jueves, 30 de septiembre de 2021

Los pescadores

En Sueño Profético vi un río, y a unos metros del río una vereda. No se veía a nadie, y se oía esta explicación que ahora me dictan:

Yendo un día Jesús por esta vereda con cuatro de sus Discípulos y muchos más que Lo seguían, había unos hombres pescando que su discutir ahuyentaba a los peces y quitaba serenidad al agua. Este discutir era por unos querer decir que era Dios y otros decir que dirían que era Dios o mandado por Dios cuando hiciera Milagros y que ellos los vieran. Todo lo supo el Maestro antes de llegar y antes que lo guardaran en su pensamiento lo que ellos creyeron. El Maestro no lo había oído, por guardar silencio al Verlo asomar por la vereda. Ya quedan parados los primeros que iban a su lado, cuando dice el Maestro, dirigiéndose a los que no creían quién era:

“Si todos hacen lo que tú y tú (y fue señalando justo a los que no hacían lo que Él mandaba por no creer en Él, que era Dios), Yo no hubiera hecho Milagros, porque los Milagros son para callar a los incrédulos. Y si todos los hombres fueran como vosotros, mi Padre no baja a la Tierra a hacerse Hombre para enseñar de mi Reino, y que aprenda el que quiera salvarse”.

Y ya, cerca de uno, sin llegar a rozarle, le dijo:

“Tú no quieres que Yo sea Dios del Cielo para seguir haciendo la vida que haces. Y Yo voy diciendo quien soy para perdonar al que se cree sin remedio para el perdón del hombre. Ya que mi Padre ha hablado en Mí sin que Yo mande a mis Discípulos, os haréis dos bandos cuando Yo siga la vereda. Porque ya, el que no crea, perjudica al que Me está creyendo”.

No anduvo dos pasos este Dios, aunque se oía Maestro, y más de la mitad tiraron la caña y se pusieron de los últimos los primeros. Tan sólo dos se quedaron, por no querer al Maestro y seguir con el pecado. Los que se fueron detrás nada llevaban en sus manos.

Desperté, oí:

No quisieron estos hombres ni las cañas ni lo que componía el ir de pesca.

Quisieron irse sin nada de lo que habían oído palabras en contra del Maestro.

Querían arrancarse la piel de saber que habían rozado a los que no querían a Él.

Uno se limpió los ojos, sin querer que esto vieran, y ya dijo con voz temblorosa:

“Al llegar quemo mi ropa. Tanto que quería mi caña, la odio y no quiero verla.

Ya voy detrás del Maestro el tiempo que me iba de pesca.

Y el que a Él no lo quiera, si yo llevo su camino, yo cojo otra vereda”.

Busca a Dios, sigue sus Pasos y con dejarte que Lo sigas ya estás viendo milagros.

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C2

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Que esta Grandeza Divina se cunda

En Sueño Profético hablaban de la fuerza de este Amor, que el espíritu es el dueño con el Mando de Dios. Decían que este Saber y esta Fuerza no podían ser de la Tierra. Porque a veces ves un Mando, sin pensar: “¿cómo caerá este Mando?”. Pero si crees que a este Elegido Dios lo trae a su Gloria para que esta Enseñanza sea cundida y la aprenda el que a Dios ame, ya tienes que aceptar el Mando sin ver al Elegido, y sí a Dios, en lo que está diciendo.

Dijo un espíritu con Mando de Dios:

Lo que el Elegido diga, ya Dios lo había dicho. Que esto se puede comprobar en la visita a los enfermos. Que éstos, sus caras, no pueden ocultar la alegría cuando el Elegido llega.

También se dice que no deben dejar al que se ofrezca para esto cundir más.

Todo es perseguir, como el galgo a la liebre.

Desperté, oí:

Decían en la Gloria que todo el esfuerzo se ponga para esto publicar.

Con unos pocos con cargo, que Esto cogieran, de querer, ya estaría Esto arreglado.

Quería llegar el sueño y lo detenía este pensamiento.

Y es que Dios hablar todos los días y el hombre callar, da miedo este pensar.

Que todos se unan y que pronto esta Grandeza Divina se cunda, y ya verán que hoy es única.

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Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C4

martes, 28 de septiembre de 2021

Si obediencia faltó, tú no amaste a Dios

En Sueño Profético decían:

Sin obediencia no le sirves a Dios. Y sin Amor no hay obediencia. El Amor manda a la obediencia.

Esto en el camino de Dios. En el camino del hombre manda el temor, el castigo o intereses que pudieras coger.

Dijo uno:

Debería el hombre copiar del que Dios le da Aquí el Mando. Éste, Palabra que oye en arrobo, la cumple después. No se detiene a pensar otro camino que antes hubiera pensado. Las Palabras del arrobo anulan todo lo pensado.

Si esto hiciera el que conoce este Caso, le llegarían alegrías y retiraría el fracaso.

Todo el pensar que al Elegido le llegue no lo puede ver claro, pero si es Dios el que manda, tú síguele sus pasos. Que si no los ves derechos es que Amor te está faltando.

En esto tienes que decir: “Si yo creo, que mi Amor cada día más se agrande. Si yo creo, que obediencia no me falte”.

Desperté, oí:

Cierto, que el Amor es exigente y la obediencia le obliga.

El Elegido, en cada paso que da piensa: Dios va conmigo.

Porque yo sin el Vivir no vivo y veo cerrados todos los caminos.

Esto es Amor que aparta pensamiento que sin obediencia llegó.

Dios, cuando vivió de hombre, no hacía falta preguntar quién era el que más Lo creía.

Porque antes de mandar se oía: “Maestro, yo estoy esperando tu Mando”.

Porque el Amor me está atormentado con que ya no me vas a dar Mando.

Si tu Mando me mandara que la muerte la pidiera, no sería muerte, sería vida que a la obediencia me lleva.

Si obediencia faltó, tú no amaste a Dios.

Hoy sigue el camino para coger escritos en los que el hombre vea que hoy éste es Caso único.

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Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C3