, que esto es Dios. Pues estas mismas ramificaciones de Dios, siguen viendo la verdad y la mentira del hombre.

Dios, presente en el que Lo ama, y Sabiduría del que Lo odia.

Dios, Perdón del que Lo llama, y su Brazo que aparta al que su Gloria ensuciar quiere.

Dios que recuerda su Venida y quiere que recuerdes su Muerte y evites Crucifixión.

Dios que no cierra la Gloria para decirte que esto es Dios.

Dios que espera que aprendas lo que Él te enseñó, lo que hizo en la Tierra cuando de hombre vivió: A que todos fueran suyos, porque sólo había un Dios, porque Él venía del Padre a salvar al pecador, para que todos odiaran Infierno y Condenación, para que todos tuvieran en reliquia esta oración:

“Amaos como Yo os he amado. Yo voy al Padre, para que venga mi Espíritu”.  

Desperté, oí:

Si esta Oración el hombre
no la hubiera olvidado,
seguro y bien seguro
que todo lo habría aceptado.

Dios no pudo hacerse Hombre
para que nunca jamás
ya Lo vieran otros hombres.

No hay enseñanza que acabe,
cuando el profesor es bueno.

Pues si Dios vino a enseñar,
figúrate la Enseñanza
que tendrá todo su Reino.


***

Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas Con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 54-55-56

viernes, 4 de mayo de 2012

Dios llevará su Palabra como lazarillo al ciego

En Sueño Profético decían:

Dios habla, Dios espera, Dios perdona, y este Mismo Dios condena, condena y aparta.

Dios no puede ser Dios para al malo perdonar y para que sufra el bueno.

Dios, cuando Le habla al hombre, deja que actúe el hombre, y al final Dios actúa. Hay final más corto, final más largo, pero la Palabra de Dios no tiene sepultura.

Dios irá llevando al Instrumento por caminos que el hombre, a Dios, quiere cerrarle.

Dios llevará su Palabra
como lazarillo al ciego.

Dios hará que el Instrumento
diga Palabras de Cielo.

Dios dará Iluminación
sin ningún hombre saberlo,
y saldrá todo publicado
por ser Dictado del Cielo.

Dijo uno:

El hombre no quería el Nacimiento de Dios: Dios los deja, pero Dios nació; no querían que se vieran los prodigios, y Dios, prodigios hizo mayores; no querían que fuera el Único que podía dar el Perdón; dejó que el hombre Lo crucificara para que el mismo hombre viera las tinieblas que su Padre hizo desde el Cielo y Él mandó desde el Madero, para que vieran el Poder que el hombre no podía impedir.

Dios quiere que el hombre conozca a Dios, y el hombre pone el impedimento con su envidia.

Dios llama al hombre para que el hombre se llene de Dios. Dios no llama al hombre para Dios llenarse del hombre.

Desperté, oí:

Aquí habla Dios
para que el Instrumento hable.

El Instrumento irá
donde Dios camino abre.

La verán a veces caminar
sin que la entienda nadie.

Pero Dios va ya en Palabras,
y Aquí las puertas ya abren.

La Llave la lleva el Lugar,
que Dios se la dio por si alguien
la puerta se la cerraba
creyendo no tenía Llave.

Si el hombre dice que publique,
verán los Libros por la calle.
Pero si dice que no,
ya publicará la Llave.

Dios habla,
Dios espera,
Dios perdona,
y este Mismo Dios condena.

Condena y aparta,
cuando el hombre se Le enfrenta.


***

Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 138-139-140

jueves, 3 de mayo de 2012

El Perdón no quería cogerlo


En Sueño Profético hablaban de cómo aprender el que está al lado del que Dios Aquí lo trae.

Dijo Agustín de Mónica:

Éste aprende, se quita muchos defectos y peca menos achicando el pecado, y a más chico lo haga, mayor se lo hará ver la actuación del que Aquí viene traído por Dios.

Yo quité a pecadores tan sólo de contar los pecados que otro hacía y el pensar que después de hacerlo le venía a este que pecó y después, ya pecar no quería. De esto tengo para contar escenas grandiosas, que los mismos ya no pecadores las contaban con lágrimas de alegría, al ver lo fácil que era quitarse de pecar y ser por Dios abrazados.

¡Cuántos me hicieron llorar,
me agasajaron y me querían regalar
regalos de gran importancia!

Yo les hacía el desprecio
y quería que no se enfadaran.
Ya los dejaba contentos
diciéndo estas palabras:

Como veréis,
no me hace falta nada,
tengo dinero de sobra.
¿Quién puede decir
estas palabras?:

Tengo enseñanza de Tierra,
y de espíritu que no se acaba;
tengo arrobos, que a veces
quisiera que no pasaran,
aunque hicieran la fosa
y mi cuerpo lo enterraran.

Ni vosotros podéis oír
lo que yo oigo,
ni yo puedo decir este sentir
de espíritu que yo siento.

¡Qué regalo Dios me dio
cuando me llamó del Cielo!

De momento que Lo oí,
aunque yo lo estaba pidiendo,
no pude el prohibir
a mi lengua el silencio,
y dije a Dios el “sí”
en mi grande arrepentimiento.

Luego, cuando mis pecados
me venían a mi mente,
se me escapaba el "¡Dios mío,
yo merecía la muerte,
pero muerte con tu olvido!"

Desperté, oí:

¡Qué Poder el de este Dios,
que sin yo querer Perdón,
Perdón me llega del Cielo!

No sé que mejor palabra
yo diría desde este Reino.

Que queriendo yo el Perdón,
Perdón no quería cogerlo.

Que queriendo no pecar,
el Perdón tampoco quiero.

Entonces quería yo
el castigo de este Cielo.

Entonces no era vivir,
cuando a Dios ya fui queriendo.

Este “fui”, que Aquí se queda,
le faltan estas palabras:

Cuando tuve más Amor,
y en arrobo me llevaba,
fue cuando comprendí:
“pedir que me condenaran”.

Si amas como Dios quiere,
comprenderás las palabras.

No pidas que te condene.
Haz por oír la llamada.

AGUSTÍN DE MÓNICA


***

Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 74-75-76

miércoles, 2 de mayo de 2012

Esta mujer de mal vivir, quiere trabucar a Pedro


En Sueño Profético hablaban de la Enseñanza del Maestro.

Dijo uno:

Vosotros los Discípulos sí que veríais hechos asombrosos. A mí me contó algunos un tal Cebedeo, que creo tenía amistad con Tomás. Me contó un pasaje con una mujer que era pecadora, y que con Pedro ya había tenido varios altercados: ella, queriendo convencer a Pedro, y Pedro a ella, la que Pedro ya la dejó como desecho.

Dice Matías que estaban cuatro Discípulos y él con el Maestro, y se acercó esta mujer, y no le dio tiempo de decir nada más que:

   –Maestro, quiero hablar contigo...

Contestándole el Maestro:

   –Si quieres hablar conmigo, querrás hablar con Pedro, que habla en mi Nombre, porque Yo le doy Palabras y Mando. Pedro te puede oír más que Yo, ya que Pedro no puede decir nada más que las Palabras que yo le doy. Luego te hablará más Palabras, pero no son mandatos. Yo tan sólo digo Palabras de mi Padre, que Esto es Dios. Con Pedro Puedes ponerle disculpa, cuando las palabras sean suyas, después de repetir el Mensaje.

Y subiendo un poco la Voz, con Eco de Dios, dijo:

   –Vete y ya nunca más busques al que mis Palabras predica, porque tu presencia quita Paz a los espíritus que quieren ser de mi Padre y venir en mi busca.               

Despierta, oí:

Esta mujer de mal vivir, quiere trabucar a Pedro.

Todos los días lo esperaba porque su ruta sabía.

Ella y otra pecadora querían que de Pedro hablaran, y Pedro quería que ella con el Maestro hablara.

Antes que Pedro pensara el pensar, ya el Maestro lo sabía.

Con el Maestro no pudo tener ni un “sí” ni un “no”.

Cuando ya lo vio de pie y con el Eco de Dios, las dos se fueron llorando, diciendo: “Éste es Dios”.

Aquí te dice el Maestro
lo que pueden sus Palabras.

Aquí te dice el Maestro,
que con Pedro, si ama, basta.

Al que ama ya le sirven
las Palabras que Dios manda.

Porque dichas o dadas por Dios,
es lo mismo que Él las hable.

Dios manda su Palabra,
porque era Dios de Carne
y la Palabra era Dios,
aunque no vieran su Carne.

Antes o después las manda,
aunque vean otra carne,
pero las Palabras son
de Dios Hijo y Dios Padre.


***

Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 245-246-247

martes, 1 de mayo de 2012

El Carretero de Dios


En Sueño Profético decían:

Cierto es, que cuando se ama a Dios, no hace falta que lo digas con palabras.

Tengo presente un diálogo que yo mismo provoqué:

Antes de soltar la materia, vi en un camino a un carretero que me hizo pararme, y tuve yo que pararlo a él. Éste iba a unas fincas a recoger los encargos: paquetes, recados o papeleos que él entregaba en mano. Lo conocían por “el carretero que en su carro iba Dios con él”. Era un hombre joven, casado y con dos hijos. Siempre veías el carretero con su mujer y sus dos hijos; los cuatro trabajaban contentos. Yo había oído comentarios de esta bendita familia. ¡Pero qué distinto era ver al carretero con su carro, Dios y su familia! Al pasar por el lado de unos cuantos que íbamos de distinta posición, ¡y tan distinta!, vimos a este hombre que canturreando y siguiéndolo todos, te daba Paz de Dios. Este fue el saludo:

   –¡Dios vaya con vosotros, y en mi carro no falte, que eso es Dios!

Al oír esto, paramos el carro con nuestra petición.

   –¿Sois familia?

Paró y ya nos contó su forma de vida, y ya vimos su Amor a Dios. Los cuatro llevaban a Dios en sus gestos. El chico tenía diez años y el mayor unos doce. A lo que preguntamos nos contestó:

   –Soy recadero de todos estos contornos, porque antes fue mi padre. Más chico que mi Juanico, mucho más –y señaló al chico–, ya iba yo con mi padre, que era un santo. Mi madre murió cuando yo tenía cuatro años, y mi padre me cogió de compañero. Siempre estaba con estas palabras: “Hijo, si te llegas a casar, nunca dejes de estar con tu mujer y tus hijos. Acostúmbralos a que no puedan pasar sin ti, como yo hice con madre y contigo. Hoy ya hace quince años que murió; sigue a lo que la acostumbré, y viene en el carro con nosotros. ¿Tú no sientes su contento?”. Estas palabras tanto se me entraron, que vivo como ellos vivían.

Desperté, oí:

Cuatro veían en el carro,
con los ojos de la carne.

Pero iba esta familia,
los abuelos, suegros y padres.

Esto es lo que no sabía
el que oía los comentarios.

Decían: “¡Va Dios con él!”,
por la alegría del carro.

Los fríos y los calores,
las madrugadas y las lluvias,
los cuatro con Dios pasaban.

La madre era la primera
que en la puerta ya esperaba.

Si tenía ropa sucia,
arroyos ellos pasaban.

Que con alegría de Dios,
allí mismo enjabonaba.

A la casa ya llegaba
la ropa hasta planchada.

Los chiquillos estiraban
con maña los pantalones,
que parecían que estaban
planchados por profesionales.

En el carro iba Dios,
y lo veías sin preguntarle,
porque Dios se deja ver
tan sólo con querer amarle.

“El Carretero de Dios”,
tuvo nombre alguna calle.


***

Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 139-140-141-142