En Sueño Profético decían:
Tus palabras y tu presencia van dando
Enseñanza de la Gloria. Que esto lo ve el que quiere hacer comparaciones con la
vida que hace, y las comparaciones que su pensar hace. Que esto lo sabe Dios,
porque todo es compadecer al que se porta mal con el que hace el bien, que este
bien es hecho de muchas maneras.
Dijo un Discípulo de Dios:
El Maestro, como Él quería que Le
llamaran sus Discípulos, decía que si alguien hacía algo mal hecho –no de
peligro–, el que lo conocía tenía que seguirlo, diciéndole: “Tú tienes que ser
como eres y no recibir el mal que quieren hacerte”. Si el recibir es
respondiendo al mal que te han hecho, ya quedas tú sin vivir las Palabras que
enseña el Maestro, Dios Hijo para todos”.
Se van a decir unas comparaciones para
que se piensen:
Si a uno que conoces te lo encuentras en
un mesón y, delante de muchos, te dice palabras como queriéndote ofender y
retirarte de Dios Hijo, Maestro como Él quería que Le llamaran, si tu contestar
es: “Mira, las palabras que estás diciendo no son tuyas, porque a mí no me
llegan. Yo sé tu interior y siempre me has quitado sufrimientos. Vamos a
cambiar y esta noche yo pago lo que hemos gastado”. El hacer este responder es
dar Enseñanza, levantar al caído, dar de comer al hambriento y buscar
pecadores, llevándolos donde vivan sin pecado y que ha Dios el Perdón Le pidan.
Estas Enseñanzas son para el espíritu,
como la comida es para el cuerpo. Si te dan una bofetada, ponte las manos en el
sitio que te la han dado, y así no devuelves el mal trato. Aquí, Dios te pagará
esa Enseñanza, que es Suya, para el que quiera vivirla y enseñarla.
Ya cambia el pensar, con la carne que
Dios te unió, cómo estaba en su despacho con su cuerpo y su traje, normal, como
cuando copiaba los Mensajes. Estas palabras dijo, con una mirada que no podías
decir que no tenía cuerpo con vida. Su mirada, lágrimas me llamaban. Ya dijo:
“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo le
hace falta a tu espíritu para ir al Prójimo con las Palabras que Dios te da en
su Gloria”.
Desperté, oí:
Sigue pidiendo por los que están aquí
unidos, para que reciban, por donde vayan, dándoles todo lo que justifique esta
Grandeza de Dios.
Dicen en la Gloria que ponga la cantidad
de niños que se veían. Eran niños con alas en la espalda y, otros más chicos,
en el cuello. Decían:
Los de las alas en el cuello, éstos son ángeles
que no tuvieron cuerpo.
Los que las tienen en la espalda son angelitos
que murieron de niños y sus cuerpos están en la Gloria, con los que no tuvieron
cuerpo”.
Se han nombrado los cuerpos, pero sólo
hay espíritus.
Los cuerpos Dios se los pone cuando hay
que verlos.
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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C8