En Sueño Profético decían:
Cada día se está cundiendo más
esta Grandeza Divina, que oculta no puede estar. Ocultarla sería tan imposible
como ocultar el día y la noche, y como querer el hombre quitar todo lo de Dios,
queriéndole a Él mandar.
Dijo un espíritu de la Gloria:
Si el hombre pensara en el Poder
de Dios, no haría nada que pudiera ensuciar su Palabra.
Cuando se cree en Dios, se hace
lo que se cree, por Amor a Él o por pensar en la hora de la muerte, que ésta
tiene que llegar, y no puedes a Dios engañar en la vida que hiciste sin cumplir
sus Mandamientos. En este cumplir está tu elegir, para cuando entierren tu
cuerpo. Si los cumpliste con alegría, la Gloria, a tu espíritu espera, porque
éste ya no tiene muerte. Y si no cumpliste estos Mandamientos, que son la Ley
de Dios, tienes las puertas de Infierno abiertas, porque este sitio tu cuerpo
lo pidió.
Estas Enseñanzas, el Elegido
quisiera poder enseñarlas, dándoles su sitio a la Cabeza de la Iglesia, a sus
Ministros y a los que se dicen cristianos. Pero esto es gran sufrir para el
Elegido, cuando ve que no nombran esta Verdad de Dios tan grande, con la
cantidad de Libros que hay publicados y los prólogos que éstos tienen.
Decían en la Gloria, que la
Fuerza de Dios no faltaría para formar con Esto más escándalo cada día.
Desperté, oí:
Hoy ha sido día de alegría,
cuando el Elegido se juntó con todos los que sin este contacto son lumbre sin
llamas.
Pues hoy, al sitio donde el
Elegido estaba, todos acudieron, y la risa no faltaba.
Al despertar decían muchas cosas
más, pero no son para publicarlas.
***
Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C4